jueves 10 marzo 2016, 08:30

El realismo y la ambición bielorrusas no están reñidos

Desde su independencia de la Unión Soviética en el año 1991, la selección nacional de fútbol de Bielorrusia, un país de diez millones de habitantes, no ha logrado clasificarse todavía para un gran torneo. Sin embargo, sí se ha hecho notar con algún que otro buen resultado, sobre todo en las categorías inferiores.

El hecho de que el combinado absoluto se encuentre, merced a sus resultados positivos, entre los que más posiciones han escalado en la última Clasificación Mundial FIFA/Coca-Cola, donde ocupa la 64ª posición (su mejor puesto desde 2013), se debe también en parte al seleccionador Aleksandr Khatskevich, que tomó las riendas del entramado bielorruso en diciembre de 2014.

"No sabía que habíamos subido tanto", reconoce el preparador de 42 años en su entrevista con FIFA.com. "Puede que para algunos ser 64º sea un buen resultado, pero para mí sólo cuenta la clasificación para un Mundial o para una Eurocopa", señala.

Encuadrada en el Grupo C del clasificatorio para la Eurocopa de la UEFA 2016, Bielorrusia protagonizó una valerosa actuación. Se dejó la piel en su derrota por 0-1 a manos de España, vigente campeona continental, en el choque que las enfrentó en Borisov en junio del año pasado, y dio la campanada con un triunfo por 0-1 en Eslovaquia. Finalmente, estos resultados le valieron para ser cuarta, por detrás de españoles, eslovacos y ucranianos.

"Lo más importante para nuestro equipo son la confianza y el respeto, tanto dentro como fuera de la cancha. Y no sólo hacia nuestros compañeros, sino también hacia nuestros rivales", indica Khatskevich, que disputó 38 partidos con su selección entre los años 90 y la primera década del nuevo milenio.

"Debemos encontrar nuestro propio estilo. En estos momentos no contamos con estrellas ni grandes individualidades, por eso nos centramos en el juego colectivo y en la disciplina. Solamente si todos los jugadores se apoyan entre sí podremos conseguir los resultados necesarios", explica.

Bielorrusia tiene en Aleksandr Hleb a un centrocampista creativo que, gracias a sus etapas en el VfB Stuttgart (2000-2005), el Arsenal FC (2005-2008) y el FC Barcelona goza de una gran popularidad también en Europa Occidental. No obstante, el futbolista de 34 años, que milita actualmente en el Gençlerbirligi turco, ya no es un jugador de peso en el combinado nacional

Un dato que Khatskevich aclara así: "Son futbolistas a los que no hace falta probar en encuentros amistosos. Cuando está motivado, Aleksandr es una pieza decisiva de nuestro equipo. Es una mera cuestión de motivación. ¿Quién podría ser el próximo Aleksandr Hleb? Difícil pronosticarlo, porque hay buenos jugadores en su posición. Pero, de momento, prefiero no dar ningún nombre".

Los triunfos de la sub-21 Es evidente que Bielorrusia dispone de una reserva de futbolistas jóvenes de lo más interesante, algo que ha quedado demostrado principalmente en la categoría sub-21. No en vano, el cuadro bielorruso ha jugado tres veces la fase final del Campeonato de Europa Sub-21 (2004, 2009 y 2011), y hace cinco años finalizó en tercera posición en el torneo celebrado en Dinamarca. En aquella ocasión cayó en la prórroga de las semifinales ante España, que acabó ciñéndose la corona continental, y selló así su clasificación para el Torneo Olímpico de Fútbol de Londres 2012.

"No cabe duda de que los excelentes resultados de nuestra sub-21 benefician a la absoluta, porque a fin de cuentas son muchos los jugadores que logran dar el salto de una categoría a otra. La clasificación para los Juegos Olímpicos de 2012 demuestra que nuestros jóvenes están a un buen nivel", opina Khatskevich, quien al mismo tiempo advierte: "La diferencia principal entre el fútbol juvenil y el fútbol profesional es la constancia. Un jugador sub-21 puede hacer dos o tres partidos espectaculares y luego sufrir una bajada prolongada de rendimiento. Para algunos futbolistas, el salto de la sub-21 a la absoluta representa un gran desafío", sostiene.

Pero también el combinado absoluto de Bielorrusia ha vuelto a firmar actuaciones convincentes, y dejó a cero su portería en los últimos tres partidos de clasificación para la Eurocopa, en los que ganó a Luxemburgo (2-0) y Eslovaquia (0-1), y empató con Macedonia (0-0). "Lo cierto es que no prestamos especial atención al trabajo defensivo", admite Khatskevich.

Además, el cuadro bielorruso llegó a ir ganando 1-2 en su visita a Rusia, anfitrión del próximo Mundial, en un amistoso disputado en junio de 2015, pero acabó sucumbiendo por 4-2 después de introducir varios cambios en el equipo. Un buen resultado para el seleccionador bielorruso, pero en ningún caso suficiente: "Para algunos fue algo realmente asombroso, pero para mí fue negativo. También hay quien dice que el 0-1 contra España fue un buen resultado, pero insisto: solamente un empate o una victoria son resultados positivos. En cualquier caso, el partido contra España sirvió para demostrar que el equipo puede plantarle cara a cualquier rival siempre y cuando juegue organizado".

Difícil misión en el horizonte El ambicioso seleccionador no está solo en su sueño de clasificarse para la Copa Mundial de la FIFA 2018™, que se celebrará en la vecina Rusia, pero la desilusión tras el sorteo fue natural, ya que Bielorrusia quedó encuadrada en el Grupo A junto con Países Bajos, Francia, Suecia, Bulgaria y Luxemburgo.

"Sabemos cuál es nuestro lugar en el fútbol europeo y mundial. Nos han tocado rivales muy fuertes. Por un lado, siempre es complicado enfrentarte a selecciones de ese calibre, pero, por otro, será una prueba de fuego para el equipo. Uno descubre sus virtudes gracias a los buenos resultados", explica Khatskevich.

¿Sueña entonces con la clasificación? "Es difícil calcular cuáles son nuestras posibilidades, pero lo que sí estoy en disposición de asegurar es que intentaremos obtener el mejor resultado posible en cada partido. Confío en que no le pondremos las cosas fáciles a ningún contrincante", dice el técnico para concluir. Una advertencia, sí, pero también una promesa que bien podría sentar las bases de un nuevo ascenso del combinado bielorruso en el ranking mundial.