Era el partido del todo o nada. Chile necesitaba ganar por 3-0 a Tailandia para clasificar a los octavos de final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA Francia 2019. Las chicas de la Roja prometieron darlo todo y vaya que si cumplieron.

Chile jugó su mejor partido en Francia. Anotó sus primeros goles mundialistas, logró su primera victoria, pero todo se sintió como una derrota. Porque en el minuto 86, la árbitra concedió un penal a la Roja que podía suponer el soñado 3-0. La talentosa Francisca Lara asumió el reto pero estrelló un penal en el travesaño. Y ahí terminó todo.

“Es el primer mundial femenino al que clasificamos en cancha y nos ha costado más de diez años. Queríamos pasar a la siguiente fase y lo dimos todo, pero no se pudo. Estoy orgullosa de cada una de mis compañeras, del cuerpo técnico, de todos”, decía María José Urrutia, elegida Jugadora del Partido, entre lágrimas al salir de la cancha.

Con su trofeo en la mano, Urrutia expresó su orgullo por lo alcanzado y lanzó una petición: “Espero que esto no se quede acá y que en Chile siga creciendo el fútbol y el deporte femenino en general. Tiene que haber ganas de las niñas e interés de los demás. Ya demostramos que nada lo impide. Necesitamos también el apoyo de las familias. Es súper importante.”

La capitana Christiane Endler, por su parte, valoró el gran esfuerzo del equipo: “Es un sueño hecho realidad estar acá por primera vez. Espero que no sea la última, que esto sea el inicio de algo grande para Chile, que podamos estar en los próximos mundiales. Estoy decepcionada, pero tranquila porque lo dimos todo”.

A lo largo de la noche, en la que se hizo difícil conciliar el sueño, las jugadoras dejaban sus impresiones en las redes sociales, incluida Francisca Lara, quien sabe que el fútbol le dará una revancha:

Más allá del sufrimiento de haber estado tan cerca, hay una lección clara. Chile, un país donde la liga local aún es amateur, pasó de haber desaparecido del Ránking FIFA, a clasificar a su primer Mundial femenino y pelear hasta último minuto por la clasificación a octavos de final, en solo tres años.

Una victoria enorme que le pertenece a las jugadoras por su lucha incansable para ser competitivas en la cancha. Son las espartanas que han logrado el cambio. Su futuro es brillante y su legado, histórico.