Senegal, 24º de la Clasificación Mundial FIFA/Coca-Cola en el mes de agosto, se ha dado el lujo de terminar el año como número uno de África, situándose en el puesto 23 en noviembre y, posteriormente, en diciembre, por delante de Túnez (26º).

Este nuevo estatus de los Leones de la Teranga supone una merecida recompensa al trabajo llevado a cabo por Aliou Cissé desde que se hizo cargo del equipo, en 2015. En menos de tres años, el excapitán de la selección ha vuelto a situar a su país en el mapa internacional, con un regreso a la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™ como gran logro.

La clasificación para Rusia 2018 puso fin a 16 largos años de travesía por el desierto. Aun así, Cissé no consiguió repetir desde la línea de banda lo que había logrado dentro de la cancha en la primera participación de Senegal en el torneo, en 2002: un histórico e ilusionante pase a cuartos de final.

En esta ocasión, Senegal tuvo que hacer las maletas al término de la primera fase, aunque puede enorgullecerse de haber protagonizado el mejor desempeño de un conjunto africano en el certamen ruso, con cuatro puntos en el Grupo H. Llegó a acariciar los octavos, de los que se quedó fuera únicamente por dos tarjetas, ya que Japón se hizo con la segunda posición de su liguilla gracias al (cuatro amarillas, por seis de su oponente), algo que nunca había sucedido en la historia del Mundial.

Un año y medio antes de regresar a la prueba, los senegaleses se habían conjurado para recuperar su prestigio de antaño en el panorama continental, después de acumular sucesivos desengaños en la Copa Africana de Naciones tras la cuarta plaza lograda en 2006, alternando ausencias y eliminaciones en la primera ronda.

Durante la CAN 2017, los hombres de Cissé se auparon a los cuartos de final, donde cayeron en la tanda de penales frente a Camerún (0-0, 4-5 PEN), futuro campeón del torneo. Y todo apunta a que el próximo mes de junio acudirán a Egipto entre los grandes favoritos de la CAN 2019, después de obtener la clasificación haciendo alarde de autoridad. Aunque fue finalista en 2002, Senegal nunca ha alzado el título continental.

El cuadro senegalés rebosa calidad, y tiene la suerte de contar con un futbolista excepcional en sus filas. El equipo de los años 2000 tenía a El-Hadji Diouf como gran estandarte, mientras que el actual dispone de Sadio Mané. Desde su estreno con el combinado nacional, en 2012, este dinámico extremo se ha convertido en el líder técnico de un conjunto del que luce el dorsal número 10 y, desde Rusia 2018, el brazalete de capitán.

Fue el segundo jugador más utilizado por Cissé en 2018, después de Kalidou Koulibaly. Y aunque solo tiene 26 años, ya ocupa una posición destacada en la lista de los máximos artilleros de la historia de la selección (es 7º, con 15 goles) y de quienes más internacionalidades suman (58, 10º).

Mané fue superado por segundo año consecutivo en el premio al mejor jugador africano del año por su compañero del Liverpool Mohamed Salah, pero no ocultó sus ambiciones personales ante la prensa: “¡Voy a esforzarme más todavía! Lo daré todo para ganar. Es mi sueño desde que era niño”. En Senegal, la ambición de ser el mejor es algo que se cultiva... y que echa raíces.