Ocho combinados de Oceanía competirán durante la próxima semana con el objetivo de convertirse en la primera nación en unirse a la anfitriona Lituania en la Copa Mundial de Fútsal de la FIFA 2020™. Nueva Caledonia albergará la Copa de Naciones de Fútbol Sala de la OFC, cuyo único billete para la cita mundialista se decidirá el sábado 2 de noviembre.

Al frente de los aspirantes está Islas Salomón, que buscará ampliar su exitosa racha de clasificaciones a 12 años. El combinado melanesio, que luce con orgullo su camiseta verde y amarilla inspirada en Brasil, lleva mucho tiempo manteniendo una gran afinidad con la variante del fútbol bajo techo, así como con el fútbol playa.

Los salomonenses llevan sin perder un partido en el campeonato –exceptuando una edición en que hubo rivales invitados– desde 2004. Además, los Kurukuru llegan crecidos por una gran actuación en su reciente gira por Australia, donde perdieron por la mínima en sus dos enfrentamientos contra la selección local.

En todo caso, la confederación ha hecho un gran hincapié en generalizar los programas de desarrollo por toda la región en los últimos años. El resultado son dos debutantes en el certamen, Samoa Estadounidense y Tonga; y la OFC cree que la competencia se verá considerablemente acrecentada en el torneo continental.

“Ha sido muy alentador ver el compromiso que han mostrado las federaciones miembro en la preparación de sus selecciones para este importante campeonato”, declaró el responsable de Desarrollo del Fútbol Sala de la OFC, Paul Toohey. “Triunfe quien triunfe en Numea será un digno campeón, porque esta Copa de Naciones será un certamen duro y muy reñido”.

Nueva Zelanda cree que ahora cuenta con una buena mezcla de juventud y experiencia en su plantilla. “Me gustaría decir que se trata del equipo más fuerte que hemos podido convocar nunca, y además se ha invertido mucho más en este grupo de jugadores que en años anteriores”, señaló el seleccionador de Nueva Zelanda, Marvin Eakins.