jueves 30 junio 2016, 14:00

El momento imborrable del capitán del Brasil de 1970

“Si tuviera que elegir un solo momento para resumir mi carrera”, comentaba hace unos años Carlos Alberto a  FIFA.com, “sería ése”.

¡Y no era un momento cualquiera! En esta imagen, el capitán de Brasil acababa de marcar el que muchos consideran el mejor gol en la historia de la Copa Mundial de la FIFA™; un tanto que cerró la abultada victoria en una final apasionante para una selección considerada mayoritariamente como la mejor de todos los tiempos.

En la maravillosa jugada que fabricó ese gol habían participado todos los jugadores de campo de la Seleção menos uno. Fue un compendio de geniales acciones individuales y de intuitivo trabajo en equipo que culminó Carlos Alberto, al irrumpir velozmente por la derecha para estampar en la red el precioso pase medido de Pelé. No es de extrañar que esta leyenda mundialista lo recordase todo con un orgullo tan patente…

En otra entrevista para la BBC, afirmaba: “Sólo nos dimos cuenta de lo bonito que era el gol tras el encuentro. Naturalmente, la emoción que sentí al marcar ese gol fue increíble, pero lo otro fue después del partido. Y todavía hoy me doy cuenta de lo bonito e importante que fue ese tanto, porque todo el mundo sigue hablando de él”.

“Nadie habla del gol del Pelé, del primer gol; ni del segundo”, añadía. “Siempre es del cuarto gol. Creo que fue el mejor tanto que jamás se ha marcado en un Mundial. fue un pequeño detalle, pero la jugada completa, desde la línea defensiva, fue magnífica. Cualquiera puede meter un gol, pero en esa jugada, nueve jugadores distintos tocaron el balón antes de que fuese gol. Yo tuve suerte, no obstante, porque yo lo marqué”.

Más allá de resumir simplemente la carrera de Carlos Alberto, hay quienes creen que ese gol sintetizó todo lo mejor del jogo bonito. El periódico británico The Guardian, al designarlo como el mejor gol en jugada colectiva jamás marcado, le rindió este entusiasta homenaje: “Que es el apogeo del fútbol no puede discutirlo en serio nadie que tenga alma. Con todo, se podría argumentar justificadamente que también representa la cúspide de todos los deportes y, si uno se siente especialmente grandilocuente, de todas las artes”.

“En parte, lo que deleita del gol”, añadía la reseña, “es que no surgió repentinamente de la nada; en vez de eso, se fabricó casi a medida, reafirmando y, por tanto, ampliando los parámetros de una grandeza inconvertible que se había ido instaurando durante los anteriores 19 días”.

Definirlo como “la cúspide de todas las artes” podría antojarse una sobrada. Pero The Guardian no estaba solo, ni mucho menos, a la hora de referirse en semejantes términos al gol de Carlos Alberto. Eric Cantona, por ejemplo, le dedicó otro famoso y peculiar elogio: “Nunca encontraré ninguna diferencia entre el pase de Pelé a Carlos Alberto en la final del Mundial de 1970 y la poesía del joven Rimbaud”.

Para Cantona y muchos otros, los brasileños habían creado una obra de arte futbolística aquel día en el Azteca. Y nadie la disfrutó más que el hombre que puso el toque final a esa obra maestra…

¿Sabías que…? Entre los objetos correspondientes a México 1970 que están expuestos en el Museo del Fútbol Mundial de la FIFA figuran las medallas destinadas a los dos suplentes permitidos por entonces para cada selección. Como Brasil optó por no sacar a esos suplentes durante el partido, dichas medallas nunca se entregaron.