Los Rufer, Armstrong, De Jong y Fallon son algunas de las familias neozelandesas con más solera en el fútbol. Todas tienes a más de un jugador internacional en sus filas. Pero ninguna puede presumir de mayores logros que los Van Hattum.

Y su historia está a punto de incluir un nuevo capítulo. A sus 17 años, Oskar van Hattum está listo para enfundarse el uniforme de Nueva Zelanda en la próxima Copa Mundial Sub-17 de la FIFA Brasil 2019. Oskar, que tuvo un papel destacado en el clasificatorio de la OFC del año pasado, es el cuarto Van Hattum que representa a una selección de fútbol de Nueva Zelanda.

El más famoso es su tío Frank, integrante de esa selección neozelandesa pionera que, contra todo pronóstico, se clasificó para la Copa Mundial de la FIFA 1982. El padre de Oskar, Terry, jugó en la máxima competición de clubes de Nueva Zelanda, al igual que su primo Nick. Sus tías Grazia y Marie-Jose también jugaron con Nueva Zelanda.

Este linaje futbolístico se remonta al abuelo de Oskar, Frits van Hattum, que emigró a Nueva Zelanda desde Países Bajos a principios de los 50. Este holandés, sin duda impactado por el predominio abrumador de los postes de rugby en la mayoría de los campos locales, ayudó a introducir el fútbol en las escuelas de la región de Taranaki. Como entrenador, ayudó incluso a impulsar las carreras de varios guardametas famosos, incluidos sus propios hijos.

El fútbol ha sido una constante en la vida de Oskar desde que tiene memoria. “Jugaba con un balón desde que apenas podía andar, así que empecé bastante joven”, afirma a FIFA.com.

“No puedo recordar un momento en que el fútbol no formase parte de las conversaciones en casa, o en que no hubiese un balón rondando por la casa. Que Frank jugase en el Mundial demostró que llegar lejos en el fútbol es posible, así que es una gran fuente de inspiración”.

Una de las anécdotas preferidas en el hogar familiar es que Zico marcó uno de los mejores goles de su carrera batiendo a Frank van Hattum con una histórica y aparentemente sencilla chilena en España 1982. Ese partido contra un mítico Brasil repleto de estrellas en ataque –Falcão, Eder, Sócrates, Zico y compañía– sigue siendo un referente en la historia del fútbol neozelandés.

Ahora, el más joven de los Van Hattum futbolistas está listo para vivir su propia experiencia brasileña, con Nueva Zelanda encuadrada en el mismo grupo que Angola, Canadá y el país anfitrión.

“Jugar contra Brasil en Brasil es definitivamente uno de mis objetivos en la vida”, subraya este creativo delantero. “Cuando eres un crío, jugar y marcar para tu país en un Mundial es indudablemente un sueño”.

Van Hattum pondrá rumbo a Brasil inspirado no solo por los logros de sus familiares, sino también por las recientes actuaciones de las selecciones neozelandesas de categorías menores. Nueva Zelanda se ha forjado un sólido historial de clasificaciones para la segunda fase en las competiciones de la FIFA, encabezadas por la sensacional medalla de bronce de las Kiwis en la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA 2018.

“Sabemos que será complicado, pero apostamos por nosotros mismos para salir airosos del grupo”, señala Van Hattum, que es uno de los doce jugadores del equipo juvenil del Wellington Phoenix que aspiran a ser seleccionados. “El éxito de las chicas sub-17 es algo que esperamos tomar como base, y nuestra actitud es la de ‘si ellas pueden hacerlo, nosotros podemos hacerlo’”.