sábado 28 noviembre 2020, 09:36

Bianka Ávila: futbolista, emprendedora y soñadora

  • Jugó un Mundial Sub-20 e integra la mayor

  • Estudia para ser entrenadora y fisioterapeuta

  • Desea triunfar en el fútbol y ayudar a su comuna

Con 22 años recién cumplidos, Grety Bianka Ávila Rivas tiene dos trabajos -aunque a uno lo llama hobby- estudia dos carreras y sabe lo que quiere. El denominador común que atraviesa su vida es uno: la pelota de fútbol.

“Todo empezó a los 8, cuando acompañaba a mi papá a dar clases en una escuelita de fútbol”, dice vía videollamada a FIFA.com la delantera de Sol de América y Paraguay. “Una vez me quise probar, él me dio la oportunidad y desde ahí, solo quería jugar a la pelota”.

Durante un tiempo fue la única niña del equipo, nada muy extraño para esa época en Itauguá, una ciudad ubicada a unos 30 kilómetros de Asunción. “No faltaban críticas, pero no me importó. Yo demostraba que podía jugar en la cancha, y me empezaron a respetar”, explica.

Un respeto que trascendió los límites del campo. “Los papás y las mamás de los nenes también entendieron que no era un problema, y de apoco hubo más nenas jugando. No eran muchas, pero el equipo pasó a ser mixto. ¡Fue una satisfacción!”.

El fútbol pasó a ser parte importante de su rutina, pero con una condición: “Mis padres me dijeron, si no estudiás, no jugás. ¡No era negociable!”, aclara riendo. Sin embargo, para aprovechar su primera oportunidad debió dejar deberes escolares a medio hacer.

“Un día sale en el periódico sale que el club 12 de Octubre buscaba jugadoras. Yo hacía tareas en casa con unas amigas, y fueron ellas las que le preguntaron a mamá si podía ir. Accedió, pasé las primeras dos prácticas y a la tercera me subieron al primer equipo. Tenía 15 años, no lo podía creer. Y ese año, ascendimos a Primera”.

Sacrificios camino al Mundial Sub-20

A medida que construía su carrera de futbolista, Bianka seguía con sus estudios y trabajaba. “Es parte del sacrificio que tenemos que hacer las jugadoras en Paraguay. Hay avances hacia el profesionalismo, pero todavía falta mucho”.

Es más, Ávila debió dejar su trabajo de moza en un bar tras recibir su primera citación para la selección sub-20, a fines de 2017. “Estaba feliz, y pude ir a la primera práctica por que ese lunes libraba. Pero no me dieron permiso para las siguientes dos, y el sábado vinieron de la selección a casa a pedirme que no faltara”.

Aquella renuncia valió la pena, aclara. “Me probaron en varias posiciones y quedé como volante o extrema por derecha. Primero fui una de las 30, después una de las 25 y luego quedé entre las 21 para el Sudamericano”.

El 2018 fue vertiginoso. “Gané medalla de plata en ese Sudamericano, de oro en los Juegos Suramericanos de Bolivia y fui al Mundial Sub-20 en Francia”, relata Ávila, autora de un gol en el último partido en Bolivia. Además, disfrutaba de su mejor temporada en la primera de Paraguay con Libertad.

Ávila no tuvo minutos en el Mundial, pero lo contextualiza. “Había diferencia de preparación, es otro nivel. Igual, la experiencia de estar marca un antes y un después en tu vida”.

Escuela de fútbol, estudios y el mañana

El llamado a la mayor llegó año pasado, cuando ya jugaba en Sol de América, aunque una lesión le impidió debutar. Sin embargo, florecieron sus otros proyectos. “Siempre me gustó ejercitar y ayudar a otros, así que empecé a estudiar la tecnicatura en fisioterapia. Me faltan seis meses. Luego haré otros dos años para la licenciatura”.

En diciembre le dio forma a otra aspiración: una escuela de fútbol. “La creamos con papá: llegamos a tener 60 criaturas, de entre 8 y 14 años. ¡Me encanta trabajar con chicos y chicas, pero la pandemia nos frenó!”, cuenta sonriendo.

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Las mamás de esas criaturas le abrieron otra puerta. “Ellas también querían entrenar, entonces empezamos a hacer gimnasia funcional en una canchita. Hoy, por la COVID, lo hacemos a casa. Así surgió el gimnasio Team Grety. Pero no es un trabajo, más bien un hobby”.

Su trabajo es por las mañanas, en otro gimnasio. “Termino a las 11, a las 14 entreno, para cuando vuelvan las prácticas, y a las 17 doy gimnasia en casa. Uso bastante la pelota, la idea es hacerlo divertido, para que estén bien físicamente y mentalmente, que se des estresen”.

Bianka, quien admira a su compatriota Jessica Martínez -hoy en Real Madrid- y a Cristiano Ronaldo, no olvida su objetivo principal. “Triunfar en el fútbol: quiero jugar afuera y afirmarme en la selección. Ir a un Mundial de mayores con Paraguay sería lo máximo. Hay buena materia prima, pero con eso no alcanza”.

Y a pesar de sus jóvenes 22 años, mira más allá. “Jugaré hasta donde me de el cuerpo. Después, ayudaré a que la gente tenga una vida saludable, pero con responsabilidad. Para eso estudio y me preparo”.