viernes 22 marzo 2019, 17:36

Ubuntu transforma a los niños a través del fútbol

  • Ubuntu transforma a los chicos con fútbol y educación

  • Una academia y un club profesional para instruir a los alumnos

  • La fundación quiere "transformar Sudáfrica" con ejemplos positivos

Una entidad que combina fútbol base y escuela, y un club profesional únicamente motivado por dar servicio a su cantera. “Nuestro objetivo es convertirnos en el principal programa de desarrollo del continente, pero eso no es lo único que nos importa ni nuestro fin último”, explica a FIFA.com, Casey Prince, cofundador de la organización benéfica Ubuntu, de Ciudad del Cabo.

Todas sus decisiones giran en torno a la meta de “desarrollar a los hombres que van a transformar Sudáfrica”, después de empezar su trayectoria hace una década con poco más que el deseo de superar un problema con el que se habían topado Prince y su amigo, Michael Jenkins.

“En este país falta espíritu paternal. Y si somos capaces de formar a unos tipos de hombres distintos, lo cambiaremos”, explica Prince. “Aspiramos a ver una Sudáfrica transformada... El fútbol siempre ha desempeñado un papel fundamental aquí”.

Tras vencer innumerables dificultades, Ubuntu (que significa “conectividad”) tiene ahora una escuela con siete cursos, y sus 66 niños —29 de ellos alojados en sus propias instalaciones— forman parte de su academia de fútbol, situada en la localidad de Fish Hoek, en el municipio de Ciudad del Cabo.

Si bien el talento futbolístico es fundamental para que puedan hacerse un hueco, una vez que forman parte de la familia tienen garantizada una educación completa, siempre que se comprometan a progresar tanto en los estudios como dentro del terreno de juego.

“El desarrollo de personas y jugadores es un proceso a largo plazo”, continúa Prince. “Si tratamos de precipitarlo, lo estropearemos. Tenemos una idea clara de cómo debe ser, qué debe pensar y cómo debe interactuar con el mundo un muchacho cuando nos deje a los 18 años”.

Las primeras promociones de alumnos se están graduando en estos momentos —Prince las denomina “los originales de Ubuntu”—, por lo que ya podemos ver en qué se traduce esa filosofía. Algunos de ellos han conseguido becas en Estados Unidos, mientras que otros han fichado por el Ubuntu Cape Town FC.

“Nadie de nuestro personal había hecho algo así”, admite Prince, refiriéndose a la adquisición del club de la segunda división que llevaron a cabo en 2017. “Hemos aprendido muchas cosas a base de golpes, cometido muchos errores. Pero hasta ahora ha resultado ser una decisión correcta, aunque difícil”.

Por principio, la academia se opone a que los alumnos firmen contratos para estar ahí —pueden marcharse cuando quieran—, de modo que el fichaje de los graduados por el club representa tanto un punto de partida para los jugadores como una fuente potencial de ingresos para el conjunto de sus actividades, que por lo demás se financian íntegramente a través de donativos.

Y aunque tener que afrontar luchas por evitar el descenso no es algo con lo que hubiese contado nunca Prince —después de entrenar en un primer momento él mismo al equipo—, sus decisiones están demostrando ser justificadas. Dos ejemplos de ese acierto son Luke Fleurs y Jesse Donn, internacionales con las categorías inferiores de la selección sudafricana.

“De haber sido estrictos de verdad nos hubiésemos deshecho de él [de Jesse] a los 14 años”, confiesa respecto a Donn, centrocampista internacional sub-20. “Pero se esforzó y ha llegado a ser un jugador buenísimo. Ahora, con 19, ya está siendo titular en todos los partidos con el primer equipo. Si se les da tiempo y se confía en ellos, los resultados acaban llegando”.

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Fleurs, por su parte, milita ahora en el SuperSport United, equipo que compite por el título de la Premiership, y sabe muy bien que todo pudo haber sido muy distinto para él, ya que se crio en una zona en la que no es extraño caer en la delincuencia. “Yo venía de una comunidad en la que era muy difícil ignorar esas cosas, y reconozco todo el mérito de Ubuntu por haberme sacado de allí. De no ser por ellos, ahora estaría en una banda o algo parecido”.

Luke es consciente de lo que ha tenido que superar, y admite que los estudios no le entusiasman como quizás deberían, pero se considera afortunado por haber tenido esta oportunidad. “Me sorprendió que me diesen tantas oportunidades. Tengo que agradecérselo, a ellos y a Dios, para ser sincero. De no ser por ellos, no creo que fuese la persona que soy hoy en día”.

Y ver el tipo de personas en que se han convertido es una merecida recompensa a la entrega de todos quienes colaboran en este proyecto. “Resulta muy gratificante. Muchísimo”, afirma Prince. “Y es más especial todavía con esta primera hornada, que ha abierto el camino. Por lo que han tenido que pasar hace que uno sienta un cariño y una confianza especial hacia ellos”.

A todas luces, es algo mutuo, y Fleurs lo demostró poniéndose un tatuaje de Ubuntu en la muñeca justo antes de incorporarse al SuperSport. “Lo que han hecho por mí es increíble, por supuesto que no lo olvidaré”, dice. “Cuando marque voy a besarlo, sin duda”.

“Les dije a mis padres que este iba a ser el único tatuaje, se lo prometí. Y me dejaron hacérmelo porque saben lo mucho que significa para mí Ubuntu. Cuando le pedí permiso a mi madre, me dijo: ‘Sin problema”.

Una respuesta que probablemente describa como pocas la ayuda que está brindando Ubuntu para formar a la próxima generación de hombres sudafricanos.