lunes 12 septiembre 2016, 16:21

Ramírez, ansioso por demostrar su valía

La calidad no entiende de años, aunque Diego Ramírez es alguien particularmente impaciente. Y debe serlo para debutar en un Mundial con 17 años.

Por si eso no bastase, el prometedor joven se mostró repleto de confianza durante su estreno, ante Egipto, a pesar de la abultada derrota que sufrieron los cubanos (7-1), que dejó un sentimiento de impotencia en el plantel. “Yo intento exhibir confianza ante los rivales. Eso ayuda a alcanzar una posición dominante”, explica a FIFA.com.

¿Presión o desempeño decepcionante? Es algo en lo que prefiere no entrar. Este adolescente no es un gran adepto de los exámenes de conciencia, sino que prefiere pasar a la acción. “Ya fui el jugador más joven en los clasificatorios de la CONCACAF, me he acostumbrado a la atención, y eso no me afecta demasiado. Me resulta más bien indiferente. Lo que intento, simplemente, es hacer un buen partido”, asegura, con claro convencimiento.

Todo parece casi demasiado fácil. Lo más curioso es que Ramírez empezó a practicar el fútsal hace apenas dos años. Después de su paso por el fútbol once, protagonizó un arranque fulgurante en este nuevo deporte, como si siempre hubiese estado destinado a brillar en las pistas.

Fue la revelación de la CONCACAF, y ahora quiere seguir quemando etapas en Colombia. Contra Egipto, su seleccionador, Clemente Reinoso, no dudó en darle pronto la alternativa, y lo mantuvo mucho tiempo dentro de la cancha. “El entrenador me pidió que tomase iniciativas en el juego, que tratase de animar el partido”, señala.

Impaciencia y ambiciones Y sus primeros toques resultaron acelerados, sin duda por el afán de rendir a un gran nivel demasiado pronto. “Soy consciente de mi potencial, y me alegro de tener un equipo detrás de mí. Me aconsejaron que siguiese intentándolo. En el segundo tiempo las cosas no podían más que mejorar”, afirma el participante más joven de Colombia 2016.

Al final, la suerte no acompañó a Cuba en ningún momento frente a los africanos, aunque Ramírez fue asentándose progresivamente, a medida que transcurría el encuentro. El jugador del FC Ciudad de la Habana está ansioso por lucir su técnica y su velocidad, dos cualidades que es capaz de conjugar para escapar de situaciones difíciles.

“Quiero hacerlo mejor, y sé que puedo hacerlo mucho mejor”, sentencia, con la seguridad que lo caracteriza, antes de medirse con Tailandia este martes 13 de septiembre. Talento en estado puro, la despreocupación propia de un joven astro que le permite relajarse y el respaldo de todo un plantel: el muchacho reúne todos los ingredientes para pasar de las palabras a los hechos. Y sus objetivos son tan claros como definidos, para poder acercarse a ellos cuanto antes.

“Quiero demostrar lo que puedo hacer y marcar dos o tres goles en el conjunto del torneo”. A buen seguro Cuba se lo agradecerá.