A la salida del vestuario, Patri Guijarro, aún visiblemente fastidiada por la oportunidad perdida, se encontraba con tres improvisadas fans esperándola: tres jugadoras de Japón le mostraban sus libretas para que les firmara un autógrafo y le hacían sacar una sonrisa. Se tomaban una foto juntas. Una y otras intentaban hacerse entender pese a la barrera idiomática. Yui Fukuta y sus dos compañeras eran fans del Barcelona y mostraban su admiración por la capitana española pese a ser ellas las que llevaban la medalla de campeonas colgada del cuello.

Guijarro, eso sí, aparte de lucir la de plata después de que la Rojita cayera 3-1, tenía ya guardados a buen recaudo el Balón de Oro adidas y la Bota de Oro adidas, los premios individuales que la sitúan como mejor jugadora y goleadora de la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA Francia 2018.

Porque si hay una jugadora que ha brillado y marcado diferencias en el torneo es ella. Aunque no sirva de demasiado consuelo en estos momentos. “Prefería llevarme el premio grande”, reconoce con resignación a FIFA.com. “Pero bueno, estoy contenta por todas, porque todas nos merecemos estos premios y hemos hecho un gran torneo”.

Cuando la árbitra pitó el final, la centrocampista, hoy capitana del equipo, fue una por una levantando a sus compañeras, consolándolas y dejándoles claro una cosa: “les he dicho que ‘cabeza arriba y que estemos orgullosas de lo que hemos hecho’”.

Las más desconsoladas eran las benjaminas del equipo, a las que Guijarro, que ya juega con selección absoluta, augura un gran futuro. “Tienen mucho desparpajo, son muy descaradas y tienen que seguir así. Con la experiencia que dan este tipo de partidos van a ir a más. Esto les tiene que dar fuerza y experiencia”.

Antes de despedirse, la ‘8’ española deja un mensaje lleno de esperanza. Y no lo dice por decir, lo dice con total convencimiento. “España ha evolucionado mucho durante estos años y es cuestión de tiempo que ganemos un campeonato como este”.