viernes 02 septiembre 2016, 14:48

Gabriel Jesús, de la decepción al éxito en menos de un mes

Desde la retirada de O Fenômeno se había dicho ya en varias ocasiones que Brasil había encontrado al nuevo Ronaldo, pero esta vez parecía que el entusiasmo generalizado tenía justificación.

Gabriel Jesús era el máximo goleador de la liga brasileña y acababa de firmar un precontrato con el Manchester City de Pep Guardiola. Por si fuera poco, los más de cincuenta millones de seguidores que Neymar tiene en Instagram habían visto a la superestrella del Barcelona enorgullecerse de lucir tatuajes como los del niño prodigio del Palmeiras, e incluso el propio Ronaldo, que siempre había evitado las comparaciones con estrellas brasileñas emergentes con la misma habilidad con la que sorteaba rivales en sus mejores tiempos, había descrito al delantero de 19 años como su heredero.

Así las cosas, Río 2016 se presentaba como la cita en la que el mundo se disponía a enamorarse del joven talento que ya había encandilado al ilustre entrenador catalán y a dos de los máximos goleadores de la historia de la selección brasileña.

Sin embargo, el Torneo Olímpico de Fútbol Masculino no empezó bien para el combinado anfitrión ni para Gabriel Jesús. En su estreno, frente a Sudáfrica, Brasil no pasó de un empate a 0-0 pese a que la escuadra africana jugó la mayor parte del segundo tiempo en inferioridad numérica. Gabriel Jesús salió del estadio Mané Garrincha señalado como uno de los principales responsables del pinchazo de la Seleção.

El ariete no había tenido su mejor día y había desperdiciado varias situaciones de peligro, entre ellas una en la que había preferido buscar a Neymar cuando estaba en una posición ideal para marcar y otra en la que había enviado el balón al palo con la portería vacía. El siguiente partido, contra Irak, también terminó sin goles, y Gabriel Jesús fue sustituido por un centrocampista en el minuto 55 pese a que Brasil buscaba con desesperación la portería rival.

A pesar del titubeante inicio de su equipo, el técnico Rogério Micale mantuvo la fe en Gabriel Jesús, que respondió a la confianza del seleccionador brasileño con varias actuaciones de mérito y tres goles que contribuyeron a que Brasil acabase alzándose con un oro olímpico que puso fin a una sequía de 64 años.

El regreso de los elogios Los elogios volvieron y Gabriel Jesús entró en la primera lista de Tite, el nuevo técnico de la selección brasileña absoluta, con ocasión de los partidos contra Ecuador y Colombia correspondientes a la competición preliminar de la Copa Mundial de la FIFA. Por si fuera poco, el joven ariete fue el principal protagonista del triunfo que Brasil conquistó en Quito, el primero de la Seleção en tierras ecuatorianas desde el 0-1 logrado en 1983 gracias a un gol de Roberto Dinamite.

Las cosas marcharon estupendamente esta vez para Gabriel Jesús, que llevó a la espalda el dorsal número nueve que popularizó en su día Ronaldo. El legendario delantero carioca había elogiado a nuestro protagonista por su “velocidad, habilidad, dinamismo y tenacidad a la hora de no dar ningún balón por perdido”, unas cualidades de las que Gabriel Jesús se valió para fabricar el primer gol de Brasil cuando se acababan de cumplir los 70 minutos del choque contra Ecuador.

Aunque Arturo Mino tenía toda la ventaja para hacerse con un balón en largo enviado por un centrocampista brasileño, Gabriel Jesús persiguió al central ecuatoriano, se las arregló para robarle el balón y, acto seguido, sorteó la salida de un Alexander Domínguez que no pudo evitar derribarle. El árbitro señaló penal y Neymar se encargó de abrir la lata.

En el tramo final del encuentro, Gabriel Jesús anotó el 0-2 con un espectacular remate de espuela a centro de Marcelo y el 0-3 definitivo con un gran disparo desde la frontal del área. La victoria permitió a los pentacampeones del mundo escalar hasta el quinto puesto de la competición preliminar sudamericana —el que da acceso a la repesca intercontinental— y colocarse a un punto de Uruguay, Colombia y Ecuador.

“No podría haber tenido un debut mejor”, se congratuló Gabriel Jesús tras el partido. “He trabajado mucho. Tite ha confiado en mí, igual que el conjunto del equipo. Todo el mundo me ha apoyado, desde el cuerpo técnico hasta mis compañeros. Todos se han portado muy bien conmigo. Se preocuparon de que estuviese cómodo y me pidieron que disfrutase sobre el campo”, declaró.

¿La solución definitiva? “Todo esto es nuevo para mí. Los acontecimientos se han sucedido muy deprisa en los últimos tres años y hoy me he encontrado debutando y marcando con la selección absoluta. Estoy muy feliz no solo por los goles, sino también por mi actuación y por la actuación del equipo”, añadió.

Tite solo tuvo buenas palabras para el joven delantero: “No voy a decir que supiese que iba a jugar así y marcar dos goles, pero lo cierto es que hemos apostado por él porque creíamos que tenía el potencial de hacerlo”.

“Noté que los jugadores estaban acusando la presión. Son humanos y este tipo de cosas les afectan. Hay una gran expectación y ellos lo perciben. En cualquier caso, poco a poco los vas conociendo mejor. No sabía que Gabriel Jesús iba a sobresalir hasta este punto, pero tenía claro que estaba capacitado para hacerlo”, añadió el técnico.

Y es que todo puede cambiar con mucha rapidez en el mundo del fútbol. A mediados de 2002 y en cuestión de meses, Ronaldo pasó “del placer de volver a golpear la pelota a la depresión por la posibilidad de perderme un Mundial, primero, y al mejor momento de mi carrera, después”.

En 2016, Gabriel Jesús ha conocido alternativamente el sabor de la decepción y del éxito en solo 28 días. Y lo mejor es que todo este carrusel de emociones puede haber servido para que Brasil encuentre por fin el delantero goleador que lleva tiempo buscando, aunque el tiempo dirá si Gabriel Jesús es la solución definitiva o solo flor de un día.