sábado 13 agosto 2016, 08:46

El momento de éxtasis de una pionera brasileña

  • Estrella de EE.UU. 1999, terminó en lo más alto de la tabla de goleo

  • Habla de los recuerdos de los torneos, incluido el gol emblemático contra Japón

  • Sissi: "Fue la experiencia de mi vida"

La reina del fútbol femenino brasileño. La indiscutible dueña de la camisa 10 de Brasil. El gran talento goleador de la Canarinha. La más solicitada en la caza de los autógrafos. No, no hablamos de Marta. Porque esos titulares son de finales de los años 90’, cuando Marta apenas empezaba a despuntar. Entonces, sobre ese mítico 10 lucía otro nombre, el de una baiana, Sissi.

Sisleide Lima do Amor fue durante años la referencia, una de las pioneras que puso a la Seleção en el mapa internacional. Vivió su mayor momento de gloria durante la Copa Mundial Femenina de la FIFA EEUU 1999 donde, además de la medalla de bronce, conquistó la Bota de Oro adidas, compartida con la china Sun Wen, y el Balón de Plata.

“Aquel Mundial fue algo impresionante”, recuerda en su charla en exclusiva con FIFA.com. “Todavía me pone los pelos de punta recordarlo. Fue la experiencia de mi vida”.

En nuestro recorrido por los momentos inolvidables de la historia de esta competición, era obligado rebobinar hasta esta edición para rescatar el golazo con el Sissi metió a Brasil en las semifinales.

Les situamos. El partido de cuartos de final, disputado el 1 de julio de 1999, las enfrentaba a Nigeria en Washington. A los 35 minutos, las brasileñas ganaban por 3-0. Pero en la segunda mitad, las nigerianas consiguieron nivelar el marcador en el 85, forzando la prórroga. “Nos acomodamos. Llegamos al descanso pensando que el partido estaba ganado. Las nigerianas lo notaron y se aprovecharon”. Así explica Sissi la inesperada emoción que cobró el encuentro.

En el minuto 105’, la árbitra pita falta a 20 metros de la portería nigeriana. Escorada a la izquierda. Sissi toma aire y con su zurda ejecuta un magistral tiro libre. Poste... y red. “En aquel momento sentí que haríamos historia. Que era nuestro momento”, comenta la protagonista.

“Aquel gol… aún hoy me resulta difícil no emocionarme cuando lo veo. Ese partido, sin dudas, cambió mi vida. Fue el primer gol de oro del fútbol femenino”, recuerda con orgullo. Entonces todavía estaba vigente esa regla que ponía punto y final a un partido cuando se anotaba un gol en la prórroga.

Histórico. Y también golazo. Se movió la red y Sissi corrió y corrió, sin dirección pero con intención. “Me volví loca en esa carrera. Tenía esa presión de mostrar al pueblo brasileño que las chicas teníamos condiciones de jugar al fútbol. No era cuestión de compararlo con el masculino, lo que queríamos era reclamar nuestro propio lugar. En aquel momento grité para que todo el mundo escuchara que estábamos allí, que merecíamos que respetasen nuestro trabajo, que reconociesen nuestras condiciones”.

“Luego no podía dormir porque tenía la adrenalina a tope. Aquel gol fue uno de los goles más importantes de mi vida”, admite.

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Goleadora inesperada

Fue su séptimo gol en el torneo. Algo más que insospechado si se tienen en cuenta dos factores. “Nunca fui jugadora de hacer muchos goles. Mi papel era, más bien, dar asistencias. Cuando empecé a marcar goles en aquel Mundial hasta yo misma me sorprendí”, dice riendo. “Yo era la creadora de las jugadas, no la que hacía los goles”.

Y además de su reconversión, Sissi, que entonces tenía 32 años, llegaba a aquella cita lesionada. “Antes del Mundial tuve una contusión en la cara jugando al futsal. Consideraron la opción de una cirugía, pero yo no quise porque no quería perderme el Mundial. No sé, intuía que algo especial podía ocurrir. Jugué con fractura en el rostro y no tuve ningún problema, por suerte”, explica.

Apuesta arriesgada, pero ganadora. Y los trofeos están a buen recaudo en su casa, que hoy en día está California, en Estados Unidos, donde Sissi trabaja como coordinadora de las categorías de base del fútbol femenino en el Solano College.

“La camiseta número 10 de aquel partido es una de las pocas que conservo, porque solía intercambiarlas. La Bota de Oro y el Balón de Plata también me los traje de Brasil. A veces las llevo al club para que las niñas se saquen fotos. Y es una manera de inspirarlas y motivarlas”, explica.

La selección de Brasil caería el 4 de julio en semifinales ante las anfitrionas del Mundial (2-0), pero Sissi y sus compañeras se recompusieron para superar en la tanda de penales a Noruega en la pelea por el bronce. “Fue un Mundial histórico que dio reconocimiento internacional al fútbol femenino”, recalca.

En este salto a la actualidad, cabe aclarar que Sissi se declara admiradora de quien heredó su número 10. “Marta es una jugadora fuera de serie. La conocí cuando yo jugaba en Vasco da Gama en nivel profesional y ella en juvenil. Y ya se veía que era una jugadora especial, fuera de serie. La afición cree que hay competencia entre las dos, pero todo lo contrario. Nuestros estilos son muy diferentes. Ella nació con un don y yo la respeto muchísimo. Cada generación tiene sus referentes, y Marta es ahora la que mejor representa al fútbol brasileño femenino”.

Sissi poses for a picture ahead of the 66th FIFA Congress at Presidente InterContinental Hotel Mexico City on May 11, 2016 in Mexico City.  (Photo by Alexander Hassenstein - FIFA/FIFA via Getty Images)