miércoles 30 diciembre 2020, 18:02

Las muchas fronteras del juego global

  • En todos los rincones del mundo se juega al fútbol

  • Nos fijamos en microestados, pequeñas naciones y lugares remotos

  • Repasamos los artículos más destacados de la serie El Juego Global

Pocos deportes, o actividades de cualquier tipo, pueden presumir de llegar a todos los rincones del mundo como lo hace el fútbol. Por si hiciese falta alguna prueba del alcance que tiene el deporte rey, queda claro con un simple vistazo a nuestra serie El Juego Global.

Acompaña a FIFA.com en este viaje virtual por todo el mundo del fútbol, desde las pequeñas islas del Pacífico hasta las pintorescas naciones menos conocidas de Asia, pasando por los reductos futbolísticos de África y el Caribe y los microestados de Europa y otros lugares.

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La conexión espiritual del fútbol en el Viejo Continente

El Estado soberano más pequeño del mundo es la Ciudad del Vaticano, que recibe cada año la visita de millones de peregrinos y turistas, aunque quizás poca gente sepa que la Santa Sede también alberga una vibrante comunidad futbolística. Y no es algo tan sorprendente, habida cuenta de que está ubicada en una metrópolis tan apasionada por el deporte rey como Roma y de que el propio papa Francisco es un conocido hincha del San Lorenzo argentino. El Vaticano lleva ya unos cinco siglos asistiendo a algún tipo de práctica del fútbol y cada año celebra su propio mini-Mundial, la Clericus Cup.

A unos cientos de kilómetros al norte está San Marino, un pequeño enclave que alberga ya esperanzas muy reales de obtener la clasificación para la Eurocopa de fútsal de la UEFA. Otros microestados creados hace siglos junto a laderas de montañas son el Principado de Liechtenstein, cuya selección apunta alto y se enorgullece de haberse superado en muchas ocasiones, y Andorra, que presenta asimismo unos notables éxitos relativos, sobre todo al tener solo dos canchas oficiales.

Hemos visitado varios lugares del norte de Europa donde la lucha contra los elementos es algo tan consustancial al juego como tener que vencer al rival. Un porcentaje considerable de la población de la isla más grande del mundo, Groenlandia, practica el fútbol, aun estando en el círculo polar ártico. Plantar cara al frío y a los azotes del viento es lo que hacen también en la hermosa isla escocesa de Eriskay, mientras que el fútbol base sigue triunfando en la isla de Wight, en el canal de la Mancha, pese a ser más conocida por sus festivales de música.

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Islas de ensueño

Para mucha gente el fútbol, las palmeras y las playas de arena blanca representan una utopía. Pero la buena noticia es que estos elementos no son mutuamente excluyentes. Así, Tahití no es apenas un destino que visitar antes de morir para los amantes del sol, sino que también posee una sólida cultura futbolística.

Moorea, casi a un tiro de piedra en barco de Tahití y también en la Polinesia Francesa, es en cierto sentido el hogar espiritual del beach soccer en Oceanía. Fue escenario del primer torneo continental, que supuso una plataforma de lanzamiento para los tan admirados astros tahitianos de la Copa Mundial de Beach Soccer de la FIFA™, y sus postes continúan en pie, casi fundiéndose con las suaves olas del arrecife cuando la marea está alta.

En el extremo septentrional de la región, la nación micronesia de Kiribati alberga grandes ambiciones para su fútbol, a pesar de que su infraestructura y sus canchas supondrían un reto para los jugadores más curtidos.

Las Islas Cook, integrante más pequeño de la OFC, se ven confrontadas a un doble problema, una población muy reducida y una superficie oceánica equivalente a gran parte de Europa occidental. Al este de Tahití está la Isla de Pascua, donde dos de sus emblemáticas estatuas proyectan su sombra sobre el Estadio Municipal de Hanga Roa, donde se disputan todos los partidos.

Las Seychelles son otro paraíso insular que siente una pura pasión por el deporte rey. Es el Estado soberano más pequeño de África, pero su amor por el fútbol está a la altura de los más grandes, a pesar de la distancia que las separa del territorio continental. En una situación similar se halla Madagascar, nación del océano Índico.

En el Caribe, ha surgido una alternativa seria a la hegemonía deportiva del críquet, sobre todo en la pequeña San Cristóbal y Nieves. Otro tanto ocurre en Anguila y también en Montserrat, el farolillo rojo de la Clasificación Mundial de la FIFA que en 2002 participó en “La otra final”, un famoso choque ante Bután que contrastó con el duelo por el título de la Copa Mundial de la FIFA 2002™, celebrado de forma simultánea.

También en la región, San Martín, parte de las antiguas Antillas Neerlandesas, se está beneficiando del programa WorldCoaches de la KNVB y ha recibido la visita de técnicos de la talla de Johan Neeskens.

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El enorme lienzo cultural de Asia

Ningún otro continente exhibe la diversidad cultural de Asia, como pudimos ver durante nuestra excursión relámpago a lo largo del año. En Bután, como en Brunéi Darussalam o Mongolia, la creciente popularidad del fútbol ofrece un contraste que a veces puede parecer incongruente con las tradiciones culturales y los estilos de vida convencionales. La primera división de Bután está considerada el campeonato que se disputa a una mayor altura media de todo el planeta.

Hay contrastes de sociedades por ejemplo entre la RDP de Corea, donde se encuentra el estadio más grande del mundo, en Pyongyang, a menudo con temperaturas bajo cero, y Timor Oriental, mucho más meridional, cerca del ecuador, cuya pasión por el fútbol no se ve frenada por unos recursos modestos.

Korea DPR's perform the large-scale gymnastic and artistic show at the May Day Stadium in Pyongyang