viernes 15 mayo 2020, 07:13

El éxito suele venir de familia

  • El 15 de mayo es el Día Internacional de las Familias

  • El éxito es a menudo una cuestión familiar

  • Hermanos, hermanas, gemelos o padres e hijos

"Un nombre no es más que ruido y humo", escribió Johann Wolfgang von Goethe, uno de los poetas y filósofos alemanes más famosos, en el siglo XVIII. Sin embargo, los nombres pueden ser también un estímulo o una carga.

¿Qué hay más allá de un nombre y unos apellidos? Durante generaciones, estos han vinculado a las personas con un estrato social determinado. Hoy en día, los nombres siguen siendo una especie de seña de identidad que recae sobre los hombros de quien lo lleva y, en algunas ocasiones, dificultan sus pasos.

El fútbol cuenta con su propia historia de descendientes o familiares repletos de ambición. Al fin y al cabo, los hijos sienten la misma pasión por el deporte que sus progenitores. Es un fenómeno fácil de entender. La propia naturaleza nos lleva a querer seguir los mismos pasos, a querer oír cómo se corea nuestro nombre en un estadio de manera reverencial.

La trayectoria de Kasper Schmeichel, que levantó en 2016 el primer título del Leicester City en la Premier League inglesa, recuerda muchísimo a la de su padre Peter. Ambos ganaron su primer gran título como arqueros un 2 de mayo, a los 29 años, y con 23 años de diferencia.

Schmeichel padre conquistó la primera liga del Manchester United en 26 años, pero la actuación de su vástago fue, sin duda, aún más asombrosa. De paso, se convirtieron en la primera pareja compuesta por padre e hijo en proclamarse campeones de la Premier League desde que Ian Wright y Shaun Wright-Phillips hicieran lo propio.

Thibault, hijo de Alain Giresse, ejerció su profesión en la primera y segunda categoría del fútbol francés. Si_n embargo, quedó eclipsado por su padre, exinternacional francés y miembro del “cuadrado mágico” en la medular de _Les Bleus en 1982 y 1986. Es un caso idéntico al de Jordi Cruyff a quien se le comparó constantemente con su padre, el legendario Johan.

Con todo, no es extraño ver a algunos hijos superar a sus padres, incluso cuando estos son campeones de la Copa Mundial.

"Antes se hablaba de Thiago y de Rafinha [Alcántara] como los hijos de Mazinho. Ahora es al revés: yo soy el padre de Thiago y de Rafinha", aseguró el brasileño, que formó parte de la selección que se proclamó campeona del mundo en Estados Unidos 1994.

Los dos hijos del centrocampista han ganado la Liga de Campeones de la UEFA con el FC Barcelona. Thiago, el mayor de los Alcántara, dirige el centro del campo del FC Bayern de Múnich, el equipo más laureado de Alemania. "Así es la vida. Mi época ya pasó, y ahora les toca triunfar a ellos. No puedo estar más feliz ni sentirme más orgulloso. Me han superado con creces".

"En cierto modo, es una suerte no haber tenido nunca a mi padre como entrenador, porque conmigo sería más exigente todavía", decía Johan Gerets, hijo de Eric, exinternacional belga y entrenador de éxito en la actualidad. "Siempre pensó que yo no era lo suficientemente bueno como para jugar en primera división, y me lo repetía una y otra vez. No es fácil tener que escuchar eso cuando eres joven".

En los casos en los que los padres sí acabaron entrenando a sus hijos, como ocurrió con los Gourcuff en el Rennes o con los Maldini en la selección italiana, las expectativas de los padres pueden dar al traste con la objetividad habitual de los entrenadores.

"Hiciera lo que hiciera, siempre me decían que era demasiado duro con él", señaló Jean-Michel Cavalli, que dirigió a su hijo Johan en el Nimes.

"La gente me dice lo mismo cuando hablamos de ese tema", añadió el jugador. "Quizá haya otros que digan lo contrario a mis espaldas, pero es algo propio de la condición humana. Aunque hay una cosa que sí tengo clara: si compito contra otro jugador con las mismas cualidades que yo, el que acaba jugando siempre es él".

fm36hgrvycgrk7y9nxxa.jpg

No obstante, las parejas compuestas por padres e hijos no son las únicas que se ven habitualmente en el mundo del fútbol. Las parejas de hermanos también han dado desde siempre mucho de lo que hablar en el panorama internacional.

En 1930, cuando trece selecciones se dieron cita en Uruguay para disputar la primera Copa Mundial de la FIFA™ de la historia, había hermanos hasta en tres combinados participantes. México viajó incluso con dos parejas de hermanos.

La tradición se prolongó con los años y, desde entonces, ha habido parejas triunfantes de hermanos, como Fritz y Ottmar Walter —campeones del mundo con Alemania en 1954— o Jack y Bobby Charlton, que ganaron el Mundial doce años después.

Además, han sido numerosas las parejas de gemelos que alcanzaron una gran notoriedad.

Los más conocidos fueron René y Willy van de Kerkhof, subcampeones del mundo con Países Bajos en 1974 y 1978. Frank y Ronald de Boer, que jugaron juntos la mayor parte de sus carreras, siguieron sus pasos veinte años más tarde.

yt9vctds3kptmrdpi6cb.jpg

Muy especial fue el encuentro entre Jérôme y Kevin-Prince Boateng, que se enfrentaron por primera vez con sus respectivas selecciones en la Copa Mundial de 2010. Jérôme lo hizo con la camiseta de la selección alemana, mientras que Kevin-Prince vistió la de Ghana. El partido acabó con triunfo por 1-0 para la entonces tricampeona del mundo.

"Va a ser especial para mí. Prometo a los seguidores ghaneses que lo daré todo por ganar. Da igual que enfrente tenga a mi hermano, a mi padre o a mi madre", declaró Kevin-Prince a nuestros reporteros de FIFA.com en la antesala del choque.

Jérôme, por su parte, se mostró igual de motivado: "Vivo en Alemania. Me gusta la gente y la mentalidad de aquí. La decisión de Kevin es solamente suya, pero sigue siendo mi hermano y me alegro por él".

Germany's defender Jerome Boateng (L) embraces his brother, Ghana's forward Kevin-Prince Boateng

Hay muchas maneras de hacer historia en una Copa Mundial de la FIFA™. El hecho de que tres hermanos representen a un mismo país en la prueba reina es, sin duda, una de ellas. Los Palacios —Jerry, Jhony y Wilson— escribieron en la edición de Sudáfrica 2010 un nuevo capítulo en la historia del certamen.

"Jugar con Honduras nuestro primer Mundial en 28 años es ya de por sí algo increíble. Poder compartir esta experiencia con mis dos hermanos es un regalo del cielo. Es algo que contaremos en el futuro a nuestros hijos y a nuestros nietos", declaró Jerry.

txepzvyyzld8voh66nrw.jpg

En los libros de historia, los hermanos escoceses John y Archie Goodall son los primeros que aparecen como internacionales con dos selecciones distintas. Ironías del destino, ¡ninguno de los dos representó a su país de origen! John nació en Inglaterra y decidió vestir la camiseta de los Tres Leones. Su hermano Archie nació en Belfast, y se sentía identificado con el combinado norirlandés.

A pesar de representar a selecciones distintas, los hermanos jugaron en el Preston North End. En la temporada 1888/89, el club conquistó el campeonato liguero y la Copa de la FA sin perder un solo partido. Posteriormente, jugaron juntos en el Derby County durante varios años.

El caso de Sone Aluko y de su hermana Eniola es único hasta la fecha. Ella representó a Inglaterra en dos ediciones de la Copa Mundial Femenina de la FIFA, así como al Reino Unido en el Torneo Olímpico de Fútbol Femenino Londres 2012.

Su hermano, en cambio, vistió por primera vez la camiseta del combinado nacional de Nigeria en un torneo internacional en 2009. "Lo hablé con mi familia y me dieron todo su apoyo, de modo que le hice caso a mi corazón", explicó Sone sobre su decisión.

¿Y no hay parejas de hermanas? ¡Claro que sí! Yuki Ogimi y Asano Nagasato fueron subcampeonas del mundo con Japón en 2015, y las hermanas Ada y Andrine Hegerberg llevan años liderando la selección femenina de Noruega.

En la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA 2016, celebrada en Papúa Nueva Guinea, incluso hubo un duelo entre dos gemelas. Sabrina Flores, en las filas del combinado estadounidense, se enfrentó a su hermana Mónica, que vestía los colores de México. "Es una sensación extraña", reconoció Mónica a FIFA.com.

eym0c7b4bvspgxslyqnf.jpg

Para terminar este recorrido queremos fijarnos en las familias Gudjohnsen e Inzaghi, que no solo triunfaron en el césped, sino que también lo han hecho en mayor o menor medida en los banquillos.

Filippo, campeón del mundo, sueña con ascender a la Serie A al frente del Benevento Calcio, mientras que su hermano Simone es segundo en la máxima categoría del fútbol italiano con el Lazio de Roma, solo por detrás del Juventus de Turín.

Mención especial merece la dinastía de futbolistas más famosa de Islandia. Si bien Arnor y Eidur Gudjohnsen nunca llegaron a jugar juntos, lo cierto es que Eidur entró en sustitución de su padre Arnor en la segunda mitad de un amistoso contra Estonia disputado en 1996. Aquel instante simbolizó el final de una carrera y el inicio de otra.

"Mi mayor pesar sigue siendo el no haber jugado juntos. Y sé que el de Eidur también", dijo Arnor años más tarde.

drxkidsojuukxixpyqx0.jpg