martes 28 junio 2016, 02:21

La inspiración paterna de Emily

Tener un atleta olímpico en la familia es algo muy especial, tener dos es, sencillamente, extraordinario. Si todo sale según lo previsto, la familia Van Egmond podrá celebrar tamaño hito en agosto.

Emily van Egmond se prepara para representar a Australia en el Torneo Olímpico de Fútbol Femenino en Río. Allí, la jugadora seguirá los pasos de su padre, Gary, quien formó parte de la selección australiana de fútbol en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988.

Es una gesta poco común, aunque no inédita. La futbolista noruega Isabell Herlovsen, olímpica en Pekín 2008, también seguía una tradición familiar ya que su padre, Kai, disputara 24 años antes los JJOO de Los Ángeles.

Sin embargo, la hazaña de los Van Egmond tiene un ingrediente más. Gary formará parte del cuerpo técnico de las Matildas en Río 2016, en calidad de segundo entrenador.

Guía paterna Australia se enfrentará a Alemania, Canadá y Zimbabue en Río 2016, donde Emily, con sus elegantes y medidos pases, ocupará un puesto destacado en el mediocampo del equipo. Cuando salte al terreno de juego del Arena Corinthians el 3 de agosto, completará el círculo de una relación futbolística que comenzó en los campos de Sídney hace dos décadas. En esta ciudad, Emily se inició en el fútbol a los cinco años, bajo la batuta de su padre, quien muy pronto alcanzaría el éxito como profesional y ganaría una A-League con el Newcastle Jets.

En cuanto a Emily, su carrera ha seguido una trayectoria ascendente desde que entró en la liga nacional con 15 años. Actualmente, a sus 22, ya ha participado en dos Copas Mundiales Femeninas de la FIFA™.

A finales del año pasado, Gary accedió al cargo de ayudante del seleccionador de la Matildas, Alen Stajcic, y las carreras de los dos Van Egmond se cruzaron. “No he notado ninguna diferencia con mi padre en la selección”, aclara Emily a FIFA.com. “Fue mi entrenador durante la mayor parte de mis años de juvenil, incluso en la sub-6, porque él no podía remediarlo”, añade la mediocampista del 1.FFC Fráncfort entre risas.

Gary Van Egmond se desempeñó como central durante toda su carrera. Disputó tres partidos en Seúl 88, donde Australia llegó a las fases eliminatorias de una competición mundial por primera vez en su historia.

“Me ha dicho que se trata de una oportunidad única en la vida y que la aproveche al máximo”, comenta Emily sobre los consejos que le ha dado su padre ahora que está a punto de convertirse en atleta olímpica. “No todo el mundo puede vivir un momento así. No pasa todos los días”.

“Cuando era pequeña, no sabía apreciar cabalmente la importancia que esto tenía, pero conforme me he hecho mayor, he comprendido que los Juegos Olímpicos son una de esas experiencias que hay que disfrutar al menos una vez en la vida”, añade.

Las Matildas rebosan optimismo Australia se prepara con absoluta confianza para Río 2016. Tras haber alcanzado los cuartos de final en el Mundial femenino del año pasado, las Matildas subieron el listón de su juego en la fase de clasificación olímpica. Derrotaron a dos antiguas bestias negras, Japón y la RPD de Corea, y un espectacular disparo desde lejos de Van Egmond contra la RP China hizo posible que Australia se anotara un pleno de imbatibilidad en los cinco partidos disputados en la campaña.

“Sin duda alguna, tenemos la moral muy alta después del clasificatorio”, ha declarado la estrella de las Matildas. “Lo más importante es mantener los pies en el suelo y tratar de repetir el éxito en una máxima competición, porque es ahí donde realmente cuenta”.

No parece probable que Australia vaya a sufrir de exceso de confianza en Brasil. De hecho, Van Egmond padre impartirá lecciones sobre todo lo que aprendió en Seúl hace casi tres décadas. “Tengo mucha suerte de compartir esta experiencia con mi padre”, asegura Emily.

“Es el primero que está dispuesto a apretarme las tuercas, más que nadie. Aporta un gran caudal de experiencia al equipo, y creo que a las chicas les está gustando aprender de él. Estamos disfrutándolo mucho, sin lugar a dudas”, concluye.