Pocas federaciones nacionales, por no decir ninguna, se enfrentan a los mismos problemas que las Islas Cook. Si bien su área es extensísima, similar a la de toda Europa Occidental, Islas Cook es uno de los países menos poblados del planeta, lo cual dificulta enormemente la labor de la Federación de Fútbol de Islas Cook (CIFA) a la hora de intentar maximizar sus recursos futbolísticos.

Además, Islas Cook es una de las naciones más remotas del mundo. Ubicado en el extremo oriental de Oceanía, es el país miembro más pequeño de la FIFA exceptuando el Caribe. La Polinesia Francesa (Tahití) es lo único que hay entre las Islas Cook y el continente sudamericano, a unos 8.000 kilómetros de distancia.

La población de Islas Cook es de apenas 17.000 habitantes, a pesar de ser un país insular salpicado a lo largo y ancho de 2,2 millones de kilómetros cuadrados de océano, lo que equivale a más o menos el doble de la superficie de Francia.

Si bien es una nación autónoma desde 1965, Islas Cook es uno de los miembros más recientes de la FIFA. De hecho, se afilió al organismo rector del fútbol mundial en 1994, unos 23 años después de fundarse la CIFA. El combinado polinesio ya participó en la fase de clasificación de la Copa Mundial de la FIFA 1994™, pero cuando realmente causó sensación fue en el clasificatorio del último Mundial.

En la primera ronda de la fase de clasificación de la OFC para Rusia 2018, Islas Cook no solo consiguió ganar su primer encuentro de clasificación mundialista contra otra federación miembro de la FIFA, sino que además repitió triunfo apenas 48 horas después.

Solamente la diferencia de goles le impidió sellar su pase a la siguiente ronda contra todo pronóstico y disfrutar de la rara ocasión de enfrentarse a Nueva Zelanda, la gran potencia continental, en un partido oficial.

Parte de aquella selección estaba compuesta por habitantes de Islas Cook que viven en el extranjero. Una cantidad importante de sus futbolistas seleccionables vive en Australia y, sobre todo, en Nueva Zelanda. Por eso, organizar los partidos de la selección no es una empresa sencilla. Tahití, su vecino más cercano, está a más de 1.000 kilómetros de distancia.

Rarotonga, la isla principal del archipiélago, es la cuna del fútbol nacional. Allí se encuentra también la formidable sede de su federación, financiada por la FIFA e inaugurada en el año 2009, que ha albergado numerosas competiciones de la OFC.

Rarotonga es asimismo el hogar de gran parte de los clubes más importantes del país, si bien otras siete islas tienen sus propias federaciones locales de fútbol pese a no llegar siquiera a los mil habitantes en la mayoría de los casos.

Hace poco, la CIFA impartió un curso de formación para entrenadores de cuatro días de duración en la isla de Atiu, pero los 300 kilómetros que la separan de la isla principal ponen de manifiesto las dificultades con las que se encuentra a la hora de aprovechar su potencial.

Eso sí, a pesar de los obstáculos geográficos, la CIFA ha podido llevar a cabo sus programas de desarrollo y organiza regularmente competiciones nacionales.

De todas ellas, el campeonato juvenil bienal es una de las fechas más destacadas del calendario, un torneo muy importante para descubrir futbolistas que pueden llegar a jugar a nivel continental. No obstante, el fútbol, a diferencia de en la vecina Tahití, compite seriamente en Islas Cook con la liga de rugby y el netball.

Aparte de la selección absoluta, otros combinados nacionales de Islas Cook también han cosechado éxitos recientemente a nivel internacional.

La selección femenina más joven del país alcanzó las semifinales del Campeonato Femenino Sub-16 de la OFC en 2017, mientras que, el año anterior, Islas Cook acabó con el dominio habitual de Samoa en su zona y conquistó el torneo preliminar del Campeonato Sub-19 de la OFC.

Este artículo forma parte de la serie 'El Juego Global', que te cuenta cómo se vive el fútbol en los lugares más remotos y alejados de los focos. La semana que viene viajaremos a las Islas Feroe.