lunes 10 junio 2019, 07:33

Mlambo-Ngcuka: "El fútbol puede ayudar mucho a avanzar en la igualdad de género"

Phumzile Mlambo-Ngcuka es Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres. Tras participar en la Convención de Fútbol Femenino de la FIFA, nos habló de la importancia de las mujeres en el fútbol, el efecto que el deporte rey tiene sobre la promoción de la mujer y qué debe hacerse para alcanzar la igualdad entre sexos.

¿Cuál considera que debe ser la función del deporte, y específicamente el fútbol, para ayudar a promover la causa de las mujeres por todo el mundo?

Phumzile Mlambo-Ngcuka: El fútbol es el deporte más practicado y visto del mundo. Si su organismo rector promueve el empoderamiento de la mujer, a través de sus políticas, acciones y colaboraciones, y en sus torneos más importantes, eso puede contribuir muchísimo a avanzar en la igualdad de género, tanto dentro como fuera del mundo del deporte. Por ejemplo, algunos de los obstáculos más generalizados que hay para alcanzar la igualdad entre géneros en todo el mundo siguen siendo los estereotipos, las normas sociales discriminatorias y la falta de representación.

Pero gracias a la existencia de modelos visibles de mujeres que destacan jugando al fútbol, las niñas, los niños, las mujeres y los hombres ven por igual lo que pueden lograr las mujeres, y ese ejemplo les servirá de inspiración. Además, sabemos que cuando las niñas juegan aumenta la confianza que tienen en sus propias capacidades, eso se traslada luego a la vida cotidiana y las anima a tomar la iniciativa y a intentar hacer cosas que antes no creían posibles. Cuando las niñas encuentran su propia voz dentro de la cancha, están en mejores condiciones para expresarse en otros ámbitos de la vida. De hecho, la participación de las niñas en el deporte se asocia con un efecto multiplicador en numerosos resultados en términos de desarrollo, desde la salud hasta la educación, pasando por el liderazgo y muchos otros, con beneficios que pueden durar toda la vida.

¿Cómo contribuye a esta causa el MoU que firmaron la FIFA y la ONU?

El MoU sencillamente facilita que prosigamos con nuestra asociación. Representa un primer paso esencial en el camino que debemos recorrer. En mi opinión, ambas partes tienen una idea muy parecida sobre lo que hay que cambiar para hacer del fútbol un deporte más igualitario en materia de género y un instrumento para la transformación social, gracias a ese inmenso atractivo que posee, capaz de propulsar la igualdad entre los sexos en toda la sociedad. Ahora debemos colaborar para establecer los detalles de nuestra cooperación y los pormenores del trabajo conducente a que todo esto se haga realidad.

Por nuestra parte, queremos que más jugadoras se conviertan en una referencia no solo para las chicas, sino para todo el mundo. Queremos que más jugadores levanten la voz en apoyo de las mujeres y las niñas, y que defiendan sus derechos tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Queremos unas condiciones más igualitarias en general, lo que incluye el cierre de la brecha salarial. Queremos una cobertura del fútbol femenino más amplia y de mejor calidad. Queremos que más niñas tengan la oportunidad de jugar y de beneficiarse de las aptitudes básicas que les proporciona el deporte para el resto de sus vidas. Y queremos destruir los estereotipos que nos frenan a todos.

La Copa Mundial Femenina de la FIFA de Francia es un acontecimiento muy destacado que llega en un momento en el que cada vez se reconoce más la necesidad de alcanzar la igualdad para las mujeres. ¿Qué papel tiene el torneo en este movimiento?

El Mundial Femenino de Francia es un enorme escenario internacional, en el que todo el planeta ensalzará como campeonas a mujeres y se motivarán a muchísimos hinchas de diferentes países y contextos. Estas mujeres son ejemplos de cómo puede vivirse al máximo el potencial que se tiene: y ese potencial solo se alcanza a través de una estricta disciplina, una dedicación extrema y la lucha contra las adversidades. Este poder, combinado con el gran alcance que tiene el torneo y la creciente dinámica a favor de la igualdad de género que hay por todo el globo, hace que estemos en un momento emocionante para el empoderamiento de la mujer. Desde el último Mundial Femenino han cambiado muchas cosas.

Por un lado, hemos visto al movimiento #MeToo traer claramente a la palestra el acoso sexual y los marcados desequilibrios de poder que hay entre mujeres y hombres. Todavía queda mucho por hacer para acabar con las muchas formas de discriminación, exclusión y violencia que sufren las mujeres y las niñas en todo el mundo, pero cada vez más gente, de diferentes sectores de la sociedad, se opone a la discriminación y la desigualdad de género.

Por ejemplo, yo trabajo con algunos de los anunciantes más importantes del mundo, y ya están tomando medidas para eliminar los estereotipos de género de sus materiales. En el sector privado en general, muchas empresas están avanzando de cara a la creación de una mayor igualdad de oportunidades para las mujeres a todos los niveles y hacia la paridad de representación. Y los movimientos de la sociedad civil de todo el planeta, incluidas iniciativas importantísimas dirigidas por jóvenes, están alzando sus voces y exigiendo un mundo más igualitario y sostenible. Pero hay que hacer mucho más, así que estar aquí, en el evento deportivo más importante para las mujeres del mundo, representa una oportunidad apasionante para que actuemos juntas.

¿Y qué importancia tiene que líderes de todo el mundo acudan a un evento como la Convención de Fútbol Femenino?

Este es un deporte global que atraviesa un proceso de transformación. Por tanto, es importantísimo que los líderes de todo el mundo, y de todos los sectores de la sociedad, asistan a esta convención. Los gobiernos desempeñan un papel fundamental en la formulación de las políticas que crean igualdad de oportunidades para las mujeres y las niñas en el deporte. Pero quienes tienen en su mano obrar un cambio importante no son ellos. El sector privado debe dar un paso adelante y patrocinar el deporte femenino en igualdad de condiciones. Los medios de comunicación tienen que aumentar y mejorar la cobertura informativa de las mujeres dentro y fuera de la cancha. Y las activistas por los derechos de las mujeres tienen que impulsar la concienciación acerca de las injusticias y presionar para que haya una mayor rendición de cuentas.

En las Naciones Unidas tenemos la intención de lograr que la FIFA alcance los niveles de progreso más elevados en estos ámbitos y de ayudar a reunir a todos estos socios para que colaboren en la creación de un mundo con más igualdad de género, que beneficie a todos.

Desde la experiencia que usted tiene por todo el globo, ¿hay alguna acción que recomendaría adoptar al mundo del fútbol para seguir avanzando hacia la igualdad entre sexos?

Hay varias acciones que el mundo del fútbol puede y debe acometer. Primero: pagarles a las jugadoras. Ya he oído demasiadas historias sobre mujeres que juegan gratis o prácticamente gratis, incluso en selecciones nacionales y en países que sin duda pueden permitirse pagar salarios. Esto tiene que acabarse. Segundo: dar cobertura informativa al fútbol femenino. Es una forma de ampliar el público y desarrollar el deporte, que entraña múltiples beneficios. Tercero: invertir en más oportunidades para que las niñas jueguen y se apasionen por este deporte. Tenemos la ocasión de formar a la próxima generación de deportistas e hinchas, eso es positivo para el fútbol femenino, y por muchas razones, sabemos que también es muy positivo para la sociedad.

¿Qué relevancia tiene algo como el fútbol femenino en un país como el suyo, Sudáfrica, en tanto que instrumento para el desarrollo y la educación?

Lo maravilloso del fútbol es su gran universalidad. Lo practica gente de todas las edades y géneros, en canchas profesionales, en callejones o en explanadas en el campo. Por eso tiene un grandísimo potencial como instrumento para el desarrollo y la educación, en todos los países y comunidades. Un ejemplo de Sudáfrica es la iniciativa Grassroot Soccer de Ciudad del Cabo, que utiliza el poder del fútbol para fomentar el empoderamiento de las niñas, ayudar a su sensibilización sobre la salud sexual y reproductiva y mejorar su acceso a los servicios médicos, jurídicos y psicosociales. Al participar en el programa, las niñas de entre 12 y 16 años, muchas de ellas procedentes de zonas que sufren pobreza y violencia, con una alta prevalencia del VIH/sida y limitadas infraestructuras sociales, no solo han tenido la oportunidad de jugar al fútbol en un espacio seguro, sino que también han mostrado un aumento de sus conocimientos sobre el VIH, y se ha registrado una disminución significativa de las experiencias de casos de violencia.

También hemos visto el poder del deporte como herramienta para el desarrollo y la educación en Brasil, en Río de Janeiro, a través del programa conjunto de ONU Mujeres y el Comité Olímpico Internacional Una victoria lleva a otra, que combina el deporte con la educación en habilidades para la vida para empoderar a las jóvenes y las niñas en algunas de las comunidades más vulnerables. Después de ver que las participantes adquirieron confianza, por ejemplo para retomar los estudios, conseguir empleos de calidad y liderar iniciativas comunitarias, el año pasado pusimos en marcha el programa en Buenos Aires, y esperamos desarrollar iniciativas similares con socios en más países todavía.

Las Banyana Banyana han obtenido la clasificación para el que será su primer Mundial Femenino. ¿Qué representa esto para la causa de las mujeres en Sudáfrica?

Como Secretaria General Adjunta de un organismo de las Naciones Unidas, soy funcionaria pública internacional, y oficialmente me resulta difícil decantarme. Pero no sorprenderá a nadie si digo que, además de seguir con mucho interés el juego con la selección brasileña de Marta, nuestra Embajadora de Buena Voluntad, lo considero algo muy importante para las mujeres de Sudáfrica, y también para los hombres. Es la primera vez que la selección femenina de mi país logra la clasificación para el Mundial. Espero que esto aumente su relevancia pública en el país y que, al igual que muchos otros equipos femeninos, consiga el nivel equitativo de recursos que merece.