lunes 06 febrero 2017, 09:10

El pequeño Doan, sobre hombros de gigantes

En 1999, un año después de que Doan naciera, una selección de Japón repleta de talento causó sensación en la Copa Mundial Sub-20. Terminó subcampeona y registró así su mejor logro en la competición hasta la fecha. A la cabeza de aquella generación de oro se encontraba Shinji Ono, un mediocampista que había recibido el premio al mejor jugador del Campeonato Sub-19 de la AFC antes de espolear a Japón hasta la final en Nigeria.

Ahora, con Doan convertido en el segundo jugador japonés que conquista el máximo galardón individual en los clasificatorios asiáticos, el ambicioso joven aspira a repetir las glorias del antiguo astro del Feyenoord.

"(Ono) es un gran jugador y, ni que decir tiene, quiero convertirme en un buen futbolista como él", ha declarado el extremo del Gamba Osaka, de 18 años, a FIFA.com. "Aquellos chicos (la selección sub-20 de Japón en 1999) son nuestros héroes; pusieron muy alto el listón del fútbol japonés. Tendremos que ofrecer un gran rendimiento (en Corea) si queremos seguir sus pasos".

La magia de Maradona Nacido en una familia apasionada por el fútbol, Doan empezó a jugar con sus dos hermanos. Sin embargo, no contempló la posibilidad de dedicarse profesionalmente a este deporte hasta que el entrenador del equipo juvenil de su escuela le regaló un DVD de Diego Armando Maradona. "Cuando vi el DVD, me obsesioné y esa fue mi motivación", recuerda. "No pude resistir la tentación de soñar codearme con grandes estrellas como él. Sabía que solo podría conseguirlo si me hacía profesional".

Con el estímulo que le proporcionó su sueño, Doan no tardó en convertirse en una de las grandes promesas de su país ni en recibir la convocatoria para el combinado japonés que participó en el Campeonato Sub-16 de la AFC 2014. Irrumpió con fuerza en una campaña a la postre fallida, pues Japón se quedó sin el pase para la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA.

Pese a la decepción, la competición resultó una excelente plataforma de lanzamiento para la carrera de Doan. El año pasado, el mediocampista regresó a los escenarios asiáticos mucho más fuerte y listo para ayudar a los japoneses a enmendar el fallo de dos años atrás. Doan brilló en la fase de grupos desde su posición en la banda derecha. A continuación vio puerta en la victoria por 4-0 sobre Tayikistán en cuartos de final, que otorgó a los suyos el pase a República de Corea 2017, antes de poner la guinda a un gran torneo con la transformación de un lanzamiento en la tanda de penales con la que Japón se impuso a Arabia Saudí en la final.

"Sentí una satisfacción enorme cuando nos proclamamos campeones", explica al recordar el histórico triunfo de Japón en el torneo sub-19. "Llegamos a la competición asiática sabiendo que nuestros seguidores esperaban mucho de nosotros. Cuando alcanzamos la final, nos dijimos que íbamos a 'conseguir algo que Japón no había logrado nunca', y lo hicimos. Ahora que somos campeones de Asia vamos al Mundial muy seguros de nuestras fuerza".

"Personalmente, me sentí muy honrado cuando me nombraron mejor jugador del torneo, pero no estaba satisfecho de mis actuaciones”, añade. “No jugué como quería. El hecho de que mi equipo conquistara el título hizo posible que yo ganara ese premio. No estoy seguro de haberlo merecido, pero me alegro de haber podido contribuir al éxito de mi nación".

Grandes expectativas Aparte de su excelente rendimiento con las selecciones juveniles, Doan ha ofrecido idénticos progresos con su club, el Gamba Osaka, donde ha irrumpido con fuerza en el primer equipo. Su guía y mentor en el club de la J.League es otro miembro del combinado japonés que disputó el Mundial Sub-20 en 1999, Yasuhito Endo.

"Es un jugador modélico y me motiva enormemente", comenta Doan sobre su compañero y capitán, de 37 años. "Compartimos habitación en muchas ocasiones durante las concentraciones de entrenamiento y siempre hablamos de fútbol".

Rodeado por los recuerdos de los mayores logros del fútbol japonés hasta la fecha, al joven Doan se le antoja significativo haber nacido el 16 de junio de 1998, dos días antes del debut de su nación en la Copa Mundial de la FIFA™ en Francia. "Parece un guiño del destino", concluye. "Lo daré todo para ganar experiencia en los próximos años y convertirme en un jugador excepcional, en un jugador capaz de subir el listón del fútbol japonés y auparlo a lo más alto".