martes 29 noviembre 2016, 08:31

Vardy, de fichaje arriesgado a ser una ganga

En 2010, el año después de que Cristiano Ronaldo se trasladara de Manchester a Madrid a cambio de unos 95 millones de euros, el Halifax Town contrató a Jamie Vardy por 16.000 libras esterlinas. Si bien su fichaje no saltó a la portada de ningún periódico, Neil Aspin lo recuerda perfectamente. Al fin y al cabo, él fue el entrenador que cerró la firma de aquel futbolista de 23 años.

Pagar una cantidad tan modesta por un futuro hombre récord de la Premier League, internacional con Inglaterra y nominado a los Premios The Best es, sin duda, una ganga difícil de superar. Sin embargo, en aquella época, y por absurdo que pueda parecer ahora, un buen puñado de críticos advirtieron a Aspin de que estaba malgastando el dinero.

“Se consideró una gran apuesta”, afirma Aspin, a la sazón técnico del Halifax. "Aunque 16.000 libras esterlinas parezcan una miseria, es mucho dinero en el fútbol regional. Mucha gente me pedía que no lo fichara. Consideraban que Jamie sería más bien un problema", recuerda a FIFA.com el actual preparador del Gateshead.

En honor a la verdad, los detractores de Vardy tenían bastantes motivos para verlo así. El hecho más notable era que llevaba seis meses sin jugar partidos entre semana debido al arresto domiciliario que le había impuesto un tribunal tras ser condenado por agresión. Vardy también debía llevar una pulsera electrónica en el tobillo, por lo que algunas veces se veía obligado a salir apresuradamente del campo en los partidos que su equipo disputaba fuera de casa.

"Si eran muy lejos, solamente podía jugar una hora y, después, me quitaban", afirma el propio delantero. "Confiaba en que acabáramos ganando, saltaba la valla y me metía corriendo en el coche de mis padres para asegurarme de que llegaba a casa a tiempo. Aquella pulsera me servía además como protector de tobillo. No se rompía ni cuando me daban patadas".

Rojas, velocidad y sacrificio Otra de las razones que le exponían repetidamente a Aspin para que no fichara a Vardy, aunque ésta menos grave, era que había sido expulsado tres veces en una misma temporada. No obstante, y pese a los rumores de su indisciplina y de un temperamento cuestionable, el entrenador del Halifax mantuvo la confianza en aquello que él había comprobado de primera mano.

"Al final me decanté por lo que yo había observado en el terreno de juego, y eso me decía que el chico tenía algo. Había visto a un jugador con gran velocidad y una capacidad de sacrificio excepcional que me había impresionado. Así que, si bien pudo parecer más bien una apuesta personal por todo lo que me decía la gente, lo que yo había visto con mis propios ojos me decía que el riesgo era mínimo".

"Lo único que aún desconocía en aquel momento era su carácter, así que confié en que se aplicara y no causara ningún problema. Sinceramente, puedo asegurar que jamás me causó el más mínimo problema. Siempre entrenó extremadamente bien y era de esos chicos que ayudaba al equipo y jugaba incluso con alguna pequeña molestia. Tenía una gran motivación".

"En cuanto a las tarjetas rojas que le habían enseñado, yo lo veía más bien como algo positivo. Según mi experiencia, los delanteros con mal carácter no abundan y, aunque uno no desea nunca vivir actos de indisciplina, la agresividad era uno de los aspectos que hacían de Jamie el jugador que era y sigue siendo hoy. Lo que debíamos que hacer era contener un poco sus entradas, ya que a veces eran inoportunas y temerarias. Cuando lo conseguimos, su agresividad pasó a ser un valor añadido para nosotros".

Pero aún había otro aspecto que Vardy debería resolver antes de poder empezar a justificar la fe que su entrenador había depositado en él: el empleo que tenía el artillero en una fábrica de fibra de carbono, que incluía turnos de diez horas y un trabajo físico muy exigente que no le ayudaban, precisamente, a mantenerse fresco y exento de lesiones.

"Recuerdo verlo tumbado en el suelo del vestuario, con mucho dolor y con los fisioterapeutas cuidando de él", asegura Aspin. "Era evidente que no le beneficiaba en absoluto y estoy seguro que dejar aquel trabajo fue esencial para llegar el nivel al que llegó".

Un ascenso a puro gol Y es que, a pesar de sus compromisos extradeportivos, Vardy causó sensación en las filas del Halifax, con el que marcó 26 goles y conquistó el título de la Northern Premier League. Su rendimiento le valió el premio al mejor jugador del año y, lo que fue aún mejor, recalar en el Fleetwood Town y continuar así con su particular ascenso. Aquel traspaso, además, permitió a Aspin y el Halifax recuperar con creces su “ganga” de 16.000 libras. Un año y 31 goles después, Vardy se marchó al Leicester City, desde donde emprendió su ascenso a la gloria. Ahora, el goleador se codea con Cristiano Ronaldo, Messi y todos los demás nominados al Premio The Best.

“A todo el mundo le gustan las historias de gente que pasa del anonimato al estrellato, y no es muy habitual que los jugadores como Jamie lleguen a semejante nivel”, reconoce Aspin. “Creo que sus orígenes y el modo en el que fue ascendiendo desde las ligas regionales hicieron de él un tipo muy popular incluso entre los aficionados de otros equipos. Es alguien con quien los hinchas se sienten identificados. Lo pudimos comprobar cuando iba camino de batir el récord anotador de Ruud van Nistelrooy . Todo el mundo lo animaba y todos se alegraron cuando lo consiguió”.

"Verlo optar a premios como éste también es magnífico, y se lo merece completamente. La capacidad de sacrificio del Leicester fue importantísima en los éxitos que cosechó la temporada pasada, y Jamie marcó el ritmo del resto del equipo. No creo que hubiera en la liga otros dos delanteros que se emplearan más a fondo que él y Okazaki, y hubiera sido imposible que el Leicester consiguiera todo lo que consiguió de no ser por Jamie".

"Estoy convencido de que todo aquel que haya estado vinculado de alguna manera a su trayectoria ha disfrutado al verlo jugar estos dos últimos años. Es una historia fantástica. Lógicamente, yo estoy muy contento de haber tomado la decisión de ficharlo hace tantos años y de haberle ayudado a dar un paso más en su carrera. Si fue una apuesta, puedo decir que ha sido la mejor que he hecho nunca".