martes 07 marzo 2017, 09:08

Marcelo Díaz, sobrevivir con el balón en el pie

Las rivalidades futbolísticas más encendidas suelen darse entre vecinos. Y si el destino se empeña en cruzar sus caminos en las instancias más decisivas, la trascendencia del siguiente envite se sobredimensiona. Es el caso de los enfrentamientos entre Argentina y Chile de los últimos años.

Luego de que Chile se coronase campeón continental derrotando a Argentina en las finales de la Copa América 2015 y la Copa América Centenario 2016, el cruce ha ganado en intensidad. La Roja y la Albiceleste volverán a medirse el 23 de marzo en el Estadio Monumental de Buenos Aires en el marco de la eliminatoria sudamericana para la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™.

“Será un partido muy exigente porque ambos necesitamos puntos”, afirma el centrocampista chileno Marcelo Díaz en conversación exclusiva con FIFA.com. “Argentina está ahora en el repechaje y ya necesitan ganar”. Ciertamente, la selección de Edgardo Bauza ocupa la quinta posición de la tabla sudamericana, con un punto menos que Chile, dueño de la última posición con billete directo al Mundial. Faltan seis partidos y cada error se pagará carísimo.

“Jugar en el Monumental de River Plate va a ser muy excitante para todos. Y, además, con toda la rivalidad que hemos obtenido con Argentina en los últimos años. Será un partido muy difícil para ambos equipos. Lógicamente, espero que Chile salga ganador”, apunta el jugador del Celta de Vigo, para el que el partido cuenta con una complicación mayúscula. “El mejor jugador con el que me haya enfrentado es Messi. No hay ninguno como él. Es el mejor del mundo y lo seguirá siendo por mucho tiempo”, comenta después de haber sufrido la inspiración del astro argentino en el reciente partido de la Liga que perdieron por 5-0 en el Camp Nou.

Por semejante figura, y a pesar de lo que diga la clasificación actualmente, el conocido como Carepato, no tiene dudas: “Para mí está claro que Argentina y Brasil van con boleto directo al Mundial. Independientemente de cómo estén en este momento, son grandes selecciones que tienen enormes jugadores y no cabe en mi cabeza que Messi y Neymar se vayan a quedar fuera del Mundial”.

Y completa su pronóstico: “Colombia tiene un muy buen equipo y creo que va a clasificar. El otro que debe clasificar para mí es Chile, está claro. Uruguay está muy fuerte y Ecuador lo viene haciendo bien. Así que entre estos cuatro se reparten el resto de boletos”.

Buscando alternativas y soluciones A sus 30 años, el Chelo atraviesa un momento dulce en su carrera. Tras triunfar en “la gloriosa Universidad de Chile”, tal como él mismo se refiere al club de su corazón, emigró a Europa y le tocó curtirse en Suiza y Alemania.

“Aprendí mucho de la exigencia física de estas ligas. La envergadura física de esos jugadores te hace ser un poco endeble a la hora de enfrentarlos, pero busqué alternativas a mi juego”, reconoce el jugador, que con sus 1,66 de altura, tuvo que empuñar otras armas. “Sobrevivía con el balón en el pie, que es lo que me gusta y lo que mejor sé hacer. Ir al cuerpo a cuerpo no es lo mío, no lo fue y nunca lo será, así que había que buscar alternativas. Y fue tener el balón en los pies, para hacer la diferencia”.

Tras el Basilea suizo y el Hamburgo alemán, el Chelo aterrizó en la Liga española en enero de 2016. En el Celta de Eduardo Berizzo, quien fuera asistente de Marcelo Bielsa en la selección chilena que compitió en Sudáfrica 2010. Y el estilo de juego del club, tan similar al de la Roja, facilita todas las transiciones: “Sí, hay conexiones muy claras. Es de la misma escuela. Berizzo tiene todas las similitudes con el trabajo de Bielsa y Sampaoli, que dejaron su huella en Chile. Los esquemas son los mismos, los métodos también”, afirma quien se ha convertido en uno de los pilares del centro del campo chileno desde que Sampaoli lo hiciera debutar en 2011, en las eliminatorias para Brasil 2014. Hoy, Juan Antonio Pizzi sigue confiando en él.

“Me encuentro muy bien físicamente. Estoy en un buen momento y eso me hace jugar tranquilo, sin dudas de lo que puedo hacer”, nos explica tras una época complicada en el que las lesiones le rompían constantemente el ritmo. “Recaer tantas veces te genera cierto miedo, porque no quieres perder un partido y la continuidad. Pero eso ya es pasado. Ahora llevo una buena racha sin recaídas”. Puntualiza que los cambios en la forma de entrenar, en la alimentación y el descanso le han puesto en la buena senda.

Descanso a pesar de haber aumentado recientemente la familia, pero la pequeña Colomba y Maximiliano no dan guerra. De hecho, son su fórmula para desconectar mientras busca con quién practicar su otra pasión, el tenis. Aunque reconoce que le cuesta desengancharse del fútbol. “Veo fútbol todo el día. Me gusta y lo necesito. Quiero estar informado de lo que pasa, conocer a los jugadores. Mi vida es el fútbol y necesito estar metido en el ambiente”. Asegura que su intención es hacer el curso de entrenador porque le interesa ese otro aspecto del fútbol. Pero es un proyecto de futuro, porque el presente le mantiene trabajando vestido de corto.

Y trabajo. Ése es su consejo para los jóvenes que vienen. Es su receta para el éxito. Y él, autoexigente al máximo, se pone tareas. “Me gustaría crecer mucho más en la parte defensiva de mi juego y la única manera de lograrlo será seguir trabajando”, sonríe.

Admirador de Xavi, el Chelo se muestra también rendido, como no podía ser de otro modo, al gran Marcelo Salas: “Siempre fue mi ídolo. Lo veía jugar en la Universidad de Chile y, como dicen los españoles, yo flipaba con él. Me encantaba y luego tuve la suerte de ser compañero cuando yo recién iniciaba mi carrera. Fue un gusto poder conocerlo y compartir camarín con él. Y darte cuenta de que es un persona muy humilde. Te enseñaba sin palabras. Regresó a Chile para terminar su carrera y aun así entrenaba duro, más que los más jóvenes, y eso te llamaba la atención”.

Él quiere dejar la misma enseñanza. Trabajo y sacrificio para lograr sus objetivos. El próximo está en Rusia. “Confiamos en clasificar a ese Mundial al que llegaríamos con la rabia de querer quitarnos aquella espina que nos quedó en Brasil. Quedamos muy dolidos después de esa eliminación y con sed de revancha. Rusia será un buen momento para esta generación chilena”.