jueves 01 septiembre 2016, 13:50

O Fenómeno en todo su esplendor

  • Ronaldo, enlazando a la perfección con Rivaldo, deslumbró en Francia 1998

  • Dobló a su rival más cercano en la votación del Balón de Oro

  • Nuestra foto lo captura escapando de los holandeses

A menudo se recuerda al Ronaldo de Francia 1998 únicamente por la final y por el misterio que envolvió a su desvanecimiento previo.

El dramatismo de la situación quizá lo haga comprensible, ya que la antesala de la derrota de Brasil a manos de Francia quedó eclipsada por un episodio que dejó conmocionada a toda la Seleçao. “Sufrí una convulsión por la tarde, después de comer”, recordaba Ronaldo. “Estuve inconsciente tres o cuatro minutos. No sé por qué. Nadie lo sabe. ¿Fue la presión o fueron los nervios? Tal vez. Cuando estás ahí y respiras la competición, lo único que importa es la propia competición. No puedes desconectar. Hay mucha presión”.

No es de extrañar que Ronaldo se viera sobrepasado por las expectativas. Al fin y al cabo, llevaba todo el torneo justificando la vitola de mejor jugador del mundo con la que llegó a Francia. De hecho, y aunque su rendimiento en la final fue, lógicamente, deslucido, no hay que olvidar por qué se adjudicó con holgura el Balón de Oro en la cita gala, obteniendo más del doble de votos que el segundo clasificado.

Goles como el de esta imagen lo convirtieron en un candidato obvio y muy popular para proclamarse el futbolista más destacado del Mundial. Éste en concreto fue el cuarto tanto de Ronaldo en el certamen, y el que rompió el empate en una semifinal épica contra Países Bajos. Además, ilustró a la perfección las cualidades de O Fenómeno, porque, partiendo prácticamente desde tierra de nadie, se coló entre la defensa holandesa exhibiendo velocidad y potencia para dejar atrás a sus rivales, y acto seguido, coló el balón por entre las piernas de Edwin van der Sar con un disparo preciso.

Rivaldo, que le brindó un pase en profundidad sublime, subrayó lo fácil que resultaba dar asistencias de este tipo a un delantero de su clase. “No tardé nada en entenderme con Ronaldo”, reconoció el entonces número 10 de Brasil. “Él sabía cómo jugaba yo y yo sabía dónde le gustaba recibir el esférico. Era muy sencillo jugar con él, porque era buenísimo a la hora de encontrar los mejores espacios tanto dentro como fuera del área. En cuanto yo recibía la pelota, Ronaldo ya sabía qué iba a hacer con ella”.

Ronaldo volvió a marcar en la tanda de penales que decidió este duelo de semifinales disputado en Marsella, después de que Patrick Kluivert anotara el empate en los últimos compases del encuentro y forzara la prórroga. "Ha sido muy, muy difícil, pero ahora nos queda otro partido por jugar", declaró Claudio Taffarel, otro de los héroes brasileños, al término del choque. "Brasil merece un momento de alegría. Llegamos a la final con un gran impulso”.

Ese impulso quedaría, sin embargo, lastrado por los acontecimientos de aquella tarde del 12 de julio de 1998 sobre los que tanto se ha especulado. Pero, más allá de especulaciones y debates, hay una cosa clara: que Brasil habría regresado mucho antes a casa de no ser por su fenomenal número 9.**

¿Sabías que...?

Las famosas alineaciones, modificadas en las horas previas a la final (una sin Ronaldo y la otra con él en el once brasileño), se encuentran entre los objetos expuestos en la vitrina dedicada a Francia 1998 en el Museo del Fútbol Mundial de la FIFA en Zúrich.