Zimbabue se ganó el corazón de todos

Zimbabue perdió el partido, pero se ganó a la afición. Este sábado, la selección debutante africana cayó 3-1 a manos de Canadá, sufriendo su segunda derrota en dos encuentros en el Torneo Olímpico de Fútbol femenino Río 2016. Sin embargo, eso no impidió que el público brasileño se volcase entusiasmado con su causa, como si fuese el equipo de casa.

“Es la primera vez que participamos en un evento de esta magnitud. Teniendo eso en cuenta, creo que hemos jugado bien, lo hemos dado todo. Y no puedo más que agradecer a los hinchas brasileños que nos hayan apoyado tanto”, dice a FIFA.com la lateral izquierda Sheila Makoto. “Nos ha sorprendido muchísimo. Jamás hubiera imaginado algo así”.

São Paulo, la mayor ciudad de Sudamérica, cuenta con tres de los clubes más seguidos de Brasil: São Paulo FC, Palmeiras y Corinthians, cuyo estadio está siendo también escenario de partidos de fútbol olímpico este mes de agosto. Y lo cierto es que los hinchas de todas las nacionalidades presentes —se vendieron 42.281 entradas, un 96% del aforo— han adoptado a las zimbabuenses como su nuevo equipo predilecto.

Las animaron incluso antes de que las árbitras hiciesen sonar el pitido inicial, además de hacer vibrar las gradas las dos veces en que Zimbabue perforó la meta contraria, en sus dos compromisos iniciales. La primera fue un gol del honor contra Alemania, que se impuso 6-1. Y ahora, ante Canadá, el cuadro africano recortó distancias a cinco minutos del final, a través de la mediapunta Mavis Chirandu.

Un control descontrolado Al celebrarlo, Chirandu hizo el gesto típico de quien imita a alguien que ha perdido el juicio, girando los dos dedos índices alrededor de la cabeza, como si estuviese perdiendo el control. Y la verdad es que el público entero pareció enloquecer en las gradas.

“¡Me entusiasmé! No sólo era mi primer partido en los Juegos Olímpicos, sino también mi primer gol. No había participado en el primer partido, ni tampoco jugado nunca ante un público tan numeroso, en un estadio como este. Así que había que celebrarlo, claro”, explica Chirandu a FIFA.com. “Quería que la hinchada se volviese loca conmigo”.

Detrás de estos personajes hay historias que tal vez sorprendan al público. Es el caso de la propia autora del gol de este sábado. Mavis, de 21 años, se crio en una unidad de la institución Aldeas Infantiles SOS, en Bindura, a 88 kilómetros de Harare. Fue abandonada con un año de edad, y un buen samaritano la encontró junto a una carretera. “No tengo palabras para hablar de ese hombre que me salvó. Me dio la vida y también una familia, al llevarme al hospicio”, afirma.

Makoto ya tiene una pequeña familia a su alrededor: su marido, Davidson, y su hijo, Jaylen, de 3 años. Asegura que los dos están pegados al televisor en casa, en Harare, sabedora del apoyo que las zimbabuenses están recibiendo a miles de kilómetros de distancia. Al contrario que muchas de sus compañeras, no está obligada a compaginar su carrera como futbolista con profesiones de ámbitos tan diversos como el periodismo o la vigilancia de prisiones. Aunque, como es lógico, debe dedicar parte de su tiempo al cuidado de su hijo.

“Es difícil ser madre y futbolista al mismo tiempo, pero no puedo quejarme. Me quedo con él por las mañanas, y me ocupo también de la casa, y voy a los entrenamientos por las tardes. Entonces lo dejo con su abuela. Y además, mi marido también es mi fan número uno. Cuando di a luz a nuestro primer hijo pensé que mi carrera se acababa, pero él siempre me ha animado”.

Si los brasileños supiesen más de la trayectoria de estas mujeres, ¿sería posible que sintiesen más empatía aún por ellas? Sea cual sea la respuesta, las africanas esperan que en la última jornada, el próximo martes en Salvador, ante Australia, el ambiente de sus partidos siga siendo el mismo.

Todo forma parte de un paquete ya muy especial, ganen o pierdan, en su estreno en unas Olimpiadas. “Es una gran experiencia para todas nosotras, por supuesto”, concluye Sheila Makoto. “Ahora sólo podemos esperar que la afición de allí sea igual, claro. Nos gusta tener a los brasileños a nuestro lado”.