domingo 04 abril 2021, 16:06

Donovan: "Entrenar me ha hecho más humano"

  • Entrevistamos en exclusiva a Landon Donovan, técnico del San Diego Loyal

  • Se dispone a afrontar su segunda temporada como entrenador profesional

  • Nos habla de sus principios, las lecciones que ha aprendido y mucho más

Landon Donovan será recordado siempre por su carrera como jugador de la selección estadounidense, en la que fue protagonista de muchos de los éxitos cosechados por el país en su historia reciente.

Sin embargo, ahora ha empezado a escribir un nuevo capítulo de su vida: es el entrenador Landon Donovan. Para ser más concretos, el vicepresidente ejecutivo de Operaciones Futbolísticas y técnico del San Diego Loyal. Hacerse cargo de un nuevo club —el Loyal compite en el campeonato de la United Soccer League (USL), la división inferior a la Major League Soccer (MLS)— en su propia ciudad era una oportunidad que no podía dejar escapar.

Donovan ha recibido merecidos elogios por confeccionar un cuerpo técnico compuesto por hombres y mujeres. Y una de las personas en las que más confía es Carrie Taylor, la primera entrenadora de todo el fútbol profesional masculino de Estados Unidos y que ha dicho de él: “Para mí es como un hermano”.

FIFA.com entrevista a Donovan, de 39 años, inmerso en los preparativos de su segunda temporada al frente del equipo y que nos habla de cómo ha sido hasta ahora su trayectoria en los banquillos y de las filosofías por las que se guía, además de explicarnos las diferencias de perspectiva entre ser jugador y ser entrenador.

jumzew8oqmo63bffjcou.jpg

FIFA.com: ¿Qué balance hace de su primera temporada completa con el equipo?

Landon Donovan: Creo que en la vida en general, cuando se pasa por algo como la primera temporada, uno piensa que tiene muchas respuestas, que ya comprende bien cómo va todo, pero lo cierto es que, volviendo la vista atrás, en cierto modo todo consistió en ir probando a ver qué era lo que funcionaba. De repente te encuentras en medio de la tormenta y procuras hacerlo lo mejor posible.

Me queda mucho camino por recorrer como entrenador, pero no cabe duda de que ya entiendo bastante mejor cómo deben hacerse algunas cosas. Todavía habrá muchas nuevas experiencias de aprendizaje, pero tengo la impresión de haber aprendido y crecido mucho durante este año.

¿Puede señalar uno de los aspectos concretos en los que haya progresado?

Hay muchísimos. Saber cuándo debo hablar y cuándo callarme. Saber cuál es el momento adecuado para hacer un cambio, en lugar de limitarme a mover a alguien dentro de la cancha. Saber cómo dirigirme a los distintos jugadores de forma diferente. Aprender sobre las personalidades.

El año pasado aquí había un jugador que tenía un determinado tipo de personalidad y al que había que tratar de un cierto modo, y aunque este año ya no esté tal vez haya alguien que tenga características similares, de lo que se podrán extraer muchas cosas y aprender mucho. Gran parte ha sido por los errores que cometí y gran parte por haber aprendido de las distintas experiencias.

¿Está en situación siquiera de evaluar el éxito que ha tenido hasta ahora, por cómo afectó a la pandemia a su primer año?

Hay diferentes maneras de medir el éxito. Yo no lo mido en victorias y derrotas, aunque soy consciente de que son algo crucial. Nadie está aquí para perder todos los partidos. Lo mido en términos de estar a la altura de nuestros valores. Si se hace, los resultados llegarán solos. Tenemos jugadores de suficiente calidad como para triunfar. Si estamos a la altura de nuestros valores, haciéndolo lo mejor posible todos los días, también tendremos éxito dentro del terreno de juego.

En ese sentido, ¿la temporada pasada fue un éxito? Sí, sin lugar a dudas. Nos ceñimos a nuestros valores en todo momento. Ayudamos a promover el club en San Diego y a promover San Diego como ciudad, y lo hicimos de una manera muy respetuosa, que creo que la gente valoró mucho. Y, al final del año, el juego que desplegamos también fue muy bueno. En el aspecto futbolístico lo conseguiremos, y mientras sigamos comportándonos de acuerdo con nuestros valores, yo lo consideraré un éxito.

¿Qué ha aprendido de sí mismo como entrenador y cómo le ha cambiado el hecho de entrenar?

Me ha hecho más humano, porque yo considero que mi mayor virtud como persona es la humanidad. Cuando conoces las historias de 25 muchachos, desarrollas más humanidad. Llegas a quererlos de verdad como personas y los tratas como si fueran tus hijos. Eso me ha ayudado mucho a crecer como persona. Lo que he aprendido de mí mismo es que, para tener éxito, debo ser muy consciente de lo que hago cada día.

Cuando empecé el año pasado, como cabía esperar, muchas cosas pasaban sobre la marcha y yo me limitaba a reaccionar ante ellas, porque no tenía experiencia. Ahora me anticipo a las cosas antes de que sucedan. Cuando me presento todos los días, soy muy consciente de cómo actúo, de lo que digo, de las cosas que hago, pero de una manera muy auténtica. La principal cualidad de un líder es ser auténtico. Si no eres auténtico, la gente se da cuenta enseguida.

¿Cuándo le picó el gusanillo de querer ser entrenador?

Cuando era futbolista, en realidad no quería ser entrenador. Llevaba toda mi carrera expuesto al ego masculino y no quería seguir lidiando con eso. Pero ya cerca de colgar las botas descubrí que el aspecto que más me gustaba de jugar era ayudar a otros futbolistas y verlos triunfar, incluso más que el hecho de triunfar yo mismo. Cuando surgió esta oportunidad quise mentalizarme de que no tenía experiencia entrenando.

Cabía la posibilidad de que se me diese muy mal, de que lo detestase y de que no quisiese hacerlo, así que era una ocasión de tantear el terreno, en mi propia ciudad. Y enseguida descubrí que me encantaba. Aún está por ver si al final se me dará muy bien o no, pero me encanta, me encanta influir en las vidas de estos muchachos todos los días, de un modo positivo. Me aporta mucha satisfacción y me lo tomo muy en serio. Es una responsabilidad importantísima, mucho más que en un gran club de la MLS o con jugadores que ganan mucho dinero, porque aquí se trata del sustento de estos chicos, literalmente.

Algunos de ellos, si no llegan a triunfar en el fútbol, no tendrán muchas más opciones. No es como si hubiesen ahorrado millones de dólares y puedan retirarse. Me tomo muy en serio ayudarles a ser mejores personas y mejores futbolistas, para que puedan seguir dedicándose a este deporte y cuando lo dejen tengan una buena base para afrontar la siguiente etapa de sus vidas.

vcmai0mhfn2e5wnexqut.jpg

¿Cuáles son los principios fundamentales de su filosofía como entrenador y cómo los ha ido cultivando a medida que crecía como técnico?

Ahí hay dos aspectos. Uno es lo que yo vi hacer muy bien. Tuve grandes mentores. En mi opinión, la forma en que Bruce Arena dirige a la gente en un vestuario es de élite. Gracias a él, una entidad puede funcionar de forma ágil y sin problemas. Hay mucho que aprender ahí. Algunos entrenadores que tuve de joven, como Frank Yallop y John Ellinger, me trataron muy bien en el aspecto humano, se ocuparon de mí tal y como yo lo necesitaba en determinadas circunstancias.

Y luego tuve la oportunidad de ir a Inglaterra dos veces durante tres meses y aprender de David Moyes, que en el aspecto táctico fue sin duda alguna el mejor entrenador que tuve. En los partidos hacía cambios que tenían una gran repercusión. Así que esa es una forma, aprender todo lo bueno, y otra es aprender todo lo malo. Ver a entrenadores hacer cosas con las que uno piensa “pero ¿qué hace?”, “eso no tiene ningún sentido” o “no se entiende nada”. Eso también me ha ayudado mucho, porque a veces yo mismo he cometido esos errores y me doy cuenta enseguida, pienso “no seas como ese entrenador que tuviste, tú no quieres ser así”. Así que eso también me ha ayudado mucho.

¿Le ha resultado difícil encontrar un equilibrio en su vida? ¿Está viendo partidos continuamente o es capaz de abstraerse del fútbol cuando lo necesita?

Las dos cosas. Veo más partidos que antes, más fútbol, a más jugadores que nunca, pero también soy capaz de apagar el teléfono y la computadora por las noches cuando llego a casa con la familia y disfrutar. La clave principal es ser capaz de delegar y estar rodeado de gente competente que sea buena en lo suyo. Tenemos un cuerpo técnico de élite, sobre todo para este nivel, en el que confío para que haga lo que sabe. He visto a muchos entrenadores que intentan hacerlo todo.

Quieren dirigir al equipo en todas las sesiones de entrenamiento, ver todos los vídeos y seleccionar todos los fragmentos. Alguna gente es capaz de hacerlo, pero yo no trabajo así. Me gusta contar con las personas que tengo y darles autonomía, con unos límites claros, para que puedan hacer lo que saben. Hay cosas que a mí no se me dan bien. Todavía soy joven y nuevo en esto. No he llegado a los cien partidos. ¿Por qué iba a actuar como si supiese más que alguien que ha dirigido cientos de partidos o que haya pasado miles de horas viendo vídeos y seleccionando fragmentos? Es importante saber qué es lo que no se le da bien a uno, lo que desconoce, y rodearse de gente que pueda hacerlo mejor.

abpqqzj8wdwlvp6tfosq.jpg

¿Ahora valora más todavía a todos los entrenadores que tuvo durante su carrera?

Por supuesto, claro que sí. En cualquier aspecto de la vida, de lejos todo parece mucho más fácil, ¿no? Todo parece fácil hasta que se tiene que hacer de verdad. Cuando uno entra en faena se da cuenta de que es mucho más complicado. Un ejemplo es cuando les ponemos los vídeos a los chicos por las mañanas, detrás de eso hay horas y horas de visionado, de selección de imágenes, de estudiar qué queremos ponerles y cómo, es algo que conoce perfectamente cualquiera que haya entrenado, y hay que dárselo a los jugadores de forma que puedan asimilarlo en cinco, siete o diez minutos.

Cuando era jugador, a veces veía un vídeo que había montado un entrenador y pensaba: “¿Por qué hemos visto esto? Es una tontería, no me hacía falta”. Y ellos habían dedicado horas y horas a montarlo. En ese sentido, procuramos ser muy conscientes de lo que hacemos, para que cuando veamos vídeos o hagamos cualquier cosa respecto al juego o dentro del campo se sepa perfectamente para qué sirve.

Por ejemplo, en la mayoría de los equipos en los que estuve, después de un partido del sábado los jugadores tenían descanso el domingo y el lunes solo trotaban por el campo y hacían estiramientos. Nosotros no hacemos eso. Cuando salimos al campo, todo lo que hacemos tiene una finalidad, así que se puede conseguir la misma respuesta física haciendo algo que tenga una aplicación práctica en nuestro modelo de juego. A lo mejor hago algo para trabajar el estado de forma, con ejercicios de pases que les hagan moverse de la misma manera, para que no se limiten a perder el tiempo trotando por la cancha.

¿Qué es lo que más satisfacción le da como entrenador?

Buena pregunta. Mi interacción cotidiana con los jugadores y ver cómo crecen y se desarrollan. Eso puede producirse dentro o fuera del terreno de juego. Me siento muy bien cuando veo que alguien hace algo en lo que transmite una gran humanidad o es muy respetuoso, o es muy confiable y lo muestra a sus compañeros, y lo hace de forma consciente. Dentro del terreno de juego hay muchísimas cosas en las que trabajamos todo el tiempo, y cuando salen bien en un partido me siento muy satisfecho.

¿No le dan ganas de volver a jugar cuando está en el campo de entrenamiento?

No, para nada. Pensé que me iba a pasar, pero no. Principalmente, porque en el aspecto físico veo que estos chicos son de élite y sé lo que cuesta llegar hasta ese punto, así que no quiero volver a pasar nunca más por una pretemporada de seis semanas (risas). La idea me parece un infierno. Sé que físicamente no puedo hacerlo, así que la verdad es que no me llama en absoluto.

ofnqttjia2fbihsffsyn.jpg