viernes 24 marzo 2017, 11:03

Paulinho responde a la confianza de Tite

Paulinho ya se había resignado a decir adiós a la selección brasileña. Sin embargo, no estaba satisfecho con la forma en que había concluido su carrera en el combinado nacional.

Hace pocos años, oyó a Ronaldo deshacerse en elogios hacia su último partido con la Seleção. Su despedida había incluido hombretones llorando, discursos conmovedores y un Fred que celebró su solitario gol contra Rumania al estilo de O **Fenómeno, levantando el dedo índice. Paulinho nunca esperó que a él fuesen a ponerle una alfombra roja, pero sí soñaba con despedirse a lo grande. Lo cierto es que sus últimos días con el cuadro brasileño se habían saldado con sendas goleadas a manos de Alemania y Países Bajos.

Las cosas siguieron yendo a peor cuando el brasileño se incorporó a su club tras la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™. Era uno de los puntales del Tottenham Hotspur, pero tan sólo fue titular en tres ocasiones a las órdenes del nuevo entrenador, Mauricio Pochettino. Y aunque había tenido ofertas de equipos como Arsenal, los dos de Manchester, Milan o Inter, de repente el interés por sus servicios pareció desvanecerse. Así las cosas, cuando recibió la llamada del Guangzhou Evergrande chino a mediados de 2015, no lo pensó un segundo.

“Todo el mundo dijo que con eso se acabaría cualquier esperanza de volver, y yo dejé incluso de soñar con la Seleção”, admite el jugador, ausente de todas las listas de Dunga durante su segunda etapa como seleccionador. “Mis seis últimos meses en el Tottenham fueron tiempo perdido, y simplemente me alegré de tener la oportunidad de volver a jugar al fútbol”.

Y vaya si lo hizo. Transcurridos seis meses desde su fichaje, Paulinho fue una pieza fundamental en la conquista de la Superliga china y la Liga de Campeones de la AFC del conjunto de Luiz Felipe Scolari, y causó sensación en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA celebrada en Japón, donde únicamente fue superado por el barcelonista Luis Suárez en la tabla de anotadores. Deslumbrar en ese torneo, y en tierras niponas, era algo a lo que ya estaba acostumbrado: la vez anterior que el Mundial de Clubes se disputó en el país del sol naciente, el polivalente centrocampista brilló con luz propia, al ser uno de los artífices de la victoria del Corinthians sobre el Chelsea en la final de 2012.

La segunda vida de Paulinho Su entrenador en aquella época era Tite, de modo que cuando éste fue designado técnico de Brasil hace nueve meses, Paulinho volvió a soñar con la Seleção. Ante la sorpresa general, el jugador, de 28 años, sería incluido en la primera lista del nuevo seleccionador. Y, a continuación, en su primer once.

Desde entonces, Paulinho no ha vuelto a mirar atrás: anuló a James Rodríguez en el 2-1 de los suyos contra Colombia, marcó en el triunfo por 3-0 ante Argentina y, con su triplete en Montevideo, ha contribuido a que Brasil haya registrado por primera vez en su historia siete victorias al hilo en eliminatorias.

Y eso que Uruguay comenzó adelantándose este jueves en el marcador del Estadio Centenario gracias a un gol de Edinson Cavani. Pero poco después comenzaría el recital de Paulinho, primer jugador visitante que le mete tres goles a la Celeste en eliminatorias y desde ya el volante de contención más goleador de la historia de la Seleção con 9 tantos, por delante de los 6 de Falcão, Alemão, César Sampaio, Dunga y Emerson.

“Ni siquiera me había pasado nunca por la cabeza”, confiesa Paulinho, sobre a posibilidad de lograr una tripleta en el Centenario. “Es lo que decimos siempre. Nos hemos esforzado todos los días, y no ha sido casualidad. Doy gracias a Dios por esta fase que estoy atravesando y por la ayuda de mis compañeros”.

“Hemos hecho un gran partido y conseguido una gran victoria. Sabíamos que no lo íbamos a tener fácil hoy aquí. Nos habíamos propuesto ganar, y para conseguir este resultado ha habido que mantener la concentración y la sangre fría. Ahora hay que seguir en la misma línea, con grandes actuaciones. Estoy convencido de que la Seleção todavía tiene mucho que ofrecer”.

Y Tite, su valedor, el hombre que le ha rescatado para la causa, añade: “La vida y la edad le ayudan a uno a madurar. A mí me hubiera gustado tener su madurez a los 28 años, cuando jugaba. Está en una gran forma física. Su desempeño y sus goles hablan por sí solos”.

Quién sabe, quizás Paulinho acabe teniendo al final esa anhelada despedida de ensueño…