sábado 31 diciembre 2016, 08:09

Sundhage: memorias más allá de los goles

Los recuerdos son infinitos en los 25 años de historia que tiene la Copa Mundial Femenina de la FIFA. En esta ocasión, nos remontamos a 1995, cuando Suecia, país precursor durante mucho tiempo del fútbol femenino, organizó la segunda edición del certamen. El torneo resultó una agradable mezcla de prestigio mundialista y carnaval regional. Los 26 partidos del campeonato no se jugaron solamente en el estadio Rasunda, a las afueras de Estocolmo, sino también en localidades más pequeñas como Gävle, Helsingborg, Karlstad y Västeras.

La elección de estas ciudades de tamaño medio tenía como objetivo captar la máxima atención posible, y las 14.500 personas que asistieron al choque inaugural fueron un buen comienzo. Tras una final a la que también acudió mucho público, y al cabo de las dos semanas que duró el Mundial, la cifra total de espectadores superó los 112.000.

En un ambiente típico de las vacaciones estivales del país escandinavo, las futbolistas se entremezclaban con la gente en un entorno distendido. Entre ellas se encontraba Pia Sundhage, una de las entrenadoras de fútbol femenino más laureada en la actualidad y una de las personalidades más conocidas en Suecia. En 1988, su imagen incluso quedó inmortalizada en un sello.

"Es muy querida", explicó recientemente Lotta Schelin en una entrevista con FIFA.com. "Preguntes a quien preguntes, todo el mundo sabe quién es, lo que representa y lo que ha conseguido. La mayoría te dirá también que es una persona admirable. Es muy popular, principalmente, por todo lo que ha hecho por el fútbol femenino como jugadora y como entrenadora".

Cuando el éxito se vuelve costumbre Como futbolista, Sundhage, natural de Ulricehamn, anotó 71 goles en 146 partidos con su selección, y fue una de las grandes responsables de que el combinado de las Tres Coronas no quedara apeado al término de la fase de grupos del Mundial del que fue anfitrión.

Y es que el torneo comenzó con susto para las locales, que perdieron 0-1 en su estreno ante Brasil y estuvieron contra las cuerdas frente a Alemania en la segunda jornada. La cosa pintaba mal desde el principio: la Mannschaft, dirigida por Gero Bisanz, se marchó al descanso con una ventaja de dos goles gracias a Bettina Wiegmann y Uschi Lohn. Sin embargo, las suecas sacaron todas sus fuerzas ante su afición y protagonizaron una remontada espectacular.

Malin Andersson recortó distancias desde los once metros y, a diez minutos del final, Sundhage hizo gala de su oportunismo al rematar a la red un rechace tras un libre directo. Poco después, la propia Andersson anotó el gol de la victoria. El posterior triunfo sobre Japón certificó el pase a cuartos de Suecia. No obstante, la RP China fue su verdugo en esta instancia y se impuso 3-4 en penales.

Curiosamente, al recordar la Copa Mundial que organizó su país, Sundhage no destaca ningún gol. En su lugar, ensalza la gran afluencia de público y a una persona en concreto. "Me acuerdo de Mia Hamm, lo cual puede sonar raro, pero vino desde Estados Unidos para promocionar nuestro Mundial. En el primer partido nos enfrentamos a Brasil, y el número de espectadores y la atención mediática fueron abrumadores. Aquel torneo fue muy bueno para el desarrollo del fútbol femenino en líneas generales", explicó Sundhage, de 56 años, en una entrevista con FIFA.com.

"Creo que, en primer lugar, se debió a las mujeres tan fuertes que hay en nuestra sociedad. De pequeña, tuve que cambiarme el nombre de Pia a Pelle, porque las niñas no podíamos jugar al fútbol. Por suerte, hoy día ya no existe ese problema. Nos ganamos el derecho a jugar al fútbol, por eso también tuvimos tanto éxito", añade sobre los motivos de la fortaleza del fútbol femenino sueco.

La campeona de Europa de 1984, amante de las canciones de Bob Dylan, colgó las botas en 1996 y continuó cosechando éxitos desde el banquillo. Su aventura le llevó a China, Estados Unidos y de vuelta a su país natal. Sundhage tomó en 2012 las riendas de la selección sueca, con la que aspira a alcanzar nuevas cotas. A mediados de este año ya dio un paso en esta dirección, cuando disputó la final del Torneo Olímpico de Fútbol Femenino. Para Sundhage, bicampeona olímpica como seleccionadora de Estados Unidos, esta plata significa un paso adelante en el largo camino que está dispuesta a recorrer con el entramado sueco.