miércoles 17 junio 2020, 14:07

Ndah, una árbitra que cambia las normas

  • Rosalie Tempa Ndah François fue árbitra internacional

  • La colegiada beninesa actuó en numerosos torneos internacionales

  • Tuvo que superar muchos obstáculos para hacer realidad su sueño

“Durante este periodo difícil de la pandemia que estamos atravesando todos, quisiera transmitir mi apoyo a los deportistas del mundo entero, y más especialmente a toda la familia arbitral, a la que pertenezco. También quisiera dar las gracias sinceramente a la FIFA y a la CAF por haber apostado por mi modesta persona”, insiste en decir Rosalie Tempa Ndah François a modo de preámbulo de esta entrevista concedida a FIFA.com.

Sin embargo, la extraordinaria trayectoria de esta antigua árbitra internacional beninesa de 47 años y peluquera de formación no le debe nada a nadie, solo a sí misma. “De niña veía fútbol por televisión. El fútbol femenino prácticamente no existía en Benín y en la escuela yo jugaba con los chicos. Era muy complicado y lo abandoné muy pronto. Pero al crecer vi que había mujeres que arbitraban”.

Fue toda una revelación, de las que ponen en marcha un destino. Tempa decidió pues volver a enfundarse las botas y hacerse un sitio en la cancha de su barrio, entre los chicos. “Estaba mal visto por la gente, ni siquiera me apoyaba mi familia. Era muy complicado. Al final, fue el entrenador quien me propuso arbitrar los partidos de entrenamiento del equipo”.

Un largo aprendizaje

“Como no sabía nada de las reglas del juego, pitaba como podía y se notaba mucho (risas). Era la árbitra central, la única. No había asistentes”. Entonces quiso informarse sobre las posibilidades de formación en Benín y descubrió la existencia de una Comisión Central de Arbitraje, por lo que decidió seguir sus cursos. “Ahí fue donde aprendí de verdad las reglas del juego. Al mismo tiempo que me formaba, ponía en práctica lo que aprendía en el terreno de juego entrenándome con los árbitros hombres, que estaban muy contentos de que los acompañase una mujer valiente”.

Y Tempa necesitó valentía a lo largo de toda esa etapa de aprendizaje, para actuar en canchas en mal estado, sin delimitar, en un entorno a veces francamente hostil. “La gente podía tirarte piedras, entrar en el terreno de juego para gritar, a veces dar golpes”, cuenta, sin abandonar por un instante su maravilloso humor.

“Donde llegué a adquirir de verdad confianza en mis capacidades fue entrenándome con el Lions de l’Atacora, un equipo masculino de mi departamento. Físicamente, plantaba cara a los hombres, y el entrenador me felicitaba”, recuerda.

El máximo nivel mundial

En 2003, al cabo de ocho años de durísimo trabajo, alcanzó al fin la meta que se había propuesto. Llamó la atención de los expertos de la CAF durante una concentración y fue nombrada árbitra asistente de la FIFA. “Fue una alegría grandísima. Los periódicos hablaban de mí y eso hizo callar a los escépticos. Mis padres se sintieron muy orgullosos de ver lo que había conseguido (risas)”.

Aquello no supuso más que un principio. Ese mismo año, actuó en el torneo femenino de los Juegos Africanos celebrados en Nigeria, llegando incluso a arbitrar la final. Sus prestaciones resultaron tan convincentes que la llamaron para el Torneo Olímpico de Fútbol Femenino Atenas 2004. “Fue verdaderamente impresionante. Se trató de mi primer viaje largo en avión (*risas*). Fue un gran orgullo representar a mi país y a África ante el mundo entero. Aprendí muchísimo estando en contacto con los integrantes de esta gran familia del arbitraje internacional”.

En total, actuó en seis Mundiales Femeninos (sub-20 y absolutos), tres Olimpiadas y seis Copas Africanas de Naciones Femeninas. “Conservo muchos bonitos recuerdos, pero si tuviese que quedarme con uno solo sin duda sería el partido por el tercer puesto de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, entre Alemania y Japón (2-0)”.

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Una reconversión para ayudar a las demás

“Lo dejé en 2017 para reconvertirme en instructora técnica de árbitras”, señala. “Seguía estando en forma, pero tenía ganas de dejar sitio a las jóvenes, dar a otras la oportunidad que yo tuve y consagrarme al desarrollo del arbitraje femenino y africano”.

¿Y cuál es la mayor satisfacción de su carrera de árbitra? “Ver a mujeres progresar en el fútbol. En África, el fútbol femenino tardó en ponerse en marcha, y no ha avanzado tan rápido como en otros sitios. Así que, para mí, no hay nada más lindo que una mujer con el balón en los pies o el silbato en la boca. Una mujer que practica deporte desarrolla su inteligencia y se vuelve más dinámica. Eso permite también emanciparse, viajar, descubrir, hacer amistades”.

“En Benín se están produciendo grandes cambios”, continúa. “Mi ejemplo ha servido de inspiración a varias chicas que han querido reunirse y hablar conmigo. Imparto sesiones de formación e intercambiamos muchas impresiones. El principal consejo que les doy es que no se dejen desanimar y se concentren a fondo en sus objetivos, que no hagan caso a quienes piensan que una mujer en África no sirve más que para tener hijos y cocinar”.

Actualmente, compagina sus actividades futbolísticas con la dirección de un centro de formación de peluquería, además de la asociación ACAL-DR, que organiza proyecciones de películas al aire libre en zonas rurales para informar a la población sobre las buenas prácticas en materia de desarrollo y sensibilizarla sobre distintos temas, como la escolarización de las niñas, las violencias contra las mujeres, las declaraciones de nacimiento, el maltrato infantil o el acoso escolar.

No cabe duda de que, tanto dentro como fuera de las canchas, Rosalie Tempa Ndah François ha logrado cambiar las normas.

Este artículo forma parte de nuestra nueva serie “Las mujeres en el fútbol”, en la que ofrecemos distintas miradas entre bastidores. La semana que viene nos centraremos en Sydney Leroux.