Sinclair va dejando leyendas tras su estela

Suele decirse que las cifras pueden manipularse para que cuenten lo que uno quiera. Sin embargo, la vieja frase de “mentiras, malditas mentiras y estadísticas” no es aplicable a Christine Sinclair.

Lo cierto es que las estadísticas de la delantera internacional canadiense —161 tantos y 41 asistencias con su país— apuntan en una única dirección, y trazan una imagen muy nítida. Sinclair, como indican los números, es una de las grandes del fútbol femenino de todos los tiempos.

Esta misma semana, la jugadora, de 32 años, ha añadido otra gesta a una lista que no para de aumentar, y superó a la mítica estadounidense Mia Hamm, cuyo registro de 161 goles fue un récord mundial durante la mayor parte de una década. La trascendencia de dejar atrás a una figura de tal tamaño se hizo patente de inmediato. “Cuando empecé mi carrera, Mia Hamm era el nombre indiscutible del fútbol femenino”, explica la delantera del Portland Thorns. “De niña yo la tenía como ídolo, y no habría pensado en alcanzar los goles que marcó ella ni en mis sueños más fantasiosos. Es algo surrealista haber llegado hasta aquí”.

Por la cima Ahora solo le queda por delante Abby Wambach, quien acaba de colgar las botas y batió el récord de Hamm en 2013, antes de despedirse con 184 realizaciones. Y pocos apostarían en contra de Sinclair en ese apartado. Pese a todo, y si bien estos logros extraordinarios se han convertido en habituales con el paso del tiempo, la primera vez que pudo verse el brillo de la canadiense fue hace 14 años, en la edición inaugural de la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA. El torneo se celebró en Canadá, y Sinclair se erigió en su estrella, con 10 goles —un récord a día de hoy— y dos galardones, el de mejor futbolista y el de máxima artillera de la cita mundialista de la categoría. Sus impresionantes exhibiciones también ayudaron al país organizador a alcanzar la final. Y aunque las canadienses perderían ante Estados Unidos en la prórroga, vivir un momento así —actuó ante casi 48.000 espectadores— representó para ella una inyección de confianza y le dio sed de triunfos.

“Fue mi primer gran torneo, y que saliese así, tanto en lo que respecta a mi desempeño individual como al éxito del equipo, me aportó muchísima confianza. Lo que ocurrió fue que me di cuenta de que podía conseguirlo. Y por eso estos torneos pueden ser tan importantes para quienes participan en ellos”, explica a FIFA.com.

“Todavía hablo de aquel torneo con las demás chicas que lo jugaron, es un recuerdo muy entrañable para todas nosotras. La envergadura que tuvo, los muchísimos aficionados que vinieron a verlo, superó totalmente nuestras expectativas. Sirvió para poner al fútbol en este país, y al fútbol femenino en particular, en la dirección adecuada, y creo que desde entonces no hemos dejado de realizar avances”.

La Copa Mundial Femenina de la FIFA™ absoluta del año pasado fue una prueba definitiva de ello, ya que el entusiasmo que despertó el certamen en Canadá se tradujo en una asistencia récord de público y en unas extraordinarias audiencias televisivas. Las anfitrionas volvieron a decir adiós con tristeza, al caer en cuartos de final a manos de Inglaterra, pero incluso en aquel momento Sinclair fue capaz de analizar el panorama global. “Las imágenes del estadio mostraban a 50.000 personas vistiendo la camiseta de la selección canadiense. Ahora los niños ya pueden soñar con representar a Canadá, lo conseguimos”, afirma. “ duele, pero en cuanto al propósito global el torneo fue un éxito tremendo”.

Y tampoco representó el último intento de alcanzar la gloria de Sinclair, que adelantó de inmediato su deseo de seguir jugando hasta el Mundial Femenino de 2018, en Francia. Entonces tendrá 36 años. Sin embargo, por el momento solamente está centrada en hacer una gran actuación en el Torneo Olímpico de Fútbol femenino de este año, una competición en la que las norteamericanas se colgaron el bronce hace cuatro años. Y que veteranas del Mundial Femenino Sub-20 de 2002 sigan formando la columna vertebral del plantel de las Canucks no es una casualidad, en su opinión.

“Es fantástico ver cuántas de nosotras seguimos aquí después de tantos años”, analiza. “Jugadoras como Erin McLeod, Rhian Wilkinson, Diana Matheson, Brittany Timko y yo, que básicamente crecimos juntas en la selección absoluta desde entonces. Pero también es importante en otros sitios. Si nos fijamos en selecciones que han triunfado, como Estados Unidos y Alemania, casi seguro que todas sus jugadoras han pasado por un Mundial Sub-20”.

Pero incluso en esos laureados equipos pocas jugadoras podrán presumir de haber protagonizado una carrera como la de Sinclair. Los goles no dejan de sucederse y los récords siguen cayendo, y la incomparable depredadora del área canadiense continúa afianzándose como una de las verdaderas grandes del fútbol femenino.