domingo 07 junio 2020, 06:58

Diacre: "Un sueño se convirtió en realidad"   

  • Este 7 de junio se cumple el primer aniversario del pitido inicial de Francia 2019

  • Corinne Diacre, seleccionadora de las Bleues, rememora el certamen para FIFA.com

  • "El interés mediático en torno a esta Copa Mundial superó todas las expectativas"

Este domingo, 7 de junio, hace exactamente un año que el balón echó a rodar por todo lo alto en Francia 2019 con la rotunda victoria del país anfitrión frente a la República de Corea (4-0) en el Parque de los Príncipes.

Con ocasión del primer aniversario del pitido inicial de la mejor Copa Mundial Femenina de la historia, la seleccionadora de las Bleues, Corinne Diacre, repasa con FIFA.com la trayectoria de las francesas, el interés popular y mediático sin precedentes suscitado por una competición que batió todos los récords y su balance al timón de las Tricolores.

Corinne, ¿recuerda cómo se sentía hace exactamente un año?

Todo el mundo tenía muchas ganas de que comenzara la competición. Nosotras habíamos iniciado la preparación a comienzos de mayo, así que las chicas estaban impacientes por pasar a la acción. No había nerviosismo, más bien impaciencia y ganas.

¿Quedó satisfecha con el debut frente a Corea del Sur?

Excedió mis expectativas, francamente. Ganábamos por 3-0 al descanso, el resultado estaba prácticamente sentenciado. Tras 5 o 10 minutos de incertidumbre, las jugadoras supieron jugar como saben hacerlo y lograr el éxito. Además, con un público tan numeroso y semejante ambiente, el deseo de hacerlo bien se multiplicó.

¿Cómo vivió ese fervor popular?

La selección de Francia acostumbra a jugar ante 20.000 o 25.000 espectadores, dependiendo de la capacidad del estadio. Pero jugar en un Parque de los Príncipes lleno hasta la bandera, con las inmediaciones del estadio llenas de público esperando la llegada del autobús, las banderas azules, blancas y rojas… Fue sencillamente fenomenal. Soñábamos con eso delante del televisor, cuando veíamos lo que pasaba con la selección masculina, y ese sueño se convirtió en realidad. Eso nos hizo mucho bien.

El choque de octavos de final contra Brasil fue muy duro y muy reñido. ¿Esperaba algo así?

La verdad es que sí. Brasil tiene muchas cualidades, jugadoras que son estrellas y no se pierde jamás ni un gran torneo internacional. Eliminarlas fue un gran logro, pero al mismo tiempo para nosotras era imposible cruzarnos con ellas ya en octavos. Sin embargo fue así porque terminaron terceras de grupo. Son las vicisitudes de un torneo, aunque a nosotras no nos facilitó la tarea, eso es cierto. Nos dejamos las fuerzas en ese partido porque llegamos hasta la prórroga. Treinta minutos más, eso pasa factura, y sobre todo con el calor.

En retrospectiva, ¿piensa que podían haberse impuesto a las americanas, que las eliminaron en cuartos de final (1-2)?

Conocíamos las cualidades de las americanas, pero Francia también posee las suyas. En eliminatorias a un partido, todo es posible siempre. Buscamos entorpecerlas y jugar nuestras bazas, es más, les causamos problemas. Lamentablemente, no conseguimos encontrar hueco lo suficientemente rápido, y sobre todo, habíamos recibido el primer gol en contra demasiado pronto. Algunas jugadoras abordaron el partido con demasiada presión, y hubo una serie de errores al comienzo… Eso fue lo que nos lastró.

En las Bleues se percibió una falta de confianza, que es precisamente uno de los puntos fuertes de las estadounidenses…

Sí, ciertamente la cultura es completamente diferente. Pese a todo, dominamos durante bastante tiempo en ese encuentro. El problema es que no supimos marcar durante ese periodo de dominio, que duró entre 20 y 25 minutos. Ahí es donde ellas marcaron el segundo gol, en una contra, mientras nosotras estábamos muy lanzadas al ataque. Nos faltó esa facultad de creer hasta el final.

La selección masculina de Francia tardó mucho en ganar una gran competición (Eurocopa 1984). ¿Qué le falta a la femenina para plantarse en una final y ganar?

Hay que seguir acumulando experiencia en esos grandes torneos mundiales. Desafortunadamente, no estaremos en el próximo Torneo Olímpico, y es justamente el tipo de competición que te hace progresar. Tenemos esa barrera fatídica de los cuartos de final que no conseguimos superar desde 2012. Más allá del rival, tenemos como una nube gris encima que nos persigue y que además hace que disputemos menos partidos, dado que no llegamos tan lejos como podríamos. Nos falta esa costumbre de figurar siempre entre las cuatro mejores. Pero llegaremos, estamos trabajando para lograrlo.

Sin contar a las Bleues, ¿le llamó la atención especialmente alguna jugadora durante ese torneo?

La americana Rose Lavelle me causó una enorme impresión en el mediocampo. El gran público no la conocía antes de esta Copa Mundial, pero ella ha sabido, con el tiempo, hacerse con la titularidad. Hablé con Jill Ellis después del certamen y alabó sus cualidades, tanto humanas como futbolísticas. Para mí, ella fue la revelación de su equipo y del torneo.

¿Cómo vivió la presión mediática en torno a esta Copa Mundial?

Es cierto que hay cada vez más demanda mediática, pero no va a ser una exjugadora de los años 90-2000, que sabe lo que es el cuasi anonimato del fútbol femenino, la que se queje (risas). Sería injusto para nuestras predecesoras, las anteriores generaciones, que lucharon por este reconocimiento. Pienso en todas esas exinternacionales que habrían soñado con vivir eso. Por otra parte, la mediatización tiene sus ventajas y sus inconvenientes y hay que aceptarlo. El interés mediático en torno a esta Copa Mundial superó todas las expectativas, y todos los que descubrieron la disciplina con motivo de esta ocasión se llevaron una impresión positiva.

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¿Le molestaron algunas críticas?

Nos prometieron el mismo tratamiento que a los hombres. A partir de ahí, no nos podíamos sorprender. Conocíamos las reglas del juego. Lo importante es conseguir protegerse y mantener las prioridades.

Durante esta Copa Mundial, ¿le conmovió ver el camino recorrido por el fútbol femenino desde su época como jugadora?

Viví emociones muy fuertes, especialmente en el momento de la Marsellesa con todo el público cantando. Luego, es una competición y no te puedes dispersar. A menudo me acusaron de parecer fría… Lo que estaba es muy concentrada en nuestro objetivo, centrada en lo que pasaba sobre el césped. No te puedes permitir el lujo de dejarte llevar ni un instante para contemplar al público. A mí la concentración me puede hacer parecer fría, quizás más de lo normal (risas).

¿Hay algún entrenador que le inspire?

No tengo un modelo en particular, pero me inspiro en muchos entrenadores leyendo sobre ellos o hablando con ellos. Tengo la suerte de participar en el Programa de formación de entrenadoras de la FIFA que me permite establecer una relación diferente con otros entrenadores, intercambiar impresiones regularmente. Encuentro que este programa ha eliminado algunas barreras y nos ha permitido salir de la competición e intercambiar impresiones sin la presión del resultado, de manera más relajada y constructiva.

Su balance como seleccionadora es el mejor de la historia de las Bleues (35 partidos, 27 victorias, 4 empates y 4 derrotas). ¿Es un motivo de orgullo?

¡Usted es el primero que me lo dice! (risas). Yo no lo llamaría orgullo, sino satisfacción del trabajo realizado con el equipo técnico, incluso si aún nos falta esa gran victoria. Es sin duda por eso que nuestros buenos resultados pasan desapercibidos. Pese a todo, todas esas victorias nos proporcionan una buena base que solidifica el grupo y le permite ir acumulando experiencia.

Para terminar, ¿cómo ha vivido este periodo de confinamiento, sin partidos que preparar ni jugadoras que supervisar?

Pues a fin de cuentas, bastante bien. Descansé al principio del confinamiento. Como no teníamos más compromisos a corto o medio plazo, pude relajarme de verdad. ¡Creo que digerí la Copa Mundial a finales de marzo de 2020! Después, el hecho de quedarme en casa me ha permitido hacer un balance en profundidad de la última temporada, y también mirar hacia el futuro, trabajar y reflexionar en profundidad con mi equipo técnico sobre cómo será el juego de la selección francesa en el futuro.