jueves 19 mayo 2016, 14:44

Gaitán, superpoderes al acecho del olimpo

Supergirl es capaz de volar y tiene una gran fuerza física. La Mujer Maravilla comparte esas capacidades. Tormenta domina el clima a su antojo. Éstas y otras heroínas, de cómic y de cine, han salvado al mundo con sus poderes especiales.

Las Superpoderosas sólo cuentan con su gran talento con el balón y su espíritu de sacrificio y trabajo. Y con eso han salvado al fútbol femenino de Colombia. Nada mal.

Las Vengadoras del fútbol son un grupo de chicas colombianas que tras ganar, sorprendentemente, la edición inaugural del Sudamericano Sub-17 en Chile 2008, pusieron a la selección femenina cafetera en el mapa mundial.

Al frente del equipo, su capitana Natalia Gaitán, quien, como en el caso de las heroínas de ficción, tampoco ha tenido un camino fácil. El espíritu guerrero lo desarrolló precozmente cuando a los 4 años inició una batalla contra la leucemia que ganó por KO. Fue la primera de muchas victorias. También venció prejuicios en un país en el que el fútbol es cosa de hombres, hasta hacer vibrar de orgullo a sus compatriotas tras vencer a Francia y alcanzar los octavos de final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA Canadá 2015.

Aquella generación de 2008, que gritó presente sucesivamente en Mundiales Sub-20 y absolutos (Alemania 2011 y Canadá 2015), acude ahora al Torneo Olímpico de Fútbol femenino Río 2016 con la determinación de mejorar su participación en la edición de Londres 2012, en la que no pasaron de la fase de grupos.

“Londres, bueno más bien Escocia que fue donde jugamos, fue una buena experiencia. Pero al ser la primera vez, había muchas expectativas y muchos nervios. No lo disfrutamos tanto. Así que espero que ahora sea diferente y podamos sacar más y mejor, tanto dentro como fuera de la cancha”, explica Natalia a FIFA.com desde Valencia. Allí juega con el equipo femenino de la ciudad española, luego de tres años en la liga estadounidense.

A día de hoy, puede decir que es profesional del fútbol y que se mantiene dando patadas al balón, algo impensable cuando empezó y casi un sueño para la mayoría de jugadoras. Pero consciente de lo inestable de este deporte, ella ya tiene consolidada su identidad secreta, ésa que usará cuando cuelgue la capa... perdón, las botas. “Tengo mi grado en gestión de empresas y el año pasado compaginé el deporte con este trabajo. Es importante tener el futuro asegurado con una segunda actividad, aunque me gustaría seguir colaborando para hacer más fuerte el fútbol femenino en mi país”, nos cuenta la jugadora de 25 años.

Enemigos íntimos Como en toda buena historia, también hay un Supervillano, que en este caso** se viste con dos camisetas, según la ocasión: la de Francia o la de Estados Unidos, que son cruces recurrentes en la historia de la selección colombiana. Las tres, junto con Nueva Zelanda, formarán el Grupo G en Río 2016. Las tres pelearon en el mismo cuarteto en Londres 2012.

El balance histórico es desfavorable a las cafeteras. El equipo perdió con ambas en los últimos olímpicos y Estados Unidos las eliminó también en los octavos de final del Mundial de Canadá.

Natalia ríe ante este capricho del destino. “¡Y otra vez las campeonas del mundo!”. Pero le resta importancia. “Eran 11 selecciones muy complicadas. Cualquiera hubiera sido dura. Serán partidos de máxima competencia que requieren de toda nuestra concentración y esfuerzo. La clave será equivocarnos lo menos posible”.

Las chicas que dirige Felipe Taborda se inspiran ahora en otro precedente. Aquel en el que lograron neutralizar el poder de su némesis ganando a Francia en la fase de grupos canadiense. “Fue uno de los momentos más lindos que he vivido con el fútbol”, dice al recordar el 2-0 logrado en Moncton. Ahí descubrieron algunos ingredientes necesarios para lograr el éxito. “Lo más importante fue mantener el orden defensivo y, tras el gol, la calma y la concentración. Con esfuerzo se puede lograr”, apunta esta admiradora de Paolo Maldini, Mario Yepes o Javier Mascherano.

La clara mejoría física de las jugadoras colombianas, combinada con el aprendizaje en el roce internacional, impulsan a las Superpoderosas. Natalia lo reconoce en su propio perfil. “He mejorado muchísimo la posición, he aprendido a anticiparme a las jugadas, y eso mejora mi rendimiento en el mediocampo defensivo”.

Lo que no han cambiado en estos ocho años de entrega al fútbol son la garra, la actitud y la entrega sobre el terreno. Porque Gaitán se parte los dientes por el fútbol. Literalmente. Le ocurrió en octubre en un partido de la liga española ante la Real Sociedad. En un choque con una rival perdió varios dientes y estuvo 40 días sometida a dieta licuada. Lo encajó con su habitual tranquilidad y actitud serena. Una característica que la refuerza en su posición de líder de un vestuario al que empiezan a llegar niñas nuevas para apuntalar al núcleo duro y asegurar un relevo sin traumas.

El modelo que les marca Natalia es impecable. Y así lo reconocieron sus propias compañeras, al votarla como ganadora del premio a Mejor Jugadora FIFPro de Colombia. “Es la primera vez que FIFPro involucra al fútbol femenino y sólo eso ya es muy bueno. Es un paso más en la lucha por la igualdad, que perseguimos también en cuestiones de pagos, de seguridad social, etc. Me alegra el apoyo de mis compañeras. Pero para mí siempre serán más importantes los logros con la selección que los trofeos individuales. Aun así, es muy gratificante porque es un premio a muchos años de trabajo y dedicación”, reconoce sonriente.

Y muchos años más que le quedan por delante a esta Superpoderosa curtida en mil batallas. La próxima misión, los Juegos Olímpicos. En el horizonte, formar parte de la Liga femenina de Colombia que debería arrancar en 2017. Y mientras, ella y sus compañeras seguirán de guardia, porque nunca se sabe dónde actuará de nuevo un Supervillano para entorpecer el camino ascendente del fútbol femenino colombiano. Ellas lo defenderán pateándoles … un balón.