domingo 24 julio 2016, 08:01

McAlery, el capitán visionario que llevó el fútbol a Irlanda

La luna de miel es el período en el que dos recién casados se embarcan en un retiro romántico con el fin de celebrar su amor, su reciente unión y el inicio de una vida en común. Además, se trata probablemente de uno de los últimos escenarios en los que pensaríamos como posible acicate del nacimiento de una selección nacional de fútbol.

Sin embargo, fue precisamente durante una luna de miel en Escocia en 1878 donde John ‘Mac’ McAlery, el primer capitán de la selección irlandesa de fútbol, tuvo la idea de llevar el fútbol organizado a la isla de Irlanda. El vanguardista McAlery, que se había sentido inspirado por aquel deporte en Edimburgo durante el primer partido de fútbol que presenció, comenzó a sentar las bases del balompié en la isla Esmeralda, un proceso que inició invitando a dos populares equipos escoceses, el Caledonians y el Queen’s Park, a jugar un partido de exhibición en Belfast.

En vista del gran recibimiento que los habitantes de Belfast brindaron al fútbol, se hizo evidente que aquel deporte había llegado a Irlanda para quedarse. Así, McAlery no tardó en dar el siguiente paso, que consistió en dotar a su país de su propia infraestructura balompédica. Nuestro protagonista, que jugaba al críquet en el Cliftonville Cricket Club, fundó el Cliftonville Football & Athletic Club —el decano del fútbol irlandés— y fue además el principal artífice de la creación de la Copa de Irlanda.

El 18 de noviembre de 1880 se fundó en el Queen’s Hotel de Belfast la Asociación Irlandesa de Fútbol. El acto, que contó con la participación de McAlery en calidad de secretario honorario de la organización, sirvió además para establecer el reglamento futbolístico oficial del país. En el apéndice del acta de aquella histórica reunión, McAlery escribió lo siguiente: “A juzgar por el espíritu que invade a los hoy aquí presentes, el fruto de este acto no será sino una Asociación que promoverá con energía y decisión el deporte que todos nosotros hemos avalado”.

Un partido histórico que acabó en lágrimasUna vez que Irlanda pasó a disponer de su propia infraestructura futbolística, la organización de un partido internacional se antojaba como el siguiente paso lógico. De entre las tres selecciones de fútbol que en ese momento existían al otro lado del mar de Irlanda, Inglaterra fue la elegida para convertirse en el primer rival del combinado irlandés. McAlery, que a sus 23 años era un consumado jugador de críquet y también futbolista del Cliftonville FC desde hacía poco tiempo, jugó de lateral derecho y actuó como capitán del equipo en aquel estreno internacional de Irlanda, que tuvo lugar el 18 de febrero de 1882.

Las condiciones climatológicas de aquella jornada eran las habituales del mes de febrero en Belfast, y el diario The Times escribió que hacía “un frío glacial” y que “el viento soplaba con fuerza y de forma esporádica se registraron chubascos y granizadas”. Sin embargo, lo que se presentaba como un día histórico para el fútbol irlandés y para McAlery no tardó en convertirse en una humillación, ya que el conjunto anfitrión sucumbió por un sonrojante 13-0 a manos de una selección inglesa mucho más experimentada.

The Glasgow Herald publicó lo siguiente sobre el encuentro: “Se contaba con la derrota de Irlanda, pero nadie esperaba que Inglaterra se fuese a imponer por un resultado tan abultado como este 13-0”. Por su parte, el periódico The Sportsman se mostró más comprensivo con los derrotados: “Los irlandeses no deben desanimarse por el resultado, puesto que, a buen seguro, conseguirán igualar las cosas con el tiempo. En cualquier caso, es una pena que Inglaterra no haya enviado un equipo más asequible para este primer duelo entre ambas selecciones”.

Hasta la fecha, aquel resultado continúa siendo la mayor goleada de la historia de Inglaterra, así como la derrota más abultada de la selección irlandesa.

Tras la goleada se dijo que un McAlery desolado había roto a llorar en el vestuario. Pese a que había trabajado denodadamente para que el fútbol despegase en su país, el capitán irlandés no tuvo más remedio que rendirse ante la evidencia de que todavía quedaba mucho camino por recorrer para que la verde Erin alcanzase el nivel de las selecciones de Gran Bretaña.

McAlery volvió a capitanear a Irlanda en el siguiente partido, que se celebró en Wrexham con Gales como rival. Los irlandeses cayeron de nuevo, esta vez por 7-1, y el encuentro fue el último de McAlery como internacional.

Tras decidir que centraría sus esfuerzos en los asuntos relativos a lo que ocurría fuera del terreno de juego, McAlery continuó ligado al fútbol de su país y desempeñó el puesto de secretario de la Asociación Irlandesa de Fútbol hasta 1888, además de actuar como árbitro internacional.

Aunque su trayectoria como internacional apenas duró dos partidos, John McAlery fue mucho más que el primer capitán de la selección irlandesa. No en vano, nuestro protagonista se erigió en el espíritu impulsor que contribuyó decisivamente a llevar el fútbol a Irlanda. El balompié podría haber tardado muchos más años en echar raíces en la verde Erin de no ser por aquel hombre que se enamoró del deporte rey durante su luna de miel en 1878.