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Por Marco Monteiro, con Portugal

Dos derrotas en 24 partidos oficiales es el balance con el que Fernando Santos llega a su segundo choque ante México del torneo, esta vez por el tercer puesto de la Copa FIFA Confederaciones 2017.

Al mencionarle FIFA.com su impresionante registro al frente del combinado portugués, Santos es claro. “Sí que estoy orgulloso, no por esa cifra, sino de mis jugadores, por lo que han logrado, la calidad, la voluntad, la entrega y la determinación que han mostrado. Por tanto, no puedo evitar sentirme orgulloso, no de mí personalmente, sino de mi equipo”, dice.

Esa convicción y esa fe en sus hombres es algo de lo que se hacen eco los jugadores que han hablado con FIFA.com durante la campaña rusa. Al entrevistarlos, hay un hilo común en el discurso de todos ellos: Santos es un vencedor, ha aportado una mentalidad ganadora y ha infundido al plantel una confianza y una garra que le han permitido hacer algo que no había conseguido nunca ninguna otra selección lusa, adjudicarse un gran trofeo.

“Creo que lo más importante es que es un líder”, afirma el defensor Pepe, quien lleva un decenio en la Selecçao. “Él nos marca la ruta, nuestra trayectoria, y la hemos seguido juntos”.

“Nos da la ambición de querer salir siempre a ganar”, explica Bernardo Silva, de 22 años, a FIFA.com. “Es un técnico que nos transmite, en todas sus palabras y en todas sus charlas, la mentalidad de un ganador”.

Al preguntársele si no existe el riesgo de confundir esa ambición y esas palabras con un exceso de confianza, Santos se apresura a distinguir ambos conceptos. “Confianza y presunción no son lo mismo. No es eso lo que quiero en mi equipo. Un equipo puede tener confianza y ser humilde a la vez. La humildad consiste en tener respeto por el adversario”, señala.

“Pero tampoco se trata de tener miedo, ni de sentirse intimidado. La humildad es reconocer que el rival tiene buenos futbolistas, que forman parte de un equipo que quiere lo mismo que nosotros. Para poder ganar hay que respetar eso y, luego, tener confianza en nuestras propias cualidades”.

Y aunque Santos, normalmente estoico, crea en la humildad y en el respeto, pudo verse una clara decepción y tristeza en su rostro después del partido de Chile, prueba de que esa derrota le afectó profundamente.

“Todos los partidos que perdemos me resultan muy complicados”, confiesa Santos acerca de su aspecto tras el revés sufrido a manos de la Roja. “Yo llevo muy mal las derrotas. Cuando pierdo, en esos momentos, lo paso muy mal. Pero luego miramos hacia delante, para afrontar el siguiente reto”, concluye.