lunes 11 febrero 2019, 12:22

Héroes anónimos: Susan, la tesorera  

Las grandes estrellas del fútbol están siempre en el punto de mira del planeta y sus nombres, rostros e historias son mundialmente conocidos. Sin embargo, lejos de los focos trabajan millones de entrenadores, administradores y todo tipo de personal de apoyo que se aseguran de que el fútbol sea el deporte más popular del mundo y de que incontables personas puedan disfrutar de su afición.

A cambio de poco o nada de dinero, estos trabajadores altruistas entrenan equipos, lavan uniformes, hacen las veces de árbitros, organizan a sus plantillas o gestionan sus clubes.

Una de estas heroínas anónimas del balón es Susan Koenig, que forma parte del personal responsable de las categorías inferiores del Karbener SV (KSV), un club de base radicado en las cercanías de Fráncfort, en el oeste de Alemania. Cuando tenía 10 años, Tom, el hijo de Susan, jugaba en el club, mientras que Thorsten Don, el novio de entonces de nuestra protagonista, con quien se ha casado recientemente, se incorporó a la entidad en calidad de entrenador.

“El preparador que teníamos hasta entonces estaba más pendiente de su pareja que del equipo, así que le pedimos a Thorsten que tomase las riendas”, recuerda entre risas Susan durante la entrevista con FIFA.com, que, como no podía ser de otro modo, tuvo lugar en las instalaciones del club.

Años más tarde, la entidad de la pequeña localidad de Karben necesitaba alguien que se hiciese cargo de la tesorería, así que nuestra protagonista no lo dudó y se ofreció para el puesto.

Perfil del Karbener SV

  • Campeón del estado federado de Hesse en 2000 (4ª categoría del fútbol alemán)

  • Desde 2015 se dedica exclusivamente a las categorías inferiores

  • 15 equipos en las diferentes categorías

  • Combina las competiciones oficiales con el deporte no federado

  • Disputa con regularidad partidos contra equipos de las categorías inferiores de clubes de la Bundesliga

  • Mantiene un acuerdo de colaboración con la Asociación Alemana de Fútbol en materia de formación y promoción de jóvenes futbolistas

Desde entonces, Susan se ocupa de los pagos de las facturas y gastos de los entrenadores, así como de la liquidación de los costes de arbitraje, de las cuotas del club y de la organización de los torneos que gestiona la entidad. Además, la señora Koenig se encarga de la adquisición y asignación de equipamiento (uniformes, balones, etc.) y de la coordinación con los restantes departamentos del club.

“Cada año distribuimos unos mil artículos entre los diferentes equipos y jugadores”, explica nuestra protagonista, que tiene actualmente 49 años.

“Me gusta el ambiente que hay en el fútbol, tanto aquí en el club como en los estadios. Esa faceta compensa la parte agotadora de este trabajo, que también la tiene. En cualquier caso, a mí me sirve para distraerme, y me resulta muy gratificante saber que los chicos cuentan con el equipamiento que necesitan”, asegura Susan, cuyo hijo, que ha cumplido ya los 19 años, ha sido también entrenador del KSV y mantiene su afición por el deporte rey.

“El fútbol es una afición que compartimos en casa, si bien debo admitir que si no fuera por los hombres de mi vida no me habría metido en esto”, confiesa Susan, que desde que llegó al club ha visto cómo la entidad vivía un auténtico auge, con cada vez más niños y jóvenes enrolados y continuos ascensos de categoría en las distintas competiciones.

“También me siento enormemente orgullosa de lo mucho que ha crecido el club, de los éxitos que hemos alcanzado y de haber puesto mi granito de arena para que todo ello haya sido posible, así como de que los niños sigan queriendo venir a jugar al fútbol con nosotros”, celebra.

Hay dos cosas en particular que hacen tan especiales a voluntarios como Susan Koenig: trabajan casi siempre en un segundo plano y la mayor parte de su labor se desarrolla lejos del campo de visión de jugadores y padres, pero son precisamente personas como nuestra protagonista las que garantizan que el fútbol funcione a todos los niveles.

Por si fuera poco, y esto no resulta en absoluto frecuente, Susan mantuvo su compromiso altruista con el Karbener SV incluso después de que su hijo dejase de jugar en el club.

“Mi colaboración con la entidad nunca dependió de lo que hiciese Tom. Sin embargo, sí hay muchos padres que ayudan al equipo únicamente mientras sus hijos forman parte de él, y eso implica que a un club de base como el nuestro le resulte complicado encontrar colaboradores estables y de confianza, ya que su compromiso está a menudo supeditado al tiempo que los chicos jueguen en el club o incluso... ¡al éxito que tengan!”, explica.

Lógicamente, no se puede decir durante cuánto tiempo seguirá Susan trabajando de forma voluntaria para el Karbener SV, pero nada parece indicar que la hora de la despedida esté próxima. “Me encanta venir a nuestras hermosas instalaciones, donde siempre me encuentro a alguien con quien hablar. La verdad es que me lo paso estupendamente haciendo mi trabajo en el club”, confiesa.

Sin duda, las palabras de Susan representan también a los millones de personas que, al igual que nuestra protagonista de hoy, hacen posible que los clubes no profesionales existan y que resulten tan especiales.

A todas esas personas... ¡GRACIAS!