Es un héroe en su país, después de que llevase a Rusia hasta los cuartos de final de la Copa Mundial de la FIFA 2018™, superando todas las expectativas. Aun así,  para muchos Stanislav Cherchesov continúa siendo relativamente desconocido. Presentamos cinco datos interesantes de la carrera de uno de los candidatos al Premio The Best al entrenador de la FIFA de fútbol masculino.

Cherchesov nació en 1963 en Alagir, en el Cáucaso. Es el hijo más célebre y mayor orgullo de una pequeña localidad cuya población apenas superaba entonces las 15.000 personas. El seleccionador de Rusia no ha olvidado nunca la ciudad de sus orígenes, e incluso la mencionó en entrevistas y conferencias de prensa durante el Mundial.

Después de entrenarse con el Spartak de Alagir de niño, se incorporó al Spartak de Ordzhonikidze (actual Spartak de Vladikavkaz), antes de dar el salto al Spartak de Moscú en la primera de sus cinco etapas con uno de los clubes más grandes de Rusia, donde pasó de ser un joven y prometedor arquero a sucesor del legendario Rinat Dasaev, para luego convertirse en una figura veterana del equipo. Posteriormente sería su director deportivo y más tarde entrenador principal.

Cherchesov también fue el guardameta de la selección rusa que goleó 6-1 a Camerún en la Copa Mundial de la FIFA 1994. El destino quiso que dirigiese asimismo al combinado nacional en su siguiente victoria por cinco goles en un choque mundialista, 24 años más tarde.

El técnico campeón del mundo de 2014, Joachim Loew, fue entrenador del Tirol Innsbruck en 2001/02, temporada en la que conoció a Cherchesov, quien entonces tenía 40 años y se aproximaba al final de su carrera. El veterano portero aprovechó la oportunidad para aprender todo lo posible del alemán.

“Cherchesov fue uno de los jugadores más fascinantes con los que he trabajado. Era ambicioso y ejerció una influencia muy positiva sobre sus compañeros. He visto muy pocos profesionales como él”, recordó Loew en la Copa FIFA Confederaciones 2017.

Al estratega ruso le entristeció la campaña deslucida de su amigo este año en Rusia. “Personalmente, sentí que Alemania quedase eliminada tan pronto. Loew es un buen amigo mío, y fue mi entrenador. Nos enviamos mensajes después de todos los partidos [de Rusia 2018]”, reconoció.

Estos dos amigos volverán a encontrarse el 15 noviembre, cuando Alemania reciba a Rusia en Leipzig para disputar un amistoso.

Cherchesov dejó huella en todos los clubes que ha entrenado, aunque eso no siempre se tradujese en títulos. Estuvo a un solo triunfo de ganar la liga rusa con el Spartak en 2007, y finalmente fue subcampeón. Del mismo modo, consiguió que Terek de Grozny (actual Akhmat de Grozny) y Amkar de Perm protagonizasen campañas meritorias a pesar de contar con planteles muy modestos.

Logró un pleno de seis victorias con el Dinamo de Moscú en la fase de grupos de la UEFA Europa League en 2014, antes de conquistar sus primeros trofeos como entrenador con el Legia de Varsovia, al que dio un doblete de liga y copa en Polonia en 2016.

Tardaría un poco en convencer en Polonia, pero acabó ganándose el cariño de los hinchas del Legia, y los medios de comunicación polacos abarrotaban sus conferencias de prensa, rendidos ante su estilo poco convencional y sus bromas. Por ejemplo, cuando le preguntaron por qué había decidido cambiar Rusia por Polonia, contestó: “Bueno, mi oso tenía ganas de visitar el zoológico de Varsovia, no podía negárselo”.

Cherchesov nunca olvida a los hinchas por los que juegan sus equipos, como quedó de manifiesto después de la sensacional victoria de Rusia sobre España en los penales de octavos de final del Mundial.

En mitad de la conferencia de prensa posterior al duelo, se levantó de su asiento y bajó al encuentro de Lorenzo de Chosica, un periodista y profesor peruano radicado en Moscú al que había conocido poco antes del torneo. “¡Lorenzo! Esta victoria es tuya, no mía. Lorenzo es el número uno... bueno, después de [Igor] Akinfeev”, dijo, antes de entregarle una camiseta de la selección rusa con el dorsal número 1 y su nombre estampado.

Fue su forma de agradecerle el apoyo que le había brindado antes del torneo, cuando los medios nacionales y muchos aficionados no dejaban de criticar la secuencia de siete partidos sin ganar y las malas actuaciones del equipo. Más tarde le regalaría también una entrada para el Rusia-Croacia de cuartos de final.

Elegí mi propio camino cuesta arriba es el revelador nombre de un documental filmado en 1990 en su región natal, Osetia del Norte. Cuenta la historia de un muchacho corriente de Alagir que se convirtió en campeón de la URSS y ganó el premio al mejor portero del año. Contiene imágenes de su boda, del regreso a su ciudad, donde fue recibido como una estrella, de él solo haciendo tareas domésticas normales y de su familia.

“Al principio no nos gustaba el fútbol, pero ahora lo es todo para nosotros”, declaró su padre en el documental. “De niño estaba corriendo siempre con una pelota, se portaba mal, lo destrozaba todo y rompía ventanas... pero ahora es un buen chico”.

En aquel momento tenía 27 años, y ya se podía ver en él a un entrenador en ciernes, por su discurso mesurado, franqueza, rigor y una selección cuidadosa de las palabras.

“Cada partido es nuevo. Es solo en ajedrez donde se pueden encontrar todas las aperturas en un libro. En el fútbol es imposible preverlo todo”, señaló entonces. Nos preguntaremos pues si él mismo habría imaginado la increíble trayectoria que realizaría más adelante en el deporte rey…