viernes 12 febrero 2016, 09:39

Bakambu: Vida aventurera a puro gol

Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha soñado con ver lo que sucede más allá de sus ojos. Han pasado siglos ya desde las aventuras de Marco Polo o Fernando de Magallanes, pero sus hazañas persisten en la memoria colectiva. Descubrir lo desconocido, disfrutar otros sabores, conocer otras culturas, hacer el mundo lo más grande posible…

Cédric Bakambu es uno de los herederos de aquellos exploradores  del pasado. Con sólo 24 años, a su pasaporte casi se le han acabado las páginas. De la cosmopolita París, a la eléctrica Kinshasa. De la vibrante Bursa a la relajada Villarreal. El delantero de moda de la liga española nunca se ha negado a la aventura en su corta carrera. “En la vida hay que arriesgarse”, explica a FIFA.com.

Corazón compartido Para entender los sueños aventureros del delantero del Villarreal hay que conocer sus orígenes. Allí comienza su relato. “Mis dos padres son de la República Democrática del Congo. Ellos nacieron en Kinshasa, que es la capital, pero emigraron a Francia y yo nací en París. Crecí con las dos culturas y me siento muy orgulloso porque me parece que es una riqueza”.** **

De joven comenzó a mostrar talento para el futbol, y a los 15 años fue reclutado por el Sochaux de la primera división francesa. A los ojeadores les llamó la atención tanto dentro como fuera de la cancha. “Mis padres siempre me educaron bien, también mis hermanos me daban buenos consejos. En la escuela era el primero de la clase. Soy bastante calmado y eso se refleja también en el futbol”.

En 2011 aportó un gol en siete partidos para que Francia fuera cuarta en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA celebrada en Colombia. Pero aquella calma, sin embargo, escondía un espíritu de trotamundos que floreció años más tarde. Tras el descenso de Sochaux en 2014, decidió cambiar de equipo. Lo buscaban de Francia, Inglaterra y Alemania, pero se decidió por un salto a lo desconocido al aceptar una oferta de... ¡Turquía!

El destino no fue Estambul, ni uno de los grandes clubes del país, sino Bursa, una metrópoli de 4 millones de habitantes cercana a la capital y junto al Mar Egeo. Veintiún goles en 39 partidos más tarde, el jugador estaba feliz de su decisión. “Tomé un riesgo, a veces en la vida debes saber qué quieres. Fui motivado, determinado, yo sabía que no iba a acabar mi carrera ahí, pero necesitaba rebotar en alguna parte. Y me fue muy bien”, asegura.

El llamado de sus raíces La gran temporada en Turquía no pasó desapercibida para las sirenas españolas, y apenas un año más tarde, el atacante hizo las maletas para firmar con el Villarreal. Pero antes tuvo otro llamado que responder, uno que se convirtió en su nueva aventura: la convocatoria a la selección de la República Democrática del Congo.** **

“Nunca había viajado a Congo antes de ser seleccionado, pero no dudé. Se trataba del país de mis padres y, en consecuencia, también el mío. Nunca hay que olvidarse de las raíces”, razona el espigado delantero de 1,82 metros de altura.

La llegada a Kinshasa para el partido ante Burundi, clasificatorio a la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™, resultó una experiencia que cambio la vida de Cédric. “Veía todo con ojos grandes, estaba muy sorprendido. Es un país bastante pobre, pero pese a ello la gente está siempre sonriendo. Es lo que más me marcó. Y también me dije a mí mismo que si mis padres no hubieran ido a Francia, tal vez yo estaría entre esos niños que querían tocarme”.

Esa cercanía, tan distinta de las costumbres europeas, sigue sorprendiéndolo. “La gente es muy táctil, nos reciben en el aeropuerto como si fuéramos jefes de estado. Son amables y muy cercanos a los jugadores, cuando el equipo se junta es una fiesta. Eso sí, ¡para los rivales es difícil porque son muy apasionados! Lo mismo nos pasa a nosotros cuando viajamos para jugar en otro país africano. Se siente la presión”.

El cielo como límite Con Bakambu, la RD Congo está ya en la fase de grupos de la eliminatoria mundialista, y él siente que el sueño está al alcance de las manos. “Sabemos que el país no ha ido a un Mundial desde 1974. ¡Es mucho tiempo! Tenemos un equipo competitivo con una mezcla entre ‘locales’ y ‘europeos’. Si logramos hacer una buena salsa con esos ingredientes, cuidado...”

Pero antes, el objetivo de Cédric Bakambu se llama Villarreal. Autor de 12 goles en 24 partidos en la temporada, ha contribuido decisivamente a hacer del Submarino Amarillo una de las sensaciones de la Liga. “Aquí la vida es muy distinta, es un lugar pequeño, tranquilo. Mucho más relajado. Pero me he adaptado bien. Me ayudan mis compañeros, ¡los goles no llegan solos! Aunque no he anotado suficientes (risas)... Quiero seguir ayudando al equipo. Estamos en cuarto lugar ¿por qué no pensar en mantenernos?”

Tantos sueños como sellos en el pasaporte. ¿Hay más viajes en el horizonte de este explorador del fútbol? La respuesta final no deja lugar a dudas. “¡Claro! La Liga de Campeones de Europa y Rusia 2018. Soy ambicioso y me gusta fijarme metas. Creo que en la vida no hay que tener miedo”.