“Ha sido extraordinario”, afirma sin parar de gesticular Marivaldo Francisco da Silva a FIFA.com, después de regresar de Sao Paulo, donde recibió el Premio a la Afición de la FIFA. “Ha sido un momento que recordaré cada día durante el resto de mi vida”.

Sin embargo, Marivaldo, que ganó el premio por caminar 60 kilómetros para ver todos los partidos en casa del Sport, no se muestra entusiasmado por recibir el prestigioso trofeo de manos de un ex centrocampista que fue 84 veces internacional con Brasil. Se refiere a haberse subido a un avión por primera vez en sus 48 años de existencia.

“Soy pobre... No me estoy quejando, porque soy feliz, pero soy pobre”, explica. “Nunca he tenido dinero para soñar con comprarme una moto, y mucho menos un coche. Ni siquiera soñé jamás que algún día volaría en un avión. Es algo muy por encima de las posibilidades de alguien como yo”.

“Ha sido mejor que en mis sueños más descabellados. Recuerdo estar subiendo los escalones. Parecía a cámara lenta… Luego, cuando subí al avión, fue extraordinario. ¡Qué sensación!”, exclama.

“Fue diferente de como había imaginado. El momento en que despegas es apasionante. Las vistas aéreas desde arriba también eran espectaculares”, continúa Marivaldo. “Recuerdo bajar del avión y andar hacia el aeropuerto. Estaba intentando asimilar todo, pero seguía pensando: ‘¡He estado volando en un avión!”.

“Nos recogieron y nos llevaron al hotel. ¡Y qué hotel...! Era súper moderno. Todo lujoso, con cuadros impresionantes en las paredes…”, recuerda.

Y el viaje de Marivaldo estaba a punto de volverse aún mejor… muchísimo mejor.

“Ya sabe lo mucho que deseaba recibir el trofeo... Debe de estar harto de mí por preguntarle por él”, observa riendo. “Aunque ya había ganado el Premio a la Afición de la FIFA, tenerlo en mis manos era algo que deseaba ansiosamente”.

“Lógicamente, la pandemia lo paró todo. , habría estado en los FIFA Football Awards con Cristiano Ronaldo, Messi, Lewandowski... Ese es mi mayor sueño: ir algún día a la ceremonia de los premios de la FIFA”, subraya.

“Pero no podíamos viajar, y así son las cosas… Estaba preocupado por que no me diesen el premio, pero entonces, de repente, recibí una llamada en la que me dijeron que lo recibiría en Sao Paulo”, revela.

Marivaldo viajó a la metrópoli paulista con dos miembros del equipo de prensa del Sport. Sin que ellos lo supieran, la FIFA llegó a un acuerdo con Zé Roberto para que el ex astro del Real Madrid y del Bayern de Múnich le entregase el galardón.

“Justo antes de que fuese a recibir el premio, alguien del Sport me dijo que un ex jugador profesional iba a entregármelo”, recuerda Marivaldo. “Pensé: ‘Fabuloso...’; pero pensé que sería un jugador de divisiones modestas, alguien del que no hubiese oído hablar nunca”.

“De repente, vi venir hacia mí a Zé Roberto. Me quedé paralizado. Zé Roberto es alguien al que he visto en la tele, jugando en el Mundial, y ahí estaba delante de mí; de Marivaldo. No podía creérmelo”.

“Me emocioné mucho. Tuve que esforzarme por no llorar. Fue difícil sacarme las palabras… Pero estuvo muy amable conmigo. Qué tipo tan maravilloso... Todos los de la FIFA estuvieron muy amables también”, subraya.

“Zé Roberto me dio el premio. Precioso, precioso, precioso... Desde que Gullit me anunció como ganador, he pensado en eso constantemente. Fue el mejor día de mi vida. Este ha sido el siguiente mejor, y no puedo dejar de pensar en un día tan increíble”.

“Desde lo más profundo de mi corazón, quiero dar las gracias a todas las personas que votaron por mí. No tengo palabras para decir lo agradecido que estoy. Cosas como ésta no les pasan a las personas como yo”, señala Marivaldo.

“No empecé a ir andando a los partidos del Sport por nada de esto, por tener fama… De ninguna manera. Lo hice porque el Sport es mi mayor pasión, y fue por necesidad. No tenía dinero para los billetes de autobús y, además, pienso que caminar es uno de los grandes placeres de la vida”, recalca.

“Pero volar en un avión, alojarse en un hotel increíble, y que te entregue este precioso trofeo nada menos que Zé Roberto… ese día ha valido por diez años para mí. Ha estado por encima de cualquier cosa que pudiera haber imaginado, y lo recordaré cada día durante el resto de mi vida. Gracias. Gracias a todos”.