Daebritz, una campeona mundial sub-20 en la final olímpica

Suele decirse que incluso los más grandes tienen que empezar desde abajo. La máxima es perfectamente aplicable a Sara Daebritz, que el viernes buscará la medalla de oro con la selección alemana femenina. La centrocampista, que tiene actualmente 21 años, ya brilló con luz propia en la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA Azerbaiyán 2012, donde demostró un enorme potencial que para muchos la convirtieron en una de las estrellas del certamen.

Muchas han sido las jugadoras que han demostrado ya que la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA puede ser un trampolín hacia una carrera de éxito, como Alexandra Popp y Dzsenifer Marozsán, que disputaron su primer certamen mundialista en la categoría sub-17. "Las dos son para mí ejemplos a seguir que ya han hecho grandes cosas a pesar de su juventud. Es impresionante. Todavía son muy jóvenes y ya juegan en la selección absoluta. Se puede aprender mucho de ellas", declaró Daebritz en Azerbaiyán 2012.

Cuatro años después de la cita azerbaiyana, nuestra protagonista se ha convertido en uno de los pilares del combinado que dirige Silvia Neid y en Río 2016 busca el oro olímpico junto con las jugadoras que otrora fueron sus ídolos. "Sara ha hecho progresos extraordinarios en todos los aspectos, como ha demostrado con su sobresaliente rendimiento en lo que va de competición", declara la seleccionadora alemana en alusión a su pupila. Y es que ese rendimiento también se ha reflejado en goles, puesto que, en la actual cita olímpica, la centrocampista nacida en la localidad bávara de Amberg ha anotado ya tres tantos, el último de ellos en la semifinal frente a Canadá. Las defensas rivales ya saben que deben estar muy pendientes de esta joven centrocampista que ha demostrado poseer un olfato especial para el gol.

"El tanto que marqué en la semifinal fue muy importante, porque supuso el 2-0 y nos dio tranquilidad. Además, llegó en un momento clave, porque Canadá se estaba yendo arriba y nos estaba poniendo en apuros. La verdad es que el gol nos vino estupendamente", explica Daebritz a FIFA.com. "De todas formas, ni siquiera con un 2-0 a favor te puedes relajar. En el fútbol todo puede cambiar en un instante. Un gol de Canadá nos hubiera puesto en una situación muy comprometida. Mantener la portería a cero fue algo verdaderamente positivo para nosotras. Nos defendimos muy bien durante todo el partido, aunque al final nos metimos un poco atrás ante el empuje de las canadienses. Con todo, creo que supimos gestionar bien la situación", analiza.

De Belo Horizonte a Río La centrocampista del Bayern Múnich ya sabe lo que es ganar títulos. En 2013, Daebritz se proclamó campeona de Europa con Alemania, mientras que un año después conquistó la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA que se celebró en Canadá. Su presencia en la actual cita olímpica supone para ella la proverbial guinda sobre el pastel. "Los Juegos Olímpicos tienen una gran importancia para mí. Todas las jugadoras jóvenes sueñan con representar algún día a su selección absoluta y con disputar grandes certámenes internacionales. Los Juegos son una cita diferente de cualquier otra, porque se trata del acontecimiento deportivo más grande del mundo. Estar aquí es para mí algo muy especial", asegura.

El sueño ahora es coronar la experiencia olímpica con una medalla de oro. Un día después de la victoria frente a Canadá, el combinado alemán se trasladó a Río de Janeiro, donde el viernes disputará la final contra Suecia. ¿Qué espera nuestra protagonista de la estancia en Río?

"Ahora tendremos la oportunidad de vivir el verdadero ambiente olímpico. Nos alojaremos en la Villa Olímpica y será estupendo ver cómo funciona todo desde dentro. En cualquier caso, nosotras estamos centradas en nuestra final. Sólo tenemos dos días para recuperarnos. Cuando pienso que vamos a jugar en Maracaná casi no me lo puedo creer. Alcanzar la final era nuestro objetivo y nuestro sueño desde que empezamos a preparar el certamen, y lo hemos conseguido, así que ahora queremos conquistar la medalla de oro", concluye.