miércoles 21 septiembre 2016, 05:59

Vietnam vuelve a casa cargado de ilusión

Esta historia es la de un grupo de amigos que descubrieron de lo que eran capaces dentro de la pista. La primera vez que algo se puso en marcha fue durante los clasificatorios, cuando eliminaron en los penales a Japón: como recompensa, Vietnam viajaría a la cita mundialista.

El segundo punto de inflexión llegó en la propia Colombia, frente a Guatemala (4-2). “Tenía muchísimas ganas de que sonase el pitido inicial de nuestro primer partido del Mundial, aunque no tenía tan claro que fuésemos a ganar. Nunca olvidaré esos minutos, los recordaré siempre”, dice Thai Huy Tran en declaraciones a FIFA.com, en el momento de sacar las primeras conclusiones.

El combinado asiático, que había llegado de puntillas, pudo celebrar una victoria en su primer compromiso. Bao Quan Nguyen todavía ve las imágenes desfilar por delante de sus ojos, y a buen seguro las tendrá mucho tiempo presentes. “También me quedará grabado en la memoria el anuncio de la clasificación entre los mejores terceros”, señala el capitán.

Antes se había producido el regreso a la realidad, especialmente ante Paraguay (1-7) y luego contra Italia (0-2), derrotas que el equipo tuvo que asumir y que contempla ahora en perspectiva, ya consumado el 0-7 con Rusia y la eliminación de la Copa Mundial de Fútsal 2016.

No obstante, Tran confiesa que sufrieron ante los sudamericanos, en particular en los tres minutos en los que la Albirroja marcó tres goles consecutivos. “En el Mundial todo pasa rapidísimo. La intensidad es permanente. Es un reto físico constante, que no permite respirar en ningún momento. Si queremos subir otro peldaño, nuestra prioridad tendrá que ser esa”. Su compañero coincide. “Me impresionó muchísimo la capacidad física de nuestros rivales”.

Entre tensión y diversión Fuera del terreno de juego, ambos amigos también se quedaron atónicos ante la precisión y la organización que caracterizan al Mundial. “Todo ha sido perfecto, simplemente, desde los entrenamientos hasta los hoteles, pasando por el contacto con los locales. Como si no tuviésemos otra cosa en la que pensar que no fuese el fútbol. Me ha encantado esta experiencia”, reconoce Tran.

Y era lo que hacía falta para poder abordar los partidos con el mejor estado de ánimo. Aun así, la presión por obtener resultados en el torneo dificulta divertirse dentro de la cancha, como pudo verse ante una Rusia decidida a golear a su oponente.

“Hicimos todo lo posible por disfrutar del momento en la pista, pero fue sobre todo antes y después cuando pudimos calibrar lo que pasaba. Nos entregamos de corazón. Para nosotros era fundamental hacerlo”, continúa Tran, como si quisiese prolongar un poco más la experiencia del Mundial antes de un regreso a casa que espera que sea una fiesta desde la llegada al aeropuerto. “Vendrá gente a recibirnos”, se congratula ya el jugador del Thai Son Nam FSC, para endulzar la experiencia del final de la aventura colombiana.

Tres semanas en Colombia 2016 y otras tres de preparación son una eternidad lejos de los suyos. “Mi esposa se alegrará de volver a verme. Ha tenido mucha paciencia. Para relajarnos, ahora vamos a irnos de vacaciones”, dice, con una sonrisa, mientras su compañero es incapaz de seguir esperando más tiempo. Está ansioso por consultar su teléfono y ver la larga serie de mensajes de felicitación y cariño que le esperan. Sin duda habrá un antes y un después del Mundial para los vietnamitas.