Cuando Krzysztof Piatek habla de los años en los que se formó como futbolista, en la pequeña localidad polaca de Dzierzoniow, recuerda goles. Muchos. Esos goles, dice, le ayudaron a “escapar” de las drogas que arruinaron la vida de varios de sus amigos de la escuela. Y también se acuerda de que muchos de los tantos que anotó durante su infancia llegaron vistiendo una camiseta del Manchester United que tenía estampados el nombre y el dorsal de Cristiano Ronaldo.

Ha transcurrido más o menos una década desde entonces, y el delantero, de 23 años, se halla inmerso en una emocionante pugna por convertirse en Capocannoniere nada menos que con su antiguo ídolo. El excepcional momento de forma que está mostrando Piatek con el AC Milan, y que ya había exhibido en el Genoa, lo ha catapultado a la fama y lo ha convertido casi de la noche a la mañana en uno de los principales realizadores del continente.

No muchos aficionados al fútbol de fuera de Polonia habían oído hablar de Piatek hace exactamente un año. Muy pocos, de hecho. Por aquel entonces, aún competía en el Cracovia e iba camino de convertirse en el tercer máximo goleador de la primera división de su país.

Si bien su desempeño bastó para que el Genoa se animase a desembolsar 4 millones de euros por hacerse con sus servicios, su historial difícilmente invitaba a pensar en una sensación global en ciernes. Tampoco fue suficiente para convencer al seleccionador polaco, Adam Nawalka, que no lo incluyó en su lista de 23 hombres para la Copa Mundial de la FIFA 2018™.

Sin embargo, Piatek firmaría siete goles en sus tres primeras actuaciones con el Genoa, el primero de ellos apenas a los 70 segundos de debutar, y de repente empezó a fijarse en él todo el mundo, incluidos los principales clubes de Europa.

En enero, y después de mantener ese extraordinario registro goleador, Piatek protagonizó su segundo cambio de equipo en pocos meses. Su situación había cambiado, y mucho, lo que se reflejó en la cantidad abonada por su traspaso: el Genoa lo vendió por 31 millones de euros más de los que había pagado por él.

Así pues, Piatek no fue barato, pero ya está demostrando que vale hasta el último céntimo de lo invertido. Siete goles en sus seis primeros partidos hablan por sí solos, al igual que la importancia que han tenido para un cuadro milanés que únicamente había ganado tres de sus nueve encuentros anteriores y que ahora permanece invicto desde su llegada.

Si ve puerta en la eliminatoria de esta noche de la Copa de Italia contra el Lazio, habrá igualado en siete choques el total que Gonzalo Higuaín, su reputado predecesor, tardó seis meses en alcanzar.

Hace poco preguntaron a su compañero Tiémoué Bakayoko, que se encuentra cedido por el Chelsea, qué opinaba del ariete del que todos hablan. “¿Piatek? Estoy enamoradísimo de él”, respondió.

Y en estos momentos todos los rossoneri lo están, sin duda alguna.

“Es el delantero más completo con el que he trabajado nunca”. Cesare Prandelli, entrenador del Genoa

“Parece que lo tiene todo, de verdad. Lo que me choca sobre todo es la generosidad que tiene con sus compañeros. Conserva el balón arriba, busca el pase atrás, corre, pelea y es el primero en volver atrás”. Davide Ballardini, exentrenador del Genoa

“Piatek actúa como Robocop. Se limita a decir cuatro palabras. No es de los que se pierden en diatribas... Es un jugador que vive para marcar goles”. Gennaro Gattuso, entrenador del AC Milan

“Gattuso tiene razón al compararlo con Robocop, ya que es un poco robótico: no siente nerviosismo ni ansiedad. Es un rematador, aunque también destaca técnicamente”. Giorgio Perinetti, director deportivo del Genoa

“Es inteligentísimo. Rebosa calidad, técnica e inteligencia táctica. Va bien de cabeza y con los pies, se desenvuelve bien dentro del área, aunque todavía tiene mucho que mejorar... Ha adquirido lo más importante para un delantero: velocidad de ejecución. Recarga instantáneamente la pistola y aprieta el gatillo”. Zibi Boniek, leyenda de la selección polaca y presidente de la Federación Polaca de Fútbol