El pasado julio, la Museumplein no se había teñido de su habitual naranja, sino de azul. La comunidad francesa de Ámsterdam había acudido en masa para celebrar su día de gloria moscovita en la plaza que acoge tradicionalmente las fiestas del fútbol holandés.

La selección de Países Bajos ni siquiera había logrado el billete para Rusia. Tras haber terminado cuarta de grupo en una floja campaña de clasificación para la Eurocopa 2016, se trataba de un golpe más para una nación que había quedado subcampeona mundial en Sudáfrica 2010 y tercera en Brasil 2014. Ahora, el equipo ya no contaba con el carismático Arjen Robben, y no tardó en imitarle Wesley Sneijder, renunciando también a la selección.

El combinado nacional neerlandés había tocado fondo. Y no parecía haber atisbos de un resurgir cuando se sortearon los grupos para la Liga de Naciones de la UEFA. Los holandeses se habían colado en la Liga A como la 12ª y última selección preclasificada. La consecuencia fue quedar encuadrados en un terceto temible, junto a las dos últimas campeonas de la Copa Mundial de la FIFA™. Casi nada…

“No había discusión al respecto; [todo el mundo asumía que] íbamos a quedar terceros”, admitió Ronald Koeman, que tomó las riendas de la selección en febrero. “Era Francia contra Alemania”.

Sin embargo, los Oranje han salido claramente de su depresión. En octubre, vencieron por primera vez desde 2002 a su acérrima rival Alemania por un contundente 3-0. El pasado viernes, pusieron fin a una racha de cinco derrotas consecutivas ante Francia (incluido un 4-0 el año pasado) con un cómodo triunfo por 2-0 tras maniatar a Kylian Mbappé y Antoine Griezmann. Y este lunes, los goles tardíos de Quincy Promes y Virgil van Dijk arrancaron un 2-2 en Gelsenkirchen para acceder a las rondas finales de la Liga de Naciones y dejar más hundida a la ya descendida Alemania.

Que los Oranje arrebatasen a los Bleus el primer puesto del Grupo 1 fue una especie de obra maestra a cargo de Koeman y sus ayudantes. Con 2-0 abajo y a falta de pocos minutos, optaron por lanzar al central Van Dijk hacia territorio enemigo.

“Recibí esa nota de Dwight Lodeweges y Kees van Wonderen”, reveló Koeman. “Cuando íbamos perdiendo 2-0, me preguntaron si debíamos cambiar las posiciones y les dije que sí”.

“Enseguida tuve la nota en mi poder”, añadió. “Así que se la di a Kenny [Tete]. Es fantástico que el empate llegase a través del jugador al que se le dijo en la nota que se fuese hacia arriba”.

“Es una sensación estupenda”, afirmó un entusiasmado Van Dijk. “Todos deberíamos estar orgullosos de nosotros mismos. Personalmente, yo sé que lo estoy. Hemos trabajado muy duro en cada partido, y verse recompensados por ello es fantástico”.

Países Bajos sólo ha perdido 1 de sus 9 últimos partidos a las órdenes de Koeman, en una serie que incluye un triunfo por 3-0 sobre un Portugal comandado por Cristiano Ronaldo y un admirable empate en Bruselas que a punto estuvo de acabar con una racha de 21 años sin conocer la victoria contra Bélgica. Y el técnico de 55 años está haciendo rendir al máximo a sus discípulos…

Van Dijk no sólo es el defensa más caro del mundo, sino también el mejor para cada vez más gente, como opinan, por ejemplo, Andy Gray, Eden Hazard, Jamie Redknapp, Mo Salah y Chris Sutton. Matthijs de Ligt, de 19 años, ha ofrecido indicios de que Países Bajos podría tener la mejor pareja de centrales del mundo cuando comience la fase de clasificación para Qatar 2022.

Frenkie de Jong, de 21 años, sigue suscitando las comparaciones con Xavi. Gini Wijnaldum se está mostrando infalible. Y Memphis Depay, que no oculta su confianza en que algún día puede obtener el premio The Best al Jugador de la FIFA, lleva registrados en 2018 nada menos que 41 goles o asistencias en 53 partidos con su club y su selección.

La Museumplein ya no es azul, el lunes por la noche volvió a teñirse de naranja…