En la recta final de cada año, llega la hora de hacer balance. Para Sarina Wiegman, el saldo es muy positivo. La seleccionadora puede presumir de un meritorio subcampeonato mundial y de haber terminado el año como líder del Grupo A en el clasificatorio para la Eurocopa femenina de 2021, con pleno de victorias y 28 goles a favor por solo tres en contra.

Puestos a elegir, le resulta fácil destacar el momento inolvidable de 2019. “Sin duda, la final contra Estados Unidos”, dice sin pestañear.

A pesar de la derrota en aquella cita en Lyon, Wiegman no esconde el entusiasmo a la hora de hablar del gran evento, la Copa Mundial Femenina de la FIFA en Francia. “Fue el mayor acontecimiento del año. Disfruté mucho viendo jugar a grandísimas jugadoras, sobre todo, a mi equipo y a las estadounidenses que estuvieron deslumbrantes”, opina en charla exclusiva con FIFA.com. “La emoción de conseguir el pase al mundial, nuestro debut contra Nueva Zelanda y, claro, la final ante casi 60.000 personas en Lyon… el ambiente y la energía fueron simplemente espectaculares”, repasa.

La destacada trayectoria hasta el segundo cajón del podio le valió a Wiegman ser finalista al Premio The Best al Entrenador de Fútbol Femenino de la FIFA 2019, que finalmente se llevó su contrincante en la final, Jill Ellis.

¡Cuántas veces habrá repasado aquel partido! “En realidad solo una vez”, replica sonriente. “Volveré a hacerlo, claro. Pero me llevó un par de días… bueno, para ser sincera, un par de semanas recuperarme y encontrar el momento para sentarme a verlo y analizarlo”.

“Siempre encuentro cosas que mejorar. Incluso en los partidos que ganamos con facilidad. Pero de esa final, no creo que hubiésemos tenido que cambiar muchas cosas. Estuvimos cerca. Evitamos que Estados Unidos anotase pronto, tuvimos algunas oportunidades… pero finalmente creo que ellas fueron el mejor equipo y merecieron ganar”, sentencia.

No lo levantó este año, pero Sarina ya había sido distinguida con el Premio The Best en 2017 tras guiar a la selección de Países Bajos a la conquista de la Euro aquel año, un torneo que dejó una huella imborrable en ella.

“Nunca olvidaré el partido inaugural de aquel torneo contra Noruega. El estadio completamente teñido de naranja. Nuestros aficionados hicieron que fuese un torneo más memorable todavía. No nos esperábamos tanto apoyo, pero estuvieron allí desde el primer partido y fueron una gran motivación extra para nosotras”.

“Ganar la final fue extraordinario claro, y el día después con el desfile…”, y ahí se le acaban las palabras para seguir explicando la emoción.

El torneo fue, además, un punto de inflexión, a nivel colectivo e individual. “Desde entonces han cambiado muchas cosas”, confirma. “Ya no somos las tapadas en ninguna competición, ahora más bien se nos considera favoritas. Somos referentes. Los equipos quiere ganarnos y todo eso nos da una energía diferente, nos exige ser cada vez mejores. Las expectativas para el equipo son mayores, hay más atención por parte de la prensa, las jugadoras son más conocidas…” , enumera.

“Igualmente para mí. Mi mundo ha cambiado y he tenido que adaptarme. Mi equipo de trabajo es mayor ahora. Demostramos de qué somos capaces en el Mundial y tenemos que esforzarnos día a día para mantener el nivel y seguir mejorando. Y debemos mejorar rápido, porque todo el mundo ahí afuera está creciendo a paso agigantados”.

"Cerramos un año 2019 muy especial en cuanto a fútbol, con una victoria en un estadio lleno de maravillosos aficionados. ¡Qué fiesta! El apoyo incondicional de todos es muy especial y nos llena de orgullo. Gracias. Otros seis puntos importantes y gran mejora del equipo. ¡Vamos a por 2020!".