Imaginen que la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2019 entre Estados Unidos y Países Bajos se hubiera retransmitido en estos términos: "¡Cierra, cierra! Pero no como la tapa del váter. Cierra como lo haría un hombre. Eso es. ¡Sin todas las preocupaciones banales que conllevan las tareas domésticas, los maridos y los hijos!". La repercusión, más allá incluso de las redes sociales, habría sido enorme, y el linchamiento popular estaría servido.

En el año 2020 estas palabras son casi inconcebibles. Sin embargo, hace 50 años, un 28 de marzo de 1970, esto fue exactamente lo que tuvieron que oír las jugadoras de la selección alemana oficiosa en el programa de actualidad deportiva Das aktuelle Sportstudio.

Era una época en la que el fútbol femenino no era un tema serio a ojos de los hombres. La mujer podía hacer lo que quisiera, ¡excepto jugar al fútbol! Era algo que incluso tenían prohibido desde 1955, una prohibición que la Federación Alemana de Fútbol (DFB) aprobó por unanimidad.

Apenas 15 años después, el 31 de octubre de 1970, el fútbol femenino entró oficialmente en los estatutos de la DFB. Sin duda, un hito clave en la historia del fútbol femenino alemán. Hannelore Ratzeburg, vicepresidenta de igualdad y de fútbol femenino de la DFB, lo recuerda así:

"Yo soy una niña de los años 50, cuando las mujeres, en comparación, aún podíamos hacer pocas cosas. En nuestra familia, el fútbol era algo de lo que ni siquiera se hablaba. En 1970, la DFB derogó la prohibición del fútbol femenino. En aquel entonces, yo tenía un novio que jugaba en un equipo, y en la fiesta de Navidad hablamos del asunto. Me picó la curiosidad, y también me animaba un poco todo lo sucedido en el año 68, el movimiento estudiantil, el espíritu revolucionario. Así que dije: ‘esto lo quiero probar yo’", cuenta Ratzeburg en la página web de la DFB.

"A continuación recluté a unas cuantas mujeres más. Recuerdo que la mayoría se presentó al entrenamiento en el pabellón con zapatillas de gimnasia. Al principio, mi único deseo era estar a cubierto y que nadie nos viera. Ni siquiera sabíamos muy bien por dónde empezar. Mis padres se llevaron las manos a la cabeza, pero yo seguí en mi empeño".

Cinco décadas en las que Alemania se ha convertido en una de las grandes potencias del fútbol femenino y ha conquistado infinidad de títulos a nivel internacional, tanto en competiciones de clubes como de selecciones. Cinco décadas en las que numerosas personalidades han allanado el camino y han dado enjundia a la vertiente femenina de este deporte.

Figuras destacadas como la propia Ratzeburg, Gero Bisanz (el primer seleccionador femenino), Tina Theune, Renate Lingor (miembro desde 2019 del Salón de la Fama del fútbol femenino) o Baerbel Wohlleben (primera mujer en marcar el mejor gol del mes en Alemania en 1974), por nombrar solo unas cuantas.

Y, por supuesto, Silvia Neid, que ha participado directamente —ya fuera como jugadora, segunda entrenadora o seleccionadora— en las ocho Eurocopas y en las dos Copas Mundiales que ha ganado la selección alemana, así como en la primera medalla de oro que obtuvo en el Torneo Olímpico de Fútbol Femenino.

"Lógicamente, nuestro primer partido internacional en 1982 también fue un hito. Gero Bisanz hizo un trabajo excelente. Antes de nada, tuvo que ver dónde podía encontrar jugadoras", explica Neid en dfb.de.

"La Bundesliga femenina aún no existía. Había dos cursos de formación, uno en el norte y otro en el sur, con 30 jugadoras cada uno. Sobraban 16 jugadoras, y esas fueron las que disputaron el primer partido internacional. A Coblenza vinieron 5.000 espectadores, pero se notaba que algunos solamente habían venido a mofarse. Nos sacaron de quicio. Eso sí, como primer paso, aquel encuentro fue importante, igual que las finales de la Copa Femenina de Alemania que se disputaron en Berlín antes de las finales masculinas. Además, en 1988 marqué el mejor gol del mes en Alemania".

Los triunfos de Neid con la selección alemana también tienen mucho que ver con el enorme crecimiento que ha experimentado el fútbol femenino en Alemania y con que, en estos momentos, ocupe un lugar tan destacado.

"El éxito lo ha sido y lo sigue siendo todo. Sin éxitos no habríamos despertado el interés mediático y, sin ese interés mediático, no habría esa competencia en los equipos. Para nosotras, como selección nacional, aquello también fue muy significativo: ya podíamos decir si nos hacía falta un segundo entrenador o un fisioterapeuta. A partir de entonces, las condiciones solo fueron a mejor", subraya Neid.

Ahora, la nueva generación es quien tiene la responsabilidad de continuar ese camino, de darle forma, de servir de motivación e inspiración. Y, de este modo, hacer realidad el deseo de Neid: "La eterna lucha por el reconocimiento debe terminar. Jugamos al máximo nivel mundial, no tenemos que escondernos. Contamos con mujeres con unos conocimientos técnicos increíbles a las que habría que integrar más. Y, quién sabe, quizá algún día llegue una mujer a lo más alto de la DFB".