jueves 10 marzo 2016, 08:28

Cambia la suerte para Diarra y las Águilas

Sorteos, postes, lesiones, tandas penales… la suerte es un componente esencial del fútbol. Hace algo más de un año, Malí lo comprobó de primera mano al verse sumida de lleno en una increíble espiral de infortunios. De entrada, su prometedora selección sub-17 quedó eliminada en la primera ronda de los clasificatorios para la CAN Sub-17 2015. Al poco, la cruel fortuna del sorteo provocó que la absoluta no alcanzase los cuartos de la CAN pese a quedar igualada en todos los aspectos con Guinea en la fase de grupos. Y después le llegó el turno a la sub-20: a escasas horas de entrar en liza en la cita continental de la categoría, su portero titular, Djigui Diarra, se fracturó la mano y tuvo que decir adiós al certamen. Así las cosas, 2015 no aventuraba nada bueno para Malí.

Pero la suerte cambió para las Águilas. Para empezar, tras un error administrativo de Benín, que alineó a cuatro jugadores no elegibles en la primera ronda de los preliminares, Malí fue repescada para la CAN sub-17. Allí conquistó la corona y un billete mundialista a Chile que no desaprovecharía: el equipo terminó subcampeón del Mundial Sub-17.

Y la absoluta fue encadenando buenas actuaciones hasta plantarse en la final del Campeonato Africano de Naciones 2016, y además se clasificó para la tercera fase de las eliminatorias de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™ a expensas de Botsuana. Además, los sub-20 se metieron en el bolsillo el billete para la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA Nueva Zelanda 2015, en la que terminaron en una honrosa tercera plaza.

"Ciertamente, la suerte cambia. Pero sobre todo, detrás de estos resultados lo que hay es mucho trabajo", explica a FIFA.com Djigui Diarra, símbolo del actual estado de gracia que atraviesa Malí. "A título personal, tuve la desgracia de lesionarme antes de la CAN, pero creo que mi presencia en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA no se debe al azar. No paré de entrenar, de esforzarme sin desanimarme, para estar en ese torneo. Y gracias a Dios lo conseguí".

La lotería de los penales Es una suerte que Malí pudiese contar con él en sus filas. Djigui Diarra estuvo imperial de principio a fin de la competición. Cabe destacar que salvó a los suyos en cuartos, frente a Alemania, al rechazar un penal cuando las Águilas iban perdiendo por 0-1. En última instancia se impusieron a los germanos en la lotería de los penales (1-1, 4-3). "Es mi mejor recuerdo. Supongo que es algo que contaré a mis nietos", nos dice el arquero del Stade Malien, actual líder del campeonato nacional y aún en liza en la Liga de Campeones de la CAF. "Me atrevería incluso a pensar que el hecho de que yo atajara ese penal cambió el partido. Eso movilizó a mis compañeros. Era mi deber en calidad de capitán..."

Y también en calidad de ángel de la guarda. Porque Diarra tiene una concepción muy particular del puesto de guardameta: "Más allá del aspecto físico, los reflejos, los apoyos, los saltos, me encanta la dimensión psicológica de esta demarcación. Me encanta sentir que el peso de las esperanzas del equipo descansa sobre mí. Tener el poder de salvar a los míos en una tanda penal, con todo el país pendiente de ti, es una sensación única", asegura el dorsal 16 de la selección, que se incorporó a la absoluta en 2015 y es titular desde la última edición del Campeonato Africano de Naciones, disputado en Ruanda, donde también brilló con luz propia.

"El Campeonato Africano de Naciones me dejó unos remordimientos enormes", revela pesaroso. "Pocos apostaban por nosotros en vísperas de la competición. Y aun así llegamos a la final… Lo que sucede es que cuando se tiene la suerte de disputar la final de un torneo así, sabe mal pasar tan cerca de la victoria. Por desgracia, los dioses del fútbol no estaban de nuestra parte ese día, ante la RD del Congo. Sin embargo, estoy convencido de que tendremos la oportunidad de sacarnos la espina".

Los preliminares de la CAF para Rusia 2018 llegan en el momento justo para Diarra y las Águilas. A pesar de la cantidad de figuras que han integrado sus filas, de Seydou Keita a Frédéric Kanouté pasando por Momo Sissoko y Mahamadou Diarra, Malí no ha participado jamás en la prueba reina del fútbol planetario. "Pero ahora no nos falta casi nada para hacer realidad ese sueño", añade Djigui Diarra, de 21 años de edad. "En cualquier caso, puedo garantizar que la nueva generación trabaja a conciencia para afrontar el desafío. Nuestros antecesores lo hicieron lo mejor posible. Ahora nos toca a nosotros tomar el relevo, aunar fuerzas y alcanzar el objetivo".

Con un poco de suerte, el sueño de Diarra y sus compatriotas estará más cerca que nunca de cumplirse.