jueves 30 abril 2020, 05:28

El sueño de Sidhoum hecho realidad

  • La familia de Sidhoum se mudó a Canadá cuando tenía 18 meses

  • Jugó en Canadá y Estados Unidos antes de representar a Argelia

  • La centrocampista compitió en la Copa Africana de Naciones

Cuando los padres de Assia Sidhoum se trasladaron a Canadá con su familia en la década de 1990, difícilmente podían haber imaginado que algún día su hija llegaría a ser futbolista y a jugar con la selección argelina.

Sin embargo, gracias a la pasión por el fútbol y a la experiencia como entrenador aficionado de su padre, Assia pudo ir puliendo su talento desde pequeña e imbuyéndose de un amor por el fútbol que, a la larga, le permitió cumplir el sueño de toda su familia.

“Cuando tenía 18 meses, emigré con mi familia a Canadá, pero a mis padres nunca se les pasó por la cabeza que me convertiría en futbolista”, explica Sidhoum a FIFA.com. “El destino me condujo a ser futbolista en el país del fútbol femenino. Ocho años después de poner los pies en Canadá, inicié mi trayectoria en el balompié”.

Temprano apego hacia el fútbol

“Mi padre entrenaba a mi hermano en el mundillo del fútbol aficionado canadiense. Yo veía todos los entrenamientos y asistía a sus partidos en casa y fuera. Mi padre y mi hermano me animaron a jugar al fútbol, y a mí me encantó. Con 10 años empecé a participar en los entrenamientos del equipo de mi hermano, antes de que decidiese centrarme en mejorar mis aptitudes doblando la cantidad de entrenamientos".

También la impresionaban ídolos externos. "De pequeña admiraba a Zinedine Zidane, y él es uno de los motivos por los que opté por el fútbol”, subraya.

A diferencia de algunas chicas, Assia no se enfrentó a la oposición de su entorno al iniciar su trayectoria futbolística. De hecho, recibió un apoyo tremendo de su familia. “Tengo la suerte de que nací en una familia que ama el fútbol. Mis padres me animaron desde el primer momento. Ellos tienen una opinión muy positiva del fútbol femenino”, afirma.

Assia nació a finales de año, de modo que siempre jugaba con chicas mayores que ella. Es más, era lo suficientemente buena para que la eligiesen equipos de categorías superiores de edad, algo que asumió como lo más natural del mundo.

“Mi amor por el fútbol me impulsó a pedir a mis padres que me dejasen incorporarme a un equipo del barrio. Empecé en el Charlesbourg, cuyo entrenador Stephen Marier se dio cuenta de que era lo bastante talentosa para recalar en el equipo. Mejoré tanto que subí al equipo sub-14 cuando tenía 12 años y, en un torneo amistoso en Inglaterra, jugué contra los equipos sub-16 del Manchester United y del Aston Villa. Luego fiché por el equipo local de Quebec, donde empezó de verdad la aventura”, recuerda.

Marcha a Estados Unidos

Después de que los ojeadores detectasen su talento, Assia recibió una beca para estudiar en Shattuck-St. Mary’s, un instituto estadounidense especializado en desarrollar talentos en una serie de deportes, incluido el fútbol.

“Al principio resultó difícil porque no dominaba bien el inglés y era la primera vez que vivía lejos de mi familia. Sin embargo, Shattuck-St. Mary’s es un centro famoso por ayudar a adaptarse a la gente joven, y enseguida me sentí como en casa. El año que pasé en esta escuela fue la mejor experiencia de mi vida, y estoy en deuda con ellos por mi evolución física y técnica”, señala la jugadora de 24 años.

Al cabo de un año, Sidhoum se incorporó a la Universidad de Niágara, que le abrió las puertas del Campeonato de la National Collegiate Athletic Association (NCAA). “Jugar en la NCAA fue un sueño hecho realidad”, afirma. “Las competiciones universitarias dan a los estudiantes deportistas todo aquello con lo que sueñan. Nosotras entrenábamos en los campos y en el gimnasio todos los días, y yo sentía que cada día brindaba una nueva oportunidad para evolucionar”.

bek6spg08zg1yaiq7upc.jpg

Vuelta a Canadá y convocatoria de la selección

Tras una experiencia maravillosa en Estados Unidos, Assia quería regresar a Canadá para estar con sus padres. Y así lo hizo tras ofrecerle una beca la Universidad de Quebec. Pero marcharse de Estados Unidos no supuso ningún paso atrás, e incluso resultó ser una bendición encubierta, al coincidir con una convocatoria con la selección argelina.

“Cuando estaba en Estados Unidos, recibí una llamada del seleccionador femenino de Argelia, ‏Azzedine Chih. Sin embargo, me incorporé oficialmente a la selección tras haber regresado a Canadá. Me dieron una bienvenida muy cordial, y sentí que estaba con mi segunda familia. Cumplí mi sueño de jugar con Argelia. No podía creerme que estaba vistiendo realmente la camiseta de la selección, y quise aprovechar cada momento”, explica.

“La fantástica actuación de Argelia en la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™ me hizo sentir muy orgullosa de ser argelina. En aquel momento, me fijé como una de mis principales metas jugar con la selección femenina de Argelia”, añade Sidhoum.

Al preguntarle por su debut con Argelia en Senegal, y cómo se sintió al representar por primera vez a su país en un partido oficial, señala: “No puedo describir lo que sentí; me estremezco ahora con sólo pensar en esos momentos. Fue muy emotivo oír el himno nacional. Lo mejor de todo fue cuando mis padres me sorprendieron viniendo a Argelia desde Canadá para ver mi segundo encuentro. Derramé lágrimas cuando los vi en las gradas mientras sonaba el himno nacional de Argelia. Entonces sentí que había cumplido el sueño de toda mi familia”.

Participación en la Copa Africana

Sidhoum tuvo la suerte de participar en la Copa Africana de Naciones Femenina a los pocos meses de iniciar su carrera internacional, y gozó de una experiencia magnífica allí.

“La Copa Africana fue maravillosa. Cuando llegamos a Ghana, me di cuenta de lo importante que es la competición y lo que significaba jugar con la selección nacional. Jugar contra selecciones africanas en estadios llenos con esa inmensa cobertura mediática fue increíble. En ese momento, pensé en lo increíble que era que esta chica que había iniciado su trayectoria futbolística desde cero hubiese recorrido todo el camino hasta la fase final africana”, resalta.

“Por desgracia, nuestros resultados no estuvieron a la altura de las expectativas. Pero aunque no lográsemos clasificarnos para la Copa Mundial Femenina de la FIFA Francia 2019™, sí nos aguarda un futuro brillante”, precisa Sidhoum.

Sin suerte en Francia

Después de sus experiencias en Estados Unidos y con la selección argelina, Sidhoum fichó por el Albi de la segunda división francesa (donde jugaba entonces la canadiense Arielle Roy-Petitclerc), pero una lesión puso fin prematuramente a su aventura francesa.

“Aprendí mucho de mi experiencia en Francia, pero las cosas no fueron como había esperado. Sufrí una lesión que me obligó a volver a Canadá para recibir tratamiento con la esperanza de un pronto regreso. Dicho esto, haber jugado en Francia, unido a mis experiencias en Estados Unidos, Canadá y África, ha reforzado de veras mi currículo”, observa.

Brillante futuro

Con 24 años, a Sidhoum todavía le queda un largo camino que recorrer con su club y su país. Al preguntarle por sus futuros objetivos, revela: “Espero recuperarme rápidamente de la lesión y hacer todo lo que pueda para ayudar a Argelia a clasificarse para la Copa Africana de Naciones. Jugar en el Mundial sigue siendo un sueño para mí. En cuanto al fútbol de clubes, mi sueño es jugar en uno de los principales clubes de Canadá y, por qué no, volver a Europa o Estados Unidos”.

Sidhoum quiere mandar un mensaje relativo al coronavirus, y concluye nuestra entrevista diciendo: “Espero que el mundo derrote pronto a esta pandemia, y que esta tragedia sirva de llamada de atención para cuidar más a las personas mayores”.