lunes 17 abril 2017, 10:04

Sonrisas neozelandesas, lágrimas australianas

La competición preliminar de la Copa Mundial de la FIFA 1982 ocupa lugar trascendental en los libros de historia del fútbol neozelandés, y un capítulo para olvidar en los anales de su eterna rival, Australia.

En mayo de 1981, Australia aspiraba a repetir la gesta que había alcanzado ocho años antes y volver a participar en la Copa Mundial de la FIFA. Su eterna rival, Nueva Zelanda, también tenía el mismo sueño, aunque sus expectativas eran mucho menos ambiciosas. FIFA.com repasa aquel partido clave que ha entrado en los anales del fútbol de ambos países, aunque por motivos bien distintos.

Los detalles 16 de mayo de 1981, Campo de Críquet de Sydney (Australia) Australia 0-2 Nueva Zelanda Goles: Steve Wooddin 29', Grant Turner 81' Australia: Greg Woodhouse, Alan Davidson, John Yzendoorn, Steve Henderson, Steve Blair, Jim Tansey, Billy Rogers (Gary Cole 46'), Murray Barnes, Eddie Krncevic (Ken Boden 64'), Mark Jankovics, Peter Sharne. Seleccionador: Rudi Gutendorf Nueva Zelanda: Richard Wilson, John Hill, Ricki Herbert, Robert Almond, Glen Dods, Duncan Cole, Steve Sumner, Keith McKay (Samuel Malcolmson 84'), Grant Turner, Brian Turner (Clive Campbell 85'), Steve Wooddin. Seleccionador: John Adshead

El contexto Los aficionados australianos que se dieron cita en el Campo de Críquet de Sydney aquel 16 de mayo, tenían muchos motivos para el optimismo. Los locales llevaban las de ganar tras haber cosechado un empate a 3-3 unas semanas antes en Auckland.

Un reñido choque en el que los neozelandeses tuvieron que esperar hasta el último suspiro para que Steve Sumner anotara el tanto de la igualada. Además, al contrario que los Kiwis, los Socceroos, con el trotamundos alemán Rudi Gutendorf al timón, habían realizado una exhaustiva concentración y estaban preparados a conciencia.

Ambos contrincantes aspiraban a hacerse con el liderato del grupo, en el que también estaban encuadradas Indonesia, Chinese Taipei y Fiyi. El vencedor del choque lograría, casi con toda certeza, el pase a la ronda final de clasificación. Era mucho lo que estaba en juego, y el ambiente estaba al rojo vivo.

Pero, por si esto fuera poco, las relaciones deportivas entre Australia y Nueva Zelanda no atravesaban por su mejor momento. El motivo había sido un polémico partido de críquet disputado meses antes, en el que el capitán del equipo australiano había indicado a uno de sus jugadores que realizara un lanzamiento poco ortodoxo al bateador neozelandés.

El partido El encuentro se disputó el principal campo de críquet de la ciudad de Sydney, y aunque el césped no estaba en las mejores condiciones, el choque comenzó muy igualado.

Pero las esperanzas que albergaban los locales de estar presentes en España 1982 quedaron pendientes de un hilo cuando Steve Wooddin abrió el marcador para Nueva Zelanda. El tanto fue un cañonazo de libro. El balón fue estrellarse al fondo de la red y el guardameta australiano, Greg Woodhouse, ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar.

Gutendorf dio entrada a dos prolíficos delanteros, Gary Cole y Ken Boden, pero, en última instancia, esta medida sólo contribuyó a facilitar que Grant Turner encontrara el hueco que necesitaba para anotar el 0-2 definitivo de un estupendo cabezazo.

Cuando el conocido árbitro inglés George Courtney pitó el final del partido, la campaña de Australia estaba prácticamente acabada, mientras que para Nueva Zelanda supuso toda una inyección de moral, que resultó decisiva para sus éxitos posteriores.

La figura El infatigable mediocampista Grant Turner fue el motor de su equipo en la crucial victoria. Su gol de cabeza fue, en palabras de su compañero Steve Sumner, "el mejor remate de cabeza que he visto en mi vida". El jugador, que en aquella época tenía 22 años y militaba en las filas del Gisborne City, no pudo estar presente en España debido a una lesión en el pie en vísperas de la cita mundial.

Se dijo... "Si (el técnico) John Adshead pidiera a sus jugadores que salieran al campo a morir por él, ninguno de ellos lo dudaría", Adrian Elrick, defensa de Nueva Zelanda.

"No entiendo cómo pudimos jugar así: como aficionados ante un rival profesional", ***Rudi Gutendorf, seleccionador de Australia.


¿Qué sucedió luego? Aquel resultado fue el final de la campaña de Australia, que terminó segunda, cuatro puntos por detrás de Nueva Zelanda. La derrota, que la prensa local calificó de desastre, también supuso el cese de Gutendorf como seleccionador.

Para poner las cosas en perspectiva, es preciso apuntar que, hasta que los Socceroos cayeron ante China en Sydney en junio de 2008, ésa había sido la única derrota en casa de Australia en 27 años y 36 partidos de la competición preliminar de la Copa Mundial de la FIFA.

Nueva Zelanda se clasificó para España 1982 en una campaña épica en la que cosechó varios récords. En aquella época, los Kiwis fueron el equipo que más partidos tuvo que disputar para alcanzar la Copa Mundial de la FIFA.

En la ronda final de la competición preliminar, Kuwait terminó primera y se clasificó automáticamente. Nueva Zelanda, igualada a puntos con China, fue segunda merced a la diferencia de goles, y Arabia Saudí cuarta.

Así las cosas, la segunda plaza de la región se decidió en un emocionantísimo choque de repesca entre neozelandeses y chinos, disputado en campo neutral, en Singapur, en el que Ricki Herbert, más tarde seleccionador de los neozelandeses, anotó el tanto de la victoria.

Nueva Zelanda debutó en la Copa Mundial de la FIFA en España 1982, donde quedó encuadrada en un grupo complicadísimo y no ganó ningún partido. Perdió por 5-2 contra Escocia, por 3-0 ante la antigua Unión Soviética y por 4-0 frente a Brasil.