sábado 10 diciembre 2016, 07:45

El vuelo del duelo a la ilusión

Su labor suele quedar en un tercer plano. El jugador se prepara físicamente, luego asimila los conceptos tácticos, y después se activa mentalmente para afrontar los desafíos. Pero el doctor Orlando Caicedo ha tenido que tomar un, indeseado, papel protagonista en los últimos días. Porque tras la tragedia aérea del Chapecoense brasileño, que tan duro golpeó a la familia del Atlético Nacional, el equipo Verdolaga debía emprender un largo viaje para disputar la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Japón 2016.

“Hay jugadores muy golpeados. Hay unos que se han sentido más que otros, también proyectando esas 22 horas de vuelo que nos esperan. Ése es el riesgo de esta profesión, estamos expuestos a esta situación. El doctor Caicedo ha empezado a trabajar y seguro algunos futbolistas lo buscarán de manera individual. Esperamos asimilar esto, pero no es fácil”, comentaba el entrenador Reinaldo Rueda poco después del desgraciado accidente.

Y el psicólogo del equipo no ha dejado de dar apoyo desde ese instante. “Se ha trabajado mucho en el grupo. Nos tocó acelerar las cinco fases que se tienen cuando hay un duelo (ndlr: negación, ira, negociación, depresión y aceptación). Tocó reducirlas a dos, tres o cuatro días, no solamente con técnicas ortodoxas convencionales, sino emplear metodologías como la psiconeuroterapia y técnica de una subespecialidad que es la ciencia pránica”, explica para FIFA.com. 

“Los jugadores han sido los más vulnerables a esta situación, son los que hemos visto más afectados, ya sea porque lo manifestaban o por sus condiciones. Su sensibilidad se ha evidenciado en su comportamiento en el día a día”, puntualiza el psicoterapeuta.

La vulnerabilidad se incrementa por la empatía que los futbolistas tienen hacia sus colegas de profesión, esos 17 brasileños que también defendían los colores verde y blanco. Y la repetición de un hecho, un vuelo largo, acentúa la situación. De todos modos, el primer tramo del viaje, de Medellín a Bogotá, donde el equipo disputó el partido de ida de las semifinales del Torneo Clausura sirvió para testear sensaciones. “De alguna manera nos ha servido como un experimento para ver que realmente la terapia ha surtido efecto. Digamos que no existe esa ansiedad, esa preocupación, ese temor o ese miedo”.

Sacarse el suceso de la cabeza Y es hora de recuperar la normalidad. Por eso, los servicios médicos del equipo han solicitado a los medios de comunicación que, en la medida de lo posible, no se les pregunte a los jugadores por este trágico evento. Quieren que, aunque el recuerdo permanezca en sus corazones, se les vaya de la cabeza, en la medida de lo posible, para que puedan centrarse en lo deportivo.

De igual modo, se volvió a las rutinas habituales en los viajes. “Entre menos actividades que tiendan a recordar el evento, es más fácil el comportamiento de ellos. Hicimos un vuelo normal, un vuelo en el cual cada quien, de acuerdo a sus gustos, tuvo diferentes actividades de entretenimiento: su tablet, su celular, las películas, libros, o incluso con su misma camaradería como son las bromas”, apunta Caicedo.

Y una vez en Osaka, toca reconvertir todas esas sensaciones en energía positiva. “Lo vemos como un estímulo para rendir. Vamos a dar lo máximo para poder facilitar las cosas y de esa manera honrar a esas personas que se nos fueron”, apunta.

En el mismo momento que se levantó la Copa Libertadores, empezó a nacer en la familia verdolaga una intensa ilusión hacia la cita mundial en Japón. Una ilusión que no ha hecho sino crecer, y que ahora, recibe un impulso extra.

Los orgullosos subcampeones de la Copa Sudamericana 2016, por voluntad propia, quieren saciar sus ansias de ganar con otra copa, la del Mundial de Clubes. “Cuando se tomó la decisión (ndlr: de ceder el título a Chapecoense, su rival en la final de la Sudamericana) se tuvo en cuenta el sentir de cada uno de los futbolistas, para elevar la solicitud a la CONMEBOL. Una idea que, al nacer de ellos, hace que más adelante se convierta en un aliciente extra para obtener la Copa del Mundial de Clubes”.

Así que el Verde de la Montaña ya está aquí, en Osaka, listo para defender, con más razones que nunca, los colores verde y blanco.