“El Presidente de la FFF me ha marcado el objetivo de llegar a la final”. Esas fueron las palabras de la seleccionadora de Francia, Corinne Diacre, el 2 de mayo, en el momento de anunciar su lista definitiva de 23 jugadoras para la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2019™.

Casi dos meses más tarde, el combinado francés está más cerca de alcanzar esa meta. Jugará los cuartos de final contra Estados Unidos, actual campeón del mundo y favorito para el título. Pero la entrenadora, a pesar de dejar claras las ambiciones de las suyas, también matizó sus declaraciones en vísperas del torneo. “A día de hoy, nada me permite decir que Francia va a llegar más allá de los cuartos y mejorar la actuación de 2011. Pero sí tenemos la ambición de conseguirlo”, señaló.

La edición de 2011 supuso el mejor desempeño de las francesas en un Mundial. Su trayectoria se vio frenada entonces en semifinales precisamente ante las Barras y Estrellas, en el único encuentro entre ambos países en el certamen.

En aquella prueba, después de eliminar a Inglaterra en la tanda de penales de los cuartos de final, las francesas acabaron sucumbiendo por 3-1 ante las norteamericanas, que marcaron a través de Lauren Cheney, Abby Wambach y Alex Morgan, quien continúa en el conjunto actual, por un tanto de Sonia Bompastor.

Las Bleues aceptaron aquel veredicto con filosofía. “En mi primer Mundial, el de 2011, ya ganamos por el simple hecho de jugar, y es cierto que llegar a semifinales fue algo sencillamente extraordinario para nosotras”, recuerda Eugénie Le Sommer, máxima goleadora francesa en activo y que entró en juego en el transcurso de la semifinal.

Pero ahora lo importante ya no es apenas participar en un Mundial en casa: el estado de ánimo de las francesas ha cambiado por completo. No hay una sola conferencia de prensa en la que no se pronuncien las palabras “final” o “7 de julio”. ¿Y qué es lo que les permite creer en ello?

En primer lugar, los planteles no son los mismos. Estrellas como Wambach, Hope Solo o Shannon Boxx han dejado la selección estadounidense, y la estructura de la francesa también ha cambiado notablemente. Bompastor, Laura Georges, Sandrine Soubeyrand, Camille Abily, Elodie Thomis y Louisa Necib han vaciado sus taquillas para dejar sitio en el vestuario a los nuevos puntales, como Wendie Renard y Le Sommer, dos jugadoras que fueron reservas en la semifinal de 2011.

La actual capitana, Amandine Henry, y la guardameta Sarah Bouhaddi, que suma 144 internacionalidades, ni siquiera habían sido convocadas para aquel torneo.

Además, Francia lleva tres partidos sin perder ante las discípulas de Jill Ellis, con un balance de dos victorias, un empate y tres goles a favor. “Con Bruno Bini [el exseleccionador], no todas las chicas que teníamos eran profesionales. Había todos los perfiles de oficios que se pueden encontrar en la vida social”, explica Philippe Joly, técnico asistente de Diacre.

“Ahora el profesionalismo hace que sean capaces, atléticamente, de realizar esfuerzos distintos. Es posible que tengamos algo más de medios con los que triunfar”.

Una victoria en este duelo en la cumbre haría que las francesas siguiesen avanzando hacia la ansiada final y confirmaría además el cambio radical que ha experimentado el fútbol femenino del país, así como sus ambiciones. Sin embargo, Elise Bussaglia, que pasó por la dura derrota de 2011, ve ya un poco más lejos.

Los aficionados que quieran asistir a la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2019 todavía pueden adquirir entradas enwww.fifa.com/tickets, así como en las taquillas de los estadios, para los partidos restantes en los que aún quedan boletos disponibles para el público general.

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