“Mis inicios como seleccionador de Georgia no fueron fáciles. Me enfrentaba a un nuevo desafío en mi carrera de entrenador y enseguida me di cuenta de que iba a poder contar con jugadores de mucho talento, pero también tuve claro que tendríamos que trabajar mucho para lograr éxitos”.

En declaraciones a FIFA.com, Vladimir Weiss resume con estas palabras sus primeros dos años al frente del combinado georgiano. En marzo de 2016, cuando el técnico eslovaco tomó las riendas de su actual equipo en sustitución de Kakhaber Tskhadadze, los Jvarosnebi atravesaban un momento complicado. Georgia había caído hasta el puesto 137º de la Clasificación Mundial FIFA/Coca-Cola [n.d.r.: en 2015 tocó fondo al descender hasta el 154º] y se había quedado muy lejos de lograr la clasificación para la Eurocopa 2016.

Sin embargo, con la llegada de Weiss, los brotes verdes de la esperanza volvieron a aflorar para una Georgia que poco después de cambiar de técnico conquistó un triunfo de prestigio frente a España (0-1) que sirvió para poner sobre aviso a los rivales y demostrar que el técnico de 53 años comenzaba a dar con la tecla. Así, en febrero de 2018, el combinado georgiano volvió a colarse entre los cien mejores equipos de la Clasificación Mundial FIFA/Coca-Cola.

“Nuestra fortaleza es que tenemos un equipo joven y con ganas de hacerlo bien. No contamos con grandes estrellas como fueron en el pasado Lewan Kobiashvilli [el hoy presidente de la Federación Georgiana de Fútbol] o Kakhaber Kaladze [exjugador del AC Milan], pero formamos un bloque unido. Todos y cada uno de los futbolistas deben estar en plena forma, y solo así tendremos opciones de lograr algo grande”, asegura.

“Históricamente, Georgia ha contado siempre con jugadores de gran calidad técnica que saben manejar la pelota, aunque también tenemos que aprender a trabajar sin balón y a defender bien. Antes de mi llegada no era raro que el equipo recibiese cuatro o cinco goles y que sufriese derrotas abultadas, pero en la fase de clasificación para el Mundial ya se vio que hemos dado un paso adelante y que ahora nuestros partidos son más parejos en cuanto a resultado", dice.

"Ya no nos marcan tantos goles. Ahora tenemos que seguir creciendo y alcanzar un equilibrio entre el ataque y la defensa, porque necesitamos marcar más goles para poder ganar partidos. Con todo, estoy convencido del potencial de este equipo, y por eso he renovado mi contrato”, continúa.

Eslabones de la cadena En la competición preliminar de Rusia 2018, los pupilos de Weiss sumaron cinco puntos que al final solo les sirvieron para ser penúltimos en el Grupo D. “Conseguimos cinco empates a pesar de que nos tocó un grupo difícil. No me gusta hablar de suerte en el fútbol, porque al final siempre decide la calidad, y nosotros debemos mejorar algunas cosas si queremos obtener mejores resultados en el futuro”.

Y es que Georgia alcanzó hace 20 años el puesto 52º, su techo histórico en el escalafón internacional hasta la fecha, lo que demuestra que tiene potencial para estar más arriba.

Weiss sabe bien lo que es llevar a un modesto a alcanzar altas cotas. No en vano, en la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010, el técnico eslovaco guió a la selección de su país hasta los octavos de final en la primera participación del combinado centroeuropeo en la competición mundialista. En aquella ocasión, la selección eslovaca superó en la fase de grupos nada menos que a la tetracampeona del mundo Italia. “Me gustaría conseguir algo así con Georgia. Sería fantástico”, reconoce.

Lo que viene La siguiente prueba de fuego empieza en el otoño boreal de 2018, cuando arranca la Liga de Naciones de la UEFA. Para Weiss es precisamente esta competición la que ofrece a las selecciones pequeñas una oportunidad de lograr algo grande, ya que el nuevo formato les beneficia.

En 2018, Georgia se enfrentará por dos veces a Kazajstán (puesto 136º de la Clasificación Mundial), Letonia (132º) y Andorra (137º), todos ellos rivales situados por debajo de los Jvarosnebi en el escalafón internacional. El sueño de clasificarse por primera vez para un gran certamen parece por tanto posible.

No obstante, antes de volver a la competición con su equipo, Weiss estará muy pendiente de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018. “Iré a Rusia. De hecho, acabo de estar en el país que organiza la cita mundialista para ver a varios de mis internacionales en el duelo de rivalidad local que disputaron el Lokomotiv y el Spartak de Moscú. Los estadios del Mundial tienen una pinta magnífica. A los rusos les encanta este deporte y durante mi etapa como entrenador en tierras rusas me quedé prendado del país y de su fútbol. Espero y creo que el de Rusia puede ser el mejor Mundial de la historia”.