martes 24 marzo 2020, 21:26

Pizarro: Esperanza para Uruguay, ejemplo de vida para todas

  • Una tragedia la puso a prueba, y respondió con creces

  • Es la figura del Uruguay que aspira a CostaRica/Panamá 2020

  • En 2018, anotó el mejor gol del Mundial Femenino Sub-17

“Cuando pasó lo de mamá, no quería jugar más, ni siquiera viajar a Montevideo… Pero mis hermanas me convencieron y mis compañeras me ayudaron un montón”.

Las palabras de Esperanza Pizarro a FIFA.com conmueven: en febrero, a días de sumarse a la selección uruguaya que se preparaba para el Sudamericano Femenino Sub-20, la tragedia llamó a su puerta, al fallecer su madre en un accidente de tránsito.

“Pensé en largar, no encontraba ganas. Había pasado una semana y tenía que decidir si iba o no sumarme al equipo”, continúa la delantera de 18 años.

“Entonces, mis hermanas me recordaron todo lo que mamá había hecho para que sea futbolista. A ella la hacía feliz verme jugar al fútbol, que hiciera goles y se los dedicara. De ahí saqué fuerzas para ir a la selección”.

Allí la esperaban sus compañeras con los corazones abiertos. “Me cuidaron, me animaron si estaba triste… Incluso hoy me escriben para ver cómo estoy. Ellas también fueron muy importantes”.

Pizarro respondió a tanto amor como sabe: aportó 7 tantos para que Uruguay fuera segundo de Brasil en el Grupo B, y avanzara así a la fase final del Sudamericano de la categoría por primera vez en su historia.

El torneo, del que es su goleadora, se suspendió por la pandemia, y pone en juego dos plazas para la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA Costa Rica Panamá 2020.

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Perseverancia, su segundo nombre

Esperanza nunca fue de darse por vencida. “A los cuatro iba la carnicería, y quería ser carnicería; iba a la verdulería, quería ser verdulera. Un día mirando fútbol, les dije a mis padres que quería ser futbolista. ‘Cuando cumplas cinco’, contestaron”.

“Un año después le recordé a mi mamá: ‘Ya tengo edad, ahora llévame’”. Y allí fue Claudia, aunque a su esposo no le gustara la idea, a buscarle clubes por Palmira.

“En el pueblo no había fútbol femenino, y decían que no por ser mujer. Hasta que uno me aceptó para jugar con varones. No fue fácil, o me dejaban de lado o me iban más fuerte por ser nena. Pero mejoré, ellos se acostumbraron y pasé a ser uno más”.

Recién después apareció un equipo de mujeres en Carmelo, a media hora en colectivo, viaje que compartía con su mamá. Allí jugó de golera y de volante central antes de llegar al ataque, gracias a su habilidad, rapidez y olfato goleador.

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La Esperanza celeste

Pizarro se pulió en las juveniles de Uruguay. A los 14 jugó el primero de sus cuatro Sudamericanos, siendo parte del grupo que, como anfitriona, disputó el Mundial Femenino Sub-17 en 2018.

Uruguay no pasó la fase de grupos, pero su mamá la vio marcarle a Finlandia el Mejor Gol del Torneo.

Ese plantel es ahora la base de la selección sub-20 que busca un cupo en el próximo Mundial, tras una primera fase donde sumó tres victorias y una derrota.

“Hay mucho mérito de Ariel Longo: desde su llegada, todas las selecciones femeninas han crecido trabajando en silencio. Aquel Mundial nos ayudó a sumar experiencias para este sub-20 y para la mayor”, recalca Pizarro, quien ya debutó con la absoluta.

La autoridad con la que Uruguay avanzó al cuadrangular final no la sorprende. “Sabía que podíamos terminar atrás de Brasil, que está por encima nuestro”.

Y si bien tras regresar de Argentina quedó en cuarentena en Montevideo, en casa de su compañera Valentina Morales, saca algo positivo de la suspensión. “Podemos analizar mejor a los rivales, hacer autocrítica y corregir errores”.

Sí la sorprende, admite, ser la máxima artillera del torneo. “Como goleadora lo deseaba, pero no lo imaginaba. Llevo varios goles en Sudamericanos y nunca me había pasado”.

Pizarro acumula 2 hat-tricks. Con uno más igualará la marca de Marta, única jugadora en marcar tres en un Sudamericano de la categoría. “Sería un honor porque es mi gran referente. ¿Sabés lo difícil que es llegar a la cima del fútbol mundial desde Sudamérica?”.

Igual, aclara, “el gran objetivo es la clasificación al Mundial. El resto puede esperar”.

Incluso emigrar al exterior. “Ya estuve a prueba en el Inter de Brasil y me volví. Además, firmé con Nacional y empiezo a estudiar Fisioterapia”, explica Pizarro, la primera jugadora en firmar un contrato profesional en Uruguay.

Por todo esto, con apenas 18 años, ya es referente del fútbol femenino en su país, aunque ella no lo vea todavía. “Quizás algún día me de cuenta. Hoy no creo ser diferente a nadie y solo hago mío”.