Subcampeón del mundo en 2002, campeón de dos Copas de Alemania, casi 300 partidos de Bundesliga y 43 partidos con la selección alemana destacan en la carta de presentación de Gerald Asamoah. Además, el delantero aportó su granito de arena en el legendario "cuento de verano" en el que Alemania, anfitriona de la Copa Mundial de la FIFA 2006™, finalizó en tercera posición.

A primera vista puede parecer que la de Asamoah fue una carrera plena y casi perfecta. Sin embargo, en sus 15 años como futbolista profesional, no todo fueron buenas experiencias. Y no solamente por motivos deportivos. Pese a todo lo positivo que tiene el fútbol, el deporte rey tampoco se salva de las influencias negativas, y el racismo y la discriminación son, sin duda, las más desagradables.

Nacido en Mampong (Ghana), Asamoah también tuvo malas experiencias cuando se mudó a Alemania hace más de 30 años. Alcanzó un hito histórico en 2001, cuando, poco después de obtener la nacionalización, se convirtió en el primer africano en vestir la camiseta de una selección que, en aquel entonces, era tricampeona del mundo. Quiso "tratar de conseguir algo" con su decisión de jugar con Alemania, es decir, que "algunas personas se dieran cuenta de que un negro también podía hacer algo bueno por Alemania", declaró entonces.

Con motivo del Día Internacional contra el Racismo dialogamos con Asamoah, de 42 años, sobre el racismo en el fútbol y en la sociedad, así como del papel que pueden desempeñar tanto el fútbol como la FIFA en combatirlo.

Asamoah, creyente cristiano, considera justo el hecho de que el organismo rector del fútbol mundial lleve tanto tiempo involucrado en la lucha contra el racismo: "Mientras se pueda hacer más, hay que hacerlo. Lógicamente, es bonito ver que ya se hacen muchas cosas, pero siempre se puede hacer algo más".

Y la lucha contra el racismo está dando sus frutos. En comparación con otros tiempos, la situación ha cambiado y ha mejorado, "pero sigue habiendo gente que no quiere entenderlo, y eso es contra lo que debemos luchar. Hay que intentar ganarse a esas personas".

Asamoah explica en su entrevista exclusiva con FIFA.com que "creer en Dios" le ayudó en situaciones críticas.

"Cuando uno oye y se entera de que ha vuelto a pasar algo, te preguntas cómo es posible que algunas personas no quieran aceptar que todos somos humanos. No importa el color de la piel ni el origen. Hay que intentar aceptar a todo el mundo. Es una pena y es muy frustrante que en el año 2021 tengamos que seguir hablando de estos temas".

¿Cree que se ha evolucionado en este sentido? "Antes me lanzaban plátanos. Ahora ya no pasa eso, pero sigo sufriendo acoso público".

"El fútbol es un deporte que une mucho. En un vestuario hay representadas muchas nacionalidades, y todos tenemos el mismo objetivo: ganar juntos. Los equipos y los futbolistas deben servir de ejemplo. Cuando una persona pública, como por ejemplo un futbolista, se pronuncia en contra del racismo, sus palabras reciben una mayor atención. Persistir es lo más importante. Tenemos que actuar más y reaccionar menos. Es un tema que solo suele aparecer en los medios de comunicación cuando pasa algo. Tenemos que reforzar nuestra presencia en los colegios, y las personas más prominentes deben recalcar que todos somos iguales".

...sus experiencias con la discriminación:

Siempre me he dicho a mí mismo que, quien no se pronuncia, no cambia gran cosa. A mí me han dicho muchas cosas negativas, y yo siempre he intentado mostrar mi rechazo. Cuesta llegar a aquellas personas que piensan de manera discriminatoria, pero a los jóvenes que están creciendo ahora y que no tienen prejuicios hay que enseñarles que todas las personas somos iguales, independientemente del color de piel. Yo siempre he intentado transmitir eso.

Lo peor llegó después del Mundial de 2006. La verdad es que tenía la sensación de que, a partir de ese momento, me aceptarían y acabaría de integrarme por completo. Además, hicimos un buen papel con la selección. Sin embargo, unas semanas más tarde, volví a jugar con el Schalke y en los estadios volvieron a pitarme y a llamarme negro de manera despectiva. ¡Y eran los mismos que me habían aclamado unas semanas antes! Aquello me dolió mucho. Fue un paso atrás que me causó una profunda decepción.

...la ayuda del fútbol:

El fútbol tiene fuerza para unir. Independientemente de dónde seas, todo el mundo lo conoce y puede practicarlo. Y, nada más empezar, ya tienes un objetivo común: ganar. Cuando llegué a Alemania procedente de Ghana con doce años el fútbol me ayudó mucho, porque gracias a él enseguida empecé a conocer gente. Lógicamente, también tenía a mi familia, pero gracias al fútbol conocí enseguida una cultura nueva, y mis nuevos compañeros me aceptaron enseguida como una parte de la comunidad. Por eso le estoy tan agradecido al fútbol, porque sin él no habría tenido la oportunidad de llegar hasta donde estoy ahora.

...sus comienzos en un equipo:

En aquel momento no hablaba alemán, por eso es bueno apuntarse a un club deportivo. Aquella fue una buena plataforma para dar los primeros pasos: desde el idioma hasta el ejercicio, pasando por la integración, los objetivos comunes y los éxitos. Además, estar en un equipo siempre es mejor que sentarse frente al televisor. El fútbol me ayudó mucho a valerme por mí mismo y aprender a tomar mis propias decisiones, porque en la cancha también hay que tomarlas.

Pocos meses después de colgar las botas, Asamoah se erigió en uno de los grandes protagonistas de la Gala del Balón de Oro de la FIFA 2015 al recoger el Premio Fair Play de la FIFA en nombre de todas las federaciones y clubes de fútbol del mundo que prestan su ayuda a las personas refugiadas.

"A fin de cuentas, se trata únicamente de abogar por causas que deberían ser totalmente normales: acoger con los brazos abiertos a personas necesitadas. Yo viví en primera persona lo que significa llegar a otro país y ser aceptado, por eso doy por supuesto involucrarme en ello".