viernes 18 diciembre 2020, 01:00

Marivaldo: "Perdí la cabeza cuando oí a Gullit decir mi nombre"

  • Marivaldo ha ganado el Premio a la Afición de la FIFA

  • Camina 60 kilómetros para ver todos los partidos en casa del Sport

  • El brasileño de 48 años perdió el norte al oír su nombre

“Me había preparado toda la semana para mantener la calma, pero de repente oí anunciar mi nombre como uno de los finalistas, ‘Marivaldo’ en los Premios de la FIFA… y perdí la cabeza”, afirma a FIFA.comun eufórico Marivaldo Francisco da Silva poco después de ganar el Premio a la Afición de la FIFA. “¡Quería saltar, gritar, volverme loco! Podía oír a la gente gritándome que me tranquilizara”.

“Todavía estaba recomponiéndome cuando me anunciaron como el ganador, así que no lo oí. Pero luego, [el personal del Sport] estaba diciéndome que había ganado, y volví a mirar el ordenador y vi a Ruud Gullit diciendo mi nombre. ¡Mi nombre!”, relata.

“Volví a perder la cabeza. Estaba deslumbrado por la emoción. Rompí a llorar. Estaba súper feliz. Gracias a Dios, gracias a Dios… No podía creerme que me estuviera pasando a mí”, confiesa, antes de añadir: “Sigo sin poder creérmelo. ¿Estoy soñando? Sigo pensando que me voy a despertar. Por favor, ¿puede decirme que todo esto es verdad?”.

Después de tranquilizar a Marivaldo confirmándole que ha sido galardonado en los The Best FIFA Football Awards™, le preguntamos cómo empezó su pasión por el Sport Club do Recife y la maratoniana peregrinación a sus partidos.

“He sido del Sport desde que mi madre me dio a luz”, explica. “Siempre he ido a los partidos. Antes vivía en Olinda y caminaba hasta el partido desde allí, pero sólo tardaba tres horas. Vivo con mi madre; ella lo es todo para mí. Hace 12 años, dijo que su sueño era vivir el resto de su vida en Pombos, así que para allá nos fuimos”, continúa.

“Seguí yendo a todos los partidos. Tomaba un autobús, o a veces pedía que me llevaran en coche. Pero en 2016 perdí mi trabajo. Éramos muy pobres; no tenía dinero para los billetes del autobús”, lamenta.

Mi vida es mi madre y el Sport Club do Recife. Así que recé a Dios. Y acabé pensando: ‘Estás sano, tienes dos piernas, el estado de ánimo apropiado…’. Así que, a principios de 2017, empecé a ir andando a los partidos. Tengo una mochila de cuerdas. Llevo un impermeable para la lluvia; una gorra para el sol. Me llevo agua y un par de galletas. Son 60 kilómetros. Tardo unas diez horas y media”, explica Marivaldo.

“Nunca he tenido dinero para las entradas de los partidos, pero Dios siempre ha cuidado de mí y nunca me he perdido un solo partido. Siempre ha habido alguien que se ofrecía para comprarme una entrada, un ángel de la guarda. La generosidad de la gente me deja sin palabras”, subraya.

Pero después de haber salvado los obstáculos de llegar hasta allí y conseguir una entrada, ¿cómo vuelve a casa Marivaldo?

“Algunas veces la gente se ofrece a llevarme en coche, pero la mayoría de las veces voy andando”, explica. “Eso sí, disfruto de la caminata mucho más cuando hemos ganado (risas)”.

“Al ser ya de noche, tengo que esperar a que amanezca. Me voy a un supermercado abierto las 24 horas que no está lejos del estadio. Hay un banco en el que puedo descansar, y paso el rato hablando con los empleados, que se han convertido en mis amigos, y ayudándoles a ordenar los carritos, con lo que el tiempo se pasa más rápido”, precisa.

“El año pasado, Globo hizo un reportaje sobre mí. Cada vez más gente empezó a reconocerme y a ofrecerse a llevarme a casa. El Sport me regalaba entradas para los partidos. Y desde mi nominación al Premio a la Afición de la FIFA, todo ha sido una locura”, continúa el hincha brasileño.

“Todos me reconocen, todos quieren hacerse fotos conmigo. La gente empezó a ofrecerme cosas: zapatillas de deporte, equipación, una bicicleta... Estoy súper agradecido, pero no lo hice por nada de eso ni por la fama. Lo hice simplemente porque amo al Sport”, subraya.

Marivaldo, que es una de las personas más agradecidas que se puedan conocer, ha mantenido una actitud positiva durante toda una vida a la que no le han faltado sus problemas.

“Permíteme decirte algo: siempre he sido feliz. Cuando era niño siempre tenía hambre, pero siempre estaba feliz”, asegura. “Puede que la gente se fije en mi vida y piense: ‘Eres pobre, no tienes nada, no has hecho esto o lo otro; debes de ser un infeliz’. Pero soy una persona sencilla, y siempre he sido feliz”.

“Sin embargo, cuando me nominaron para este premio, el sentimiento de felicidad que me entró fue indescriptible. Para mí lo era todo. Fue el día más feliz de mi vida. No pensé que tenía una posibilidad de ganar, pero simplemente el ser nominado fue una sensación increíble”, recuerda.

Marivaldo también tuvo que lidiar con los nervios. La semana pasada le informaron de que los rostros de los tres finalistas al Premio a la Afición de la FIFA podían aparecer en pantalla durante la transmisión en directo de la FIFA.

“Me entró el pánico”, admite el pernambucano. “El Sport estuvo increíble conmigo. Me alojaron en un hotel en Recife, me lo organizaron todo para ver la ceremonia en el club, me consiguieron un traje y un corte de pelo… Todos en el club me han tratado muy bien”.

“Pero estaba nervioso ante la idea de aparecer en directo. Toda la semana estuve diciéndome a mí mismo que tenía que mantener la calma y no dar el espectáculo; pero cuando oí mi nombre, no pude controlarme. Y luego, cuando vi a Ruud Gullit –¡Ruud Gullit!– diciendo ‘Marivaldo’, me di cuenta de que había ganado, y perdí la cabeza por completo”, reconoce.

“No pensaba que viviría nunca un día tan feliz como cuando me nominaron al premio, pero hoy ha sido diez veces mejor. Estoy súper agradecido. No puedo creerme que esto le haya pasado a una persona como yo”, concluye Marivaldo.